El acoso escolar es horrible. Sin importar la edad, es un acto opresivo que debe detenerse a tiempo. No obstante, cuando la intervención de otras personas no es suficiente, las víctimas del bullying tienden a optar por la justicia por mano propia, lo cual puede tornarse mucho más complicado. Puede que, para la mayoría de la gente, vengarse de los bullies no sea la mejor opción si queremos sentirnos bien con nosotros mismos, pero hay gente que lo ha hecho y ha logrado salir de la situación feliz y orgullosa.
Un usuario decidió realizar una pregunta en el subreddit r/AskReddit con respecto a este tema y esta fue: “Para aquellos que han logrado vengarse de sus bullies: ¿Qué fue lo que sucedió?”, y recibió cientos de historias sobre cómo distintas clases de personas lograron vencer a sus opresores.
La pregunta recibió más de 5,9 mil votos positivos y 4,3 mil comentarios. Continúen leyendo el artículo para ver las historias que se contaron en el subreddit, las cuales van desde venganzas pequeñas e inteligentes hasta situaciones totalmente salvajes y descabelladas.
Más información: Reddit
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Aprendí a pelear y le di una paliza.
No volvió a molestarme desde ese momento.
Me metí en problemas en la escuela, pero cuando llamaron a mi padre para decirle que me había peleado, él les respondió: “Sí, seguro, yo pagué por las lecciones. ¿A quién golpeó? ¿A esa basura que lo molestaba?”.
No me metí en problemas en casa.
Me metí en problemas. Todo el mundo sabía que era un bully, hasta los profesores, así que un día lo golpeé porque estaba molestándome. Me enviaron a la oficina del director, blablabla me dieron el discurso de siempre y el director me dijo que debía pedirle disculpas por escrito. Obviamente lo hice, pero como solo tenía 6 años, mi letra era espantosa (y todavía lo es). Cuando le dí la carta, me dijo: “Tienes una letra horrible”, y le pegué de nuevo.
Una chica llamada Saura (vete a la m*erda, Saura) me enviaba amenazas por teléfono cuando iba a la secundaria. Esto comenzó a ocurrir luego de que intentara suicidarme con una sobredosis debido al grave acoso escolar que padecía y a la depresión que esto me causó. Toda la escuela se enteró porque uno de los profesores lo contó y ella trató de usar esa información para su beneficio.
¿Qué fue lo que hice cuando me envió diez mensajes de voz?
Logré que la arrestaran por acoso, así que no solo sus padres se enteraron de que era una bully cuando la policía apareció en su casa sino que también escucharon los mensajes que me enviaba por teléfono. ¡Que te diviertas siendo una decepción para tu familia!
En quinto o sexto grado, había un gigantesco imb*cil que solía meterme la cabeza dentro de las fuentes, llamarme “gordo” y muchas cosas más. Bueno, un día, pidió permiso para ir al baño y, mientras él estaba allí, yo también pedí permiso para ir. Después de que se fue, puse un trapo dentro del lavabo y dejé la canilla abierta logrando así que el baño acabara inundándose. Se metió en grandes problemas a causa de ello y ni siquiera me consideraron como sospechoso porque era el chico más simpático de la escuela.
Ocurrió en preescolar. Un niño muy maleducado y su amigo solían insultarme, así que los golpeé en la cabeza con un bloque de madera durante un recreo. Somos amigos hasta el día de hoy.
En sexto grado, había un niño que era el peor ser humano que se puedan imaginar. Día tras día no hacía más que tratarme como si fuera basura. Un día, estaba sentado a mi lado y comenzó a copiarme las respuestas del examen. Al darme cuenta, comencé a responder incorrectamente todas las preguntas, luego de eso, me levanté haciendo de cuenta que iba a entregarlo y me aseguré de que él fuera delante de mí. En el momento en que lo vi entregar su examen, volví a mi mesa para completar el mío con las respuestas correctas. El chico reprobó matemáticas ese trimestre. “Jódete bravucón”.
La verdad es que no fue una venganza… Había un niño en quinto grado que no dejaba de meterse conmigo, así que empecé a ser muy amable con él, después de un tiempo, creo que acabó dándose cuenta de que estaba comportándose como un idiota. Nos hicimos buenos amigos hasta que él se mudó un par de años después.
Llego un poco tarde, pero compartiré mi historia de todas formas.
Esto me ocurrió en primer grado. Había un niño que no hacía más que acosarme, molestarme, empujarme. Un día, estaba trepando en unos juegos y me empujó, me caí y me rompí el brazo, también tuvieron que dar puntos por encima del ojo.
Cuando volví a la escuela al siguiente lunes, fui al patio, me acerqué a él y lo golpeé en la cara con el yeso, acabé rompiéndole la nariz.
No volvió a molestarme.
Me hacían bullying y llegó un punto en el que de solo pensar en que tenía que ir a la escuela se me revolvía el estómago. Un día, decidí que prefería recibir una paliza y olvidarme del tema a tener que seguir viviendo así. Cuando mi bully se acercó a mí junto con otras tres niñas que la apoyaban, dejé salir toda la frustración que sentía y me volví completamente loca, les dije: “Pues bien, ¡hagámoslo!”. Se arrepintió en un instante. Al parecer, todo lo “hacía en broma” y yo era la que me lo estaba tomando “muy a pecho”.
