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Los cambios son parte de la vida, y tanto los pequeños como los grandes conllevan esfuerzo y motivación. El ser humano es fuerte y capaz de lograr todas las metas que se proponga; las batallas personales que cada uno lleva dentro de sí mismo, a veces son ganadas gracias a un espíritu que solo necesita un pequeño empujón para animarse a perseguir ese objetivo tan deseado.

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Tal es el caso de la mujer de la que vamos a hablar hoy, quien deseaba bajar de peso y mejorar su salud. A sabiendas de sus antecedentes familiares, necesitaba hacer algo para asegurarse una mejor calidad de vida. Hoy en día, luego de lograr su objetivo de bajar casi 60 kilos, decidió compartir su historia con el mundo para inspirar y difundir un mensaje de aceptación e impulsar la creación de hábitos saludables.

Kiah Twisselman es una mujer oriunda de San Luis Obispo, California, Estados Unidos de 29 años que toda su vida tuvo sobrepeso y eso la llevó a una lucha interna consigo misma y su imagen. Hasta que una llama dentro suyo se encendió para comenzar un proceso de, no solo bajar de peso, sino mejorar su salud física y mental.

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Esta es Kiah Twisselman, una ranchera de California que desde pequeña ha tenido problemas de sobrepeso

Image credits: coach_kiah

Kiah viene de una familia dedicada a la ganadería y su corazón está unido al campo. En la actualidad, su pasión por ayudar a otros a lograr lo que ella consiguió, la convirtieron en una instructora personal con ganas de difundir un mensaje positivo. En su trabajo como oradora motivacional busca que los demás también se sientan seguros de sí mismos.

A corta edad tuvo que padecer muchas inseguridades con respecto a su cuerpo. «Desde pequeña, luché contra mi peso y mi imagen corporal. Sentí vergüenza de mi cuerpo en cuanto tuve edad suficiente para reconocer que tenía uno. Sabía que mi cuerpo no lucía como el de las muñecas con las que jugaba, que no me entraba la misma ropa que a mis primos y amigos, y me resultaba difícil seguir el ritmo de los demás niños en el patio durante el recreo», recordó. «Mirando viejas fotos, me rompe el corazón saber que esa versión mía, una niña inocente, ya tenía tantas inseguridades sobre su cuerpo», continuó.

Un día, tenía que coger un avión y se dio cuenta de que ya no cabía en el asiento, y además necesitaba un extensor para el cinturón de seguridad. Ese día, decidió que tenía que hacer algo, ¡y vaya si lo hizo!

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Kiah creció con una familia amorosa que se preocupaba por ella. Sus padres comenzaron a hacer dieta en conjunto cuando comenzó a ganar peso, con el objetivo de enseñarle a comer más saludable. Pero esto tuvo un efecto contraproducente en ella: afectó psicológicamente su relación con la comida. Y los comentarios que su familia y sus amigos hacían sobre su cuerpo, aunque ella insiste entender su buena intención, también han sido dañinos.

Los años posteriores siguieron marcados por su lucha contra el sobrepeso. Dietas que venían una tras otra, sin poder conseguir cambios sustanciales y duraderos. Mientras tanto, su salud mental sufría a causa de esto. Llegó a odiarse a sí misma y no encontraba una manera de insertar hábitos más saludables.

«Se convirtió en un ciclo interminable de dietas yo-yo. Tener un cuerpo, odiarlo, intentar cambiar mi situación con una dieta, no hacerlo bien, avergonzarme por fracasar, consolarme con la comida, y repetir todo», explicó.

No hizo dietas especiales, ni se apuntó al gimnasio: durante 90 días se impuso 5 hábitos que hacían su vida más saludable, y los cumplió

Image credits: coach_kiah

Kiah también remarca la toxicidad de la cultura de dieta, lo pernicioso que puede ser crecer en ella. Una cultura que condiciona a las personas a odiar sus cuerpos y asociar la felicidad con la delgadez.

La resignación de pensar que nada podía hacerse para cambiar su situación y que su genética era la culpable, se apoderó de Kiah. Su vida diaria se veía afectada y acciones cotidianas implicaban un gran esfuerzo e incomodidad para la joven. Cosas como caminar, explorar o viajar cómoda en un avión eran difíciles para ella. El futuro comenzó a ser una preocupación constante, el peligro de que los antecedentes de diabetes y problemas cardíacos, que son proclives en su familia, era un problema latente. Además, su deseo de ser madre algún día se veía amenazado por los miedos de que algo saliera mal. Sabía que debía hacer algo.

