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A veces, los niños nacen con detalles peculiares. Pueden ser ojos multicolores, dedos extra… la genética y los defectos congénitos a veces producen resultados interesantes. Aquí tenéis uno que quizá no hayáis notado: los senos preauriculares. Resulta que algunas personas tienen estos pequeños agujeritos sobre las orejas, y muchos no saben ni lo que son, pero existe una explicación.

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El seno preauricular, también llamado, fosa, tracto o quiste preauricular, es una malformación congénita de los tejidos blandos preauriculares.

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Esta pequeña anormalidad fue reportada por 1ª vez en 1864, en un estudio realizado por el científuco Van Heusinger. A veces ocurre frente a la parte superior de la oreja, entre la cara y el borde del cartílago de la oreja. Puede estar en uno o en ambos lados de las orejas.

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Lo más peculiar es que estos agujeros están conectados al tracto de los senos que va bajo la piel, de forma larga o corta, pero complicada, algo que no ocurre normalmente en humanos.

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Estos agujeros suelen darse en miembros de una misma familia, pero a veces aparecen espontáneamente.

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Son más comunes en la población del Este de Asia, con una incidencia del 10%, y más raros entre personas con ancestros africanos (4%) y caucásicos (0’5%).

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Aunque no parece afectar de ningún modo a las personas que lo tienen, a veces pueden infectarse y requerir tratamiento.

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Aunque no está claro por qué ocurren, un científico tuvo una idea. Según el biólogo evolutivo Neil Shubin, estos agujeros podrían ser vestigios de las agallas de pez.

Resulta que humanos y peces pueden tener más en común de lo que creemos. Shubin, que ha escrito un libro llamado «Tu pez interior», cree que las orejas humanas evolucionaron a partir de las agallas de los peces. Fascinante, ¿verdad?

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