Esperé a que tuviéramos 30 años, luego disfruté verlo servirme la comida en Burger King.
Mi historia no es la gran cosa. Cuando iba a la secundaria, había un chico que solía meterse conmigo todo el tiempo mientras que yo era un niño estudioso que no molestaba a nadie.
Un día, se llevó a cabo la feria del libro y él se compró un libro allí que, al parecer, le estaba gustando mucho, iba casi por la mitad.
Se lo robé.
Se quejó, me hice el inocente y el profesor me creyó a mí. Vete a la mierda, Clay, todavía tengo ese libro.
Me hacían bullying en la secundaria porque me gustaban los idiomas, la música clásica y porque, además de estar fuera de forma, era gay. Ahora domino seis idiomas, pronto comenzaré a grabar de forma privada cinco conciertos de Mozart y diecisiete solos de Chopin y tengo a mi lado al hombre más guapo y amable que jamás hayan visto.
Unos chicos solían maltratarme físicamente. A uno de ellos le pareció divertido darme una paliza mientras su hermano hacía de vigía (lo cual también le sería de ayuda en caso de que yo tuviera alguna ventaja de ganar). Por desgracia para él, mi hermano mayor vio lo que estaba sucediendo, se encargó de los demás y dejó que el chico y yo peléaramos uno contra uno.
Le azoté la cara contra una cerca de metal. Cuando se dio cuenta de que no tenía miedo de hacerle daño, dejó de meterse conmigo.
Vi a mi bully en un bar, ni siquiera me reconoció. Lo seguí y llamé a la policía para denunciarlo por conducir bajo los efectos del alcohol. Pasé por su lado mientras le hacían el test de alcoholemia, bajé la velocidad, le toqué la bocina, hicimos contacto visual y me fui.
Fue épico.
Estaba en cuarto grado y un niño de sexto grado llamado Rocky (sí, les juro que se llamaba así, jajaja) solía acosarme en la escuela: me hacía tropezar, me tiraba los libros al suelo, me golpeaba, etc…
Un día, mientras jugábamos en el patio, me empujó del carrusel en movimiento, caí dentro mientras el juego seguía girando y los demás intentaban detenerlo. Él no dejó de reírse de mí en ningún momento.
Me sacaron de allí bastante golpeado y me llevaron a la oficina para curarme las heridas. Los profesores me preguntaron qué me había sucedido, les respondí que me había caído.
Volví a salir al patio y lo vi parado junto a sus amigos, corrí hacia él tan rápido como pude y lo golpeé en la cara con todas mis fuerzas. Le rompí la nariz y me quedé allí parado dispuesto a pelear. Sus amigos le dijeron que me dejara en paz y nunca más volvió a molestarme.
Yo me gradué mientras que algunos de ellos venden droga, están en la cárcel o ya muertos.
Me enfrentó en los pasillos de la escuela y me tomó de la camiseta tratando de verse amenazante, le doblé el pulgar hasta la muñeca. Tuvo que ir al baile escolar usando escayola y todo el mundo se burló de él por ser “el perdedor de octavo grado al que un niño de sexto le rompió el pulgar”. No hace falta mencionar que nunca más se volvieron a meter conmigo.
Había un bully en mi escuela llamado Josh. Era un niño gordo que tenía tres veces mi tamaño. Me acosó todos los días durante dos años llegando a insultarme, empujarme y hasta pegarme. Un día, estaba sobre los hombros de un amigo mientras jugábamos en el recreo cuando él se acercó para tirarme al suelo. Me agarró del cuello de la camisa y de la cadena de oro que llevaba puesta, la cual acabó rompiendo, en ese momento reaccioné, le di un golpe de karate en el cuello que hizo que cayera desplomado al suelo como una bolsa de patatas. Ni siquiera me metí en problemas ya que los directivos sabían que me molestaba a diario.
En la secundaria, había un grupo de chicos de mi edad que solían hacerme bullying. Esa era una de las razones por las que odiaba ir al instituto, así que decidí graduarme un año antes y asistir a una universidad local.
Al año siguiente, me encontraba caminando por el campus cuando uno de los chicos de ese grupo se acercó corriendo hacia mí, estaba muy emocionado de ver a alguien conocido y me preguntó la ubicación de uno de los edificios.
El campus era enorme. Había clases a las que no podía llegar a tiempo solo sin una bicicleta porque la distancia entre las aulas era enorme y solo teníamos 15 minutos libres entre clase y clase.
Estaba tan emocionado de verme y tenía tanto apuro por llegar a clases que no pude evitar darle indicaciones con mucho gusto…
Obviamente, no llegó a su clase a tiempo. Estoy seguro de que todavía debe estar buscando el edificio que le indiqué.
Pasaron 20 años desde la última vez que lo había visto y me enteré de que había empezado su propio emprendimiento, así que le dejé una mala reseña en Yelp. Fue muy satisfactorio.