40 Obras conmovedoras realizadas por la 1ª mujer afgana en convertirse en artista callejera
Después de que los talibanes tomaran el poder en Afganistán, la incertidumbre de cómo esto afectaría tanto a sus vidas como a su seguridad invadió los corazones de muchos de sus ciudadanos.
Para una extranjera como yo, puede llegar a ser difícil entender lo que está sucediendo y por lo que están pasando estas personas, y es por esto que decidí pedirle ayuda a alguien que pudiera explicármelo.
Shamsia Hassani, quien es pintora y también ha impartido clases en la Universidad de Kabul, es considerada la primera mujer en convertirse en una artista callejera. Ya sea sobre un lienzo o sobre los olvidados muros de los edificios bombardeados, sus trabajos no solo retratan el rol de la mujer en una sociedad dominada por los hombres, sino que también nos dejan vislumbrar cómo es la batalla entre luz y oscuridad que ha esclavizado al país al que llama hogar.
Más información: shamsiahassani.net | Instagram
Conozcan a Shamsia Hassani, quien es pintora, ha impartido clases en la Universidad de Kabul y también es considerada la primera mujer en convertirse en una artista callejera
Se inició en este arte en el año 2010 cuando asistió al taller de graffiti realizado por el artista británico CHU
Desde ese entonces, Hassani desarrolló su propio estilo y pintó al personaje que se convirtió en su marca personal por todo el país: una mujer con los ojos cerrados y sin boca
This post may include affiliate links.
Shamsia Hassani nació en Irán en 1988 y es hija de padres afganos, y tuvo que afrontar muchas dificultades desde sus primeros años de vida. “Como Irán no tiene leyes que te permitan tener la nacionalidad iraní, nací siendo ciudadana afgana”, le contó la artista a Bored Panda. “Todavía recuerdo que los afganos no podían trabajar en Irán a causa de su nacionalidad, se les decía que no tenían autorización del gobierno para hacerlo, así que mis padres lo tuvieron muy difícil. En ese momento yo era muy pequeña y no entendía lo que sucedía”.
“Finalmente, la vida hizo que Shamsia regresara a Afganistán y allí, en el año 2010, asistió a un taller de graffiti que Combat Communications realizó en Kabul; esto la llevó a tomar el camino que aún sigue transitando una década después. “Asistí al taller con otros 9 compañeros de Berang. Combat Communications invitó a CHU, un artista de graffiti británico, a que presidiera el evento”.
“Las clases de CHU abarcaron teoría y práctica, además de presentaciones sobre distintos artistas del mundo”, agregó Shamsia. “Allí tuvimos contacto con el graffiti por primera vez y, durante el taller, aprendimos sobre distintas técnicas con el aerosol y cómo pintar a gran escala sobre una pared”.
Después del taller, los otros 9 artistas que asistieron con ella no continuaron trabajando sobre sus habilidades con el graffiti ni siguieron esta corriente artística. Shamsia, en cambio, quedó maravillada. “Me gustó muchísimo y pensé que podría ser de gran utilidad. Me pareció que el graffiti podía llegar a ser una herramienta con la que convertir las construcciones devastadas por la guerra en murales coloridos”, explicó Shamsia. “Los colores serían capaces de ocultar las historias de guerra que atravesaban las paredes de mi ciudad y la gente podría ver algo nuevo, en lugar de grietas y marcas de balas”.
“También pensé que sería una manera de que aquellas personas que nunca fueron a una exhibición ni han visto mis trabajos pudieran experimentar cómo es mi arte; así tendría una posibilidad para descubrir y disfrutar de algo nuevo. Además, también se me ocurrió que podrían tomarse fotos frente a mis trabajos y divertirse un poco con ello”.
Pero cuando Shamsia se interesó en el graffiti, su país se volvió más peligroso y no pudo salir a rociar felicidad por la ciudad, hubo ciertos matices culturales a los que tuvo que enfrentarse. “Los afganos no están en contra del arte, pero sí en contra de las actividades que realizan las mujeres”, dijo. “Así que cuando me veían fuera realizando algún graffiti, comenzaban a maldecir e insultarme, incluso llegaron a decir que era un pecado”.
“Cuando pintaba en público, comenzaba a sentirme insegura unos 15 minutos después de comenzar, por lo que debía abandonar el lugar. Si hubiera tenido la oportunidad de quedarme por 2 o 3 horas, los resultados habrían sido mejores… pero en 15 minutos lo único que podía hacer era pintar algo muy simple o dejar la pieza sin finalizar”.
“El otro problema es que faltaban lugares en los que pudiera realizar graffitis. Nadie quería que pintara sobre sus muros, solo aceptaban si hacía algo que les gustara. Tenían sus propias exigencias con respecto a sus propiedades y no querían mis ilustraciones”.
Shamsia contó que luego de la expulsión de los talibanes en 2001, a pesar de la guerra continua y de los varios problemas políticos y sociales, la situación de las mujeres logró mejorar: consiguieron gradualmente integrarse a la sociedad y se les dio la oportunidad de estudiar y formarse. “Durante estos 20 años, muchas mujeres lograron desarrollarse en varios ámbitos como la educación, el comercio, la cultura, la medicina, etc. El avance era lento pero muy prometedor”.
Pero, desafortunadamente, las cosas empeoraron. “Ahora, con el regreso de los talibanes (todavía no logro creérmelo), muchas mujeres decidieron abandonar el país y… no consideran que el futuro sea muy esperanzador. Todos estos años de esfuerzo han sido en vano”.
Por suerte, Hassani se encuentra a salvo pero, con decepción y mucha tristeza, ha tenido que abandonar su país.
“Muchas de mis obras tienen un personaje recurrente y, al igual que en las películas donde cada personaje cumple su rol, el mío también lo hace. Lo más importante es que es un ser humano, pero como soy mujer y entiendo mejor a mis pares con quienes enfrentamos mayores restricciones con respecto a los hombres, decidí que mi personaje fuera una mujer. Es una mujer con los ojos cerrados y sin boca; a veces, lleva un instrumento musical algo dañado que le da la confianza y el poder para expresarse. Los ojos cerrados representan que no hay nada bueno para ver, decide ignorar todo a su alrededor para no sentir tanta angustia”, agregó la artista y mencionó que su trabajo se enfoca, principalmente, en problemáticas sociales e individuales, pero que a veces también puede llegar a abordar en lo político.
“La protagonista de mis obras a veces lleva a cabo distintos papeles como, por ejemplo, una luchadora o una refugiada sin futuro. En algunas ocasiones, se encuentra en busca de la paz y en otras, no tiene ningún tipo de identidad. También se pierde en sus sueños así como también lo hace en el dolor y la angustia, se enfrenta con el pasado y el futuro, pero también es una patriota que ama su país y lucha contra la desesperanza”.