El perdón puede significar cosas diferentes para cada uno; pero, en general, involucra una decisión intencional de dejar ir el resentimiento y el enojo. Esto, a menudo, suele ser más fácil de decir que hacer.
Recientemente, un usuario de Reddit llamado OpeningIntelligent83 hizo una publicación en la plataforma en la que preguntó: “¿Qué les desagradó tanto de una relación que no tuvieron más remedio que terminarla?”.
Ahora, la publicación recibió más de 19 mil respuestas, muchas de las cuales detallan experiencias horribles que nos hicieron pensar cuánto puede arruinar las cosas una pareja hasta hacer que el futuro juntos sea imposible.
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ACABO de dejar a mi novio de 10 meses porque gritaba a propósito durante las peleas para que sus familiares oyeran todo lo que ocurría. Es su forma de hacerme sentir vulnerable y débil. Cuando intento terminar con las peleas y hablar de forma cordial, dice cosas como: “Bien, quiero que oigan todo para que sepan lo psicópata que eres”. Es como un berrinche. No hace falta aclarar que lo dejé ayer.
Romper con una pareja casi nunca suele ser fácil. Las discusiones, los malentendidos o simplemente la incompatibilidad entre dos personas pueden llevar a que uno, o ambos, deban tomar esta complicada decisión. Tampoco ayuda que, hoy en día, las personas viven un ritmo de vida más ajetreado y que el estrés y la falta de tiempo con los que muchos tienen que lidiar terminen por pesar en las relaciones.
Quizás sea por estas razones que las tasas de divorcio en todo el mundo parecen ir aumentando cada año. En México, por ejemplo, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía informó en 2021 que la cantidad de divorcios se había duplicado en comparación a los números reportados en 2011. Así, por cada 100 matrimonios concretados de forma legal, en 2011 se registraron 16 divorcios, mientras que la tasa en 2021 fue de 33 separaciones legales. Esta estadística solo abarca los divorcios derivados de matrimonios legales, y los expertos creen que la cantidad de separaciones entre parejas no casadas es todavía más alta.
Una vez, salí con una chica que torturaba hámsteres. La arrestaron luego de que la denunciara a la policía. Ni siquiera le di el honor de dejarla por mensaje de texto. Solo llamé a la policía, di mi testimonio en la corte y continué con mi vida.
Dios mío! Era una psicópata sádica. En mi opinión, las personas que torturan animales son capaces de hacerlo con personas tarde o temprano.
Fueron dos situaciones distintas, pero, en resumen, una noche se emborrachó mucho en la casa de mi cuñada. Luego de derramar una segunda copa de vino en la alfombra blanca de mi cuñada, decidimos mover su vaso lejos del borde de la mesa. Tan pronto como nos fuimos, me gritó, totalmente enfurecida, por “no haberla defendido”.
La siguiente vez que nos vimos, se emborrachó de nuevo y me acusó de intentar engañarla (nunca he engañado a nadie) y me golpeó con su bolso.
Esperé a que las cosas se calmaran y le expliqué que yo había crecido en una casa llena de violencia doméstica y que ese era mi límite. Y, por esa razón, la dejé.
No obstante, a pesar de estos números, parece que la gente continúa apostando al amor: en todo el mundo, la cantidad de personas que deciden casarse es mucho más grande que aquellas que optan por el divorcio. “Si hacemos una resta, salimos en saldos positivos”, afirmó Melissa García Meraz, miembro de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México.
La especialista en psicología comentó que terminar una relación no debería ser pensado de forma extremadamente negativa, ya que establecer y cortar vínculos con los demás son procesos por los que toda la gente pasa en su vida. “Somos seres sociales que buscamos encontrarnos con otros. A veces, encontramos a personas parecidas a nosotros; a veces, a otras muy diferentes que nos sacan de nuestra zona de confort o nos brindan un aprendizaje. Es hermoso”, concluyó, al enfocarse en el aspecto positivo que todas las relaciones fallidas nos pueden aportar.
Fue muy grosera con mis amigos. Salimos a cenar con ellos y ella, todo el tiempo, se burló de la altura de uno de ellos, algo sobre lo que él era muy inseguro. Le dije que se detuviera y ella mencionó que la línea de mi cabello estaba muy atrás, pero que nadie lo notaba porque era alto. Rompí con ella la mañana siguiente. Me sentí muy mal por mis amigos, pero, afortunadamente, ellos siguen en mi vida.
Fuimos a un restaurante nada elegante. Trató a los meseros como basura, como si ella fuera de la realeza y los meseros fueran sus “asistentes”. Sí, eso me hizo romper con ella. De repente, no tuve interés en ella. Lo peor es que ella era mesera. No bromeo.
