Pensar de más, la parálisis por análisis, y dejar que nuestra imaginación sea libre para atacar problemas que puede que ni siquiera ocurran son algunas de nuestras debilidades más grandes. Llevan a tener mucha ansiedad y, podríamos argumentar que son los síntomas de problemas mucho más grandes: inseguridad y un perfeccionismo muy arraigado.
Todos hemos convertido colinas en montañas en algún momento de nuestras vidas, y es algo que todos tenemos en común, Pandas. Para mostrar el alcance de lo que es pensar de más, Bored Panda armó esta lista sobre el lado más cómico y liviano del asunto. (Solo esperamos que sea lo suficientemente bueno para ustedes; pero ¿y si no lo es? ¿Qué vamos a hacer si a alguien no le gustan nuestros memes?
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Suzanne Degges-White, una consejera licenciada, profesora y presidenta del Departamento de Terapia y Educación Superior en la la Universidad de Illinois del Norte, fue lo suficientemente amable como para explicarle a Bored Panda sobre las consecuencias de sobreanalizar, cómo se relacionan con la ansiedad y al perfeccionismo, y cómo terminar con ello.
“¡Una de las consecuencias negativas principales de pensar demasiado es que terminas perdiendo oportunidades! Pensar de más puede llevar a la procrastinación, debido a que uno trata de examinar las opciones o las circunstancias con demasiada atención y durante mucho tiempo. Pensar demasiado también puede llevar a la parálisis y a no avanzar o arriesgarse, ya que el sobreanálisis genera estrés y ansiedad cuando pasas demasiado tiempo centrado en el ‘¿Qué puede salir mal?’ frente a los ‘¿Y sí?’ de la vida”, nos contó la profesora Degges-White sobre el impacto que tiene pensar de más en la vida diaria.
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La profesora Degges-White, de la Universidad de Illinois del Norte, nos contó que pensar demasiado puede ser producto de ansiedad de rendimiento, tomar la decisión equivocada, o una experiencia pasada. Además, también puede ser el resultado de una tendencia natural a sobreanalizar las cosas.
“Los perfeccionistas son definitivamente pensadores en exceso, ya que se preocupan por las fallas pequeñas y por lo que pueden hacer para evitarlas. Los perfeccionistas pueden enroscarse con su necesidad de alcanzar la perfección y se concentran en los detalles más pequeños, por lo que son incapaces de comprometerse plenamente con algo, ya sea entregar un proyecto en la escuela o el trabajo o comprometerse con una relación si sienten que ellos o su pareja no son ‘perfectos’”.
El primer paso para luchar contra la tendencia a pensar y analizar demasiado las cosas es darse cuenta de que, en verdad, pensamos demasiado en las cosas. “Una vez que uno se da cuenta de que le da demasiada vuelta a las cosas, es el momento de decirse uno mismo que ‘ya fue suficiente’. Nuestras mentes irán a donde les resulte más cómodo ir, y por la razón que sea, nuestros cerebros parecen disfrutar de tener que preocuparse un poco”.
Degges-White compartió algunos trucos geniales para dejar atrás el hábito de pensar de más:
- “Reemplaza las preocupaciones sobre ‘lo que puede salir mal’ por pensamientos sobre ‘lo que podría ir bien’. En lugar de malgastar energía mental en pensamientos negativos, especialmente cuando son cíclicos y no llevan a ninguna parte. Recuérdate a ti mismo que debes concentrarte en las posibilidades positivas.
- Acepta que tu mejor esfuerzo es suficiente y que la perfección, en la mayoría de las cosas, no es alcanzable. Y eso está bien.
- Cuando intentes tomar una decisión, practica con la primera respuesta que se te ocurra. La mayoría de nosotros sabemos lo que queremos hacer, pero dejamos que nuestra cabeza se enrede pensando demasiado en las posibilidades; simplemente sigue tu instinto y ve lo que sucede.
- Acuerda un tiempo para pensar en un problema. Cuando contenemos el “espacio” para pensar demasiado, nos ponemos parámetros y perdemos menos tiempo en pensar de más y deliberar. Algunas personas empiezan a dejar de pensar en exceso mucho antes de que suene el temporizador: aprenden que no es productivo”.
La entrevistada advirtió que “si uno está demasiado enroscado en pensar demasiado en una situación, se puede perder una oportunidad”. En resumen, analizar demasiado las situaciones puede significar que no podamos ver al mundo que nos rodea. Y eso puede, a su vez, afectar nuestra calidad de vida.
“Cuando dedicamos toda nuestra energía mental a repasar todos los posibles resultados de una decisión, existe la posibilidad de que nos convenzamos de no hacer nada, debido a la atracción casi magnética que los resultados temerosos ejercen sobre nuestro cerebro”, explicó, y detalló que pensar de más puede llevar a que tengamos una actitud más temerosa, más pasiva.
“Para reducir el exceso de pensamiento, tenemos que entrenarnos para confiar en nuestras primeras impresiones e instintos y comprometernos con una decisión”, dijo. Tenemos que aprender a confiar más en nuestros instintos.