Todo comenzó a cambiar en un viaje de trabajo. Kiah tuvo que experimentar otro mal momento al tener que lidiar con los asientos del avión y los cinturones de seguridad, tras frustrarse por la situación se refugió en la lectura. No sabía que las palabras que encontraría en el libro que tenía en sus manos la ayudarían a reescribir su historia. «Girl, Wash Your Face» (“Amiga, lávate esa cara”) de Rachel Hollis, la ayudó a cuestionarse su perspectiva en la vida.

«Ese libro me hizo darme cuenta de que si quieres cambiar tu vida o vivir una vida mejor, o crear esa vida con la que siempre has soñado, todo depende al cien por ciento de ti y de nadie más», comentó. Según Kiah, ella se había estado victimizando y redirigiendo la culpa hacia afuera y era momento de hacerse cargo de su vida.

En un año consiguió perder 47 kilos, y fue avanzando hasta perder casi 60 en total: «Había semanas que perdía más kilos que otras, pero a veces no perdía nada, o incluso ganaba peso»

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Es así que, a los 25 años, y con un nuevo propósito en mente, comenzó su travesía de cambio. Rachel Collins también tenía una propuesta para ayudar a cambiar el estilo de vida que Kiah decidió seguir. Durante 90 días, cinco hábitos diarios la pusieron en el camino para acercarse a su meta. Estos eran: despertar una hora temprano para tener un espacio para uno mismo, mover el cuerpo, al menos, por 30 minutos, renunciar a una comida que no le brinde beneficios al cuerpo, beber la mitad del peso corporal en onzas de agua, anotar 10 cosas por las que uno está agradecido.

“Enraizarme en estos simples hábitos me ayudó a crear una base sólida para mi estilo de vida saludable. Concentrarse en los pequeños pasos de bebé puede ayudarnos a escalar las montañas más altas sin quemarnos”, dijo.

«La parte más importante de este viaje ha sido la mental. No se trataba de odiar a mi antigua yo para perder peso, sino de quererme lo suficiente como para salir ahí fuera y hacer todo eso que me parecía tan duro»

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Para ella, la clave era tomarse las cosas con calma y confiar en el proceso; las comidas saludables y los ejercicios que sacaba de Youtube fueron sus aliados. Se animó al reto y comenzó a ver resultados. En solo un año, logró perder 46 kilos y logró bajar casi 60 en total.

Las cosas no fueron siempre fáciles. Hubo momentos donde su peso fluctúaba, pero ella mantuvo una actitud positiva y decidió no darse por vencida. A diferencia de otras oportunidades en las que intentó bajar de peso, ella partía desde un lugar más amable consigo misma. Esto le permitió encontrar la motivación para continuar el proceso y no castigarse.

«Cuando antes intentaba hacer dieta, si metía la pata, me decía: ‘¿Ves? Has fallado, siempre fallas’. Pero esta vez tenía amor por mí misma», comentó. «Tenía que quererme lo suficiente como para levantarme y hacer las cosas difíciles cada día. Cuando fracasaba, estaba dispuesta a perdonarme y decir: ‘¿Qué puedo aprender de esto? ¿Cómo puedo usar esta experiencia para seguir avanzando?'».

«Mi peso me entorpecía tanto mental como físicamente. Elegía no hacer cosas que me gustaban, como ir al lago o a la playa con amigos porque me daba vergüenza que me vieran en bañador»

Image credits: coach_kiah

Durante todo este proceso, Kiah aprendió que no todo se trataba de su peso. Ella aprendió a amarse a sí misma y a estar cómoda en su propia piel, logró reforzar su autoestima y cumplir sus metas la fortaleció mentalmente.

Kiah enfatiza: «Durante mucho tiempo, pensé que todo lo que quería llegaría una vez que bajara de peso. Pero lo que realmente añoraba era libertad, alegría y energía para perseguir mis sueños y jugar con mis sobrinas. Nunca me había planteado que todas esas cosas ya estaban a mi alcance. La felicidad no depende de cuánto pesas o de tu aspecto, es un trabajo interno».

«Ceñirme a unos sencillos hábitos me ayudó a crear unos cimientos sólidos para un estilo de vida nuevo y saludable. Si te centras en dar pasos de bebé, puedes escalar altas montañas sin acabar agotada»

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El apoyo de su familia y amigos fue un motor importante. Y se convirtió en un ejemplo a seguir para su entorno, ya que su amigo y su hermano también bajaron de peso. Está agradecida por haber vivido todo lo que vivió porque formó su persona y ahora puede encarar el reto de ayudar a otros que, como ella, quieren cambiar su estilo de vida.

«Mi misión es ayudar a otros a liberarse de la cultura de las dietas y de la vergüenza para reconstruir su relación consigo mismos desde adentro y a aprender a quererse de nuevo».

Kiah aconseja tener paciencia y tratar de ir de a poco. Remarca la importancia de construir hábitos saludables que funcionen para cada persona y no enfocarse solo en bajar de peso; de esta forma se lograrán resultados sostenibles. También nos recuerda que el equilibrio y la moderación nos permitirá disfrutar sin restringirse en las comidas. La joven quiere animarnos a todos a no bajar los brazos y soñar en grande.

Si desean conocer más sobre Kiah o buscan un poco de motivación e inspiración pueden seguirla en Instagram, TikTok, Twitter, su página web y escuchar su pódcast.

Tras esta transformación y cambio radical, Kiah empezó a compartir trucos y consejos para ayudar a los demás en su situación, y ahora se ha convertido en instructora

Image credits: coach_kiah

Queridos Pandas: si, como Kiah, están buscando bajar de peso de manera saludable y mejorar su calidad de vida, tenemos algunas recomendaciones que los pueden ayudar. De todos modos, es importante que recuerden que no existen recetas universales y que cualquier plan nutricional y de ejercicios que decidan seguir debe ser monitoreados de cerca por un profesional de la salud.

En primer lugar, es importante proponerse metas realistas que sean sostenibles en el tiempo, como gradualmente generar un cambio de hábitos a la hora de comer. Esto implica establecer una rutina ordenada en la que se planifiquen las comidas, reducir el consumo de gaseosas, golosinas y ultraprocesados, y a su vez incorporar vegetales, frutas, proteínas magras, granos enteros y grasas saludables. Tengan en cuenta que bajar de peso muy rápido puede ser perjudicial para la salud y generar un “efecto rebote”, en el que, al finalizar la dieta, se vuelve a recuperar el peso perdido. Otro elemento a incorporar en la rutina es mantener una correcta hidratación, ya que beber suficiente agua puede ayudar a acelerar el metabolismo: se recomienda tomar de 1,5 a 2 litros por día.

Su marido Brent, familia y amigos la apoyaron mucho durante el proceso, y al ver el resultado, incluso algunos de ellos se unieron al reto también. El propio hermano de Kiah ha perdido ya más de 30 kilos.

Image credits: coach_kiah

Además de una alimentación saludable, otro punto clave es adoptar una rutina de ejercicio regular. Practicar un deporte o una actividad física que nos guste y disfrutemos no solo mejora nuestra salud física y mental general sino que ayuda a quemar calorías y acelerar el metabolismo. La regularidad y la intensidad del ejercicio dependerá de cada caso en particular, pero realizar al menos 30 minutos de actividad física moderada al día es un buen punto de partida.

Por otro lado, procurarse un buen descanso y disminuir el estrés también son factores que contribuyen a la pérdida de peso, ya que la falta de sueño y el estrés crónico pueden afectar el metabolismo y aumentar el apetito, elevando el riesgo de aumento de peso. Meditar, interactuar con animales y realizar actividades que disfruten y les sean placenteras los ayudará a descansar mejor y a canalizar el estrés. Y, por último, siempre recuerden que adelgazar es un proceso gradual, y que lo que buscamos no son resultados inmediatos sino sostenibles en el tiempo.

¡Esperamos que le vaya muy bien con su nuevo estilo de vida y siga inspirando a los demás para mejorar su salud!

Image credits: coach_kiah

¿Qué les pareció la historia de Kiah, amigos? ¿Conocen alguna historia similar? ¡Queremos escuchar sus opiniones y experiencias! ¡Los leemos en los comentarios!