Ella estaba mirando ropa en el centro comercial y, si tomaba algo de los percheros y no le agradaba, lo arrojaba al suelo. “¿Qué? ¡A alguien le pagan para volver a colocarlo!”.
Si yo viera a esa tipa haciendo eso, yo le daría un puñetazo en la jeta para que se le disloque la mandíbula y luego decirle: “¿Qué? ¡A alguien le pagan para volver a colocarlo!”
Me bañé en su casa luego de quedarme a dormir y le pedí una toalla. Me dio una que tenía, literalmente, escamas de piel.
Le pedí una limpia. Él no entendía a qué me refería.
No sabía que había que lavar las toallas, ya que: “Como absorben agua, se limpian a sí mismas”.
Me enteré de que mi novia tenía varias cuentas sociales falsas que usaba para acosar personas desconocidas y mujeres que conocía, incluyendo a mi ex esposa. La dejé de inmediato.
Cuando noté que adoraba a mis hijos, como si fueran suyos o nuestros, pero trataba a SUS hijos como si no existieran ni importaran, eso fue una GRAN, GRAN señal de alerta.
Me siento muyyy feliz de haber salido de esa relación; pero, años después, me siento muy mal por sus hijos y rezo para que todo les haya salido bien.
Viajé con mi ex novio y vi su cepillo de dientes por primera vez. Tenía moho negro y las cerdas eran tan planas que el cepillo parecía un cabello peinado al medio.
Hablamos sobre higiene y le dije que se comprara un cepillo nuevo; pero, dos semanas después, cuando volví a quedarme en su casa, ese maldito cepillo de dientes seguía allí… Así que terminamos.
"Parecía que tenía un cabello peinado al medio" jajajajajajaja. Madre mía, para salir corriendo la verdad
No me fui de inmediato cuando me contó esto, pero sí al poco tiempo.
Me dijo que nunca limpiaba el vómito de su gato. Ella solo esperaba a que el perro se lo comiera. Cuando el perro se volvió demasiado viejo, sordo y ciego para hacerlo, ella lo acercaba hasta el vómito del gato.
Ese fue un gran “no” para mí.
Si el perro ya no puede, entonces que le haga un favor a esa pobre alma Y QUE LO HAGA ELLA
Había discutido conmigo por algo tonto y todavía estaba enojado. Cuando llegó a casa, quiso tener sexo y yo quería leer. Me presionó, yo continué diciendo que no. Se enojó y levantó el puño para pegarme. Lo miré. Bajó el puño.
Me fui. No lo he visto desde entonces. Ha pasado una década.
Me mostró, emocionado, una caja de cosas mías que había recopilado sin mi conocimiento. Incluía cabellos míos cuidadosamente pegados con cinta adhesiva, horquillas para el cabello que usé durante el baile de graduación y mis muestras de saliva y huellas dactilares que había tomado de la basura cuando hicimos experimentos en la clase de medicina forense. Pensó que esto era un gesto romántico o algo similar, pero me hizo dar cuenta de lo siniestro y obsesivo que era.
Además, era muy controlador y se ponía celoso o se enojaba si yo pasaba el rato con mi hermana, con mi perro o usando mi computadora. Y, también, admitió haber revisado mis intereses en Facebook para fingir que los conocía y que le gustaba lo que a mi me agradaba: buscó los juegos que yo jugaba y escuchó la música que yo escuchaba para poder mencionarlos en nuestras conversaciones. Un psicópata total.
Me recuerda a un capítulo de "padre de familia ". Qué miedo
Salí con una chica durante un tiempo, siempre me parecía que estaba muy bien arreglada: su ropa, su cabello y su maquillaje eran bonitos. Solíamos vernos en mi casa. Una vez, fui a su apartamento… El olor que sentí cuando abrió la puerta debería haber sido suficiente. Había pañales sucios que desbordaban en los botes de basura de todas las habitaciones de la casa. Había un pasillo muy pequeño hacia el baño en el que debías caminar a través de montañas de ropa. Y, peor aún, hallé platos de cartón usados encima de la MONTAÑA de platos sucios en el lavabo. Ella, con orgullo, señaló un plato con moho y dijo que lo había usado cuando cocinó una cena para dos de nuestros amigos. Eso había ocurrido 3 meses atrás. Me fui de allí de inmediato.
Evidentemente, de algún lado hay que sacar el tiempo necesario para estar resplandeciente. Todo no se puede
Estaba celosa de que pasara tiempo con mi hermana e insinuó que nuestra relación no era “normal”. Ello me desagradó mucho. Rompí con ella al día siguiente.
En una fiesta con algunos de mis amigos más cercanos y muchos de sus conocidos, uno de mis amigos, que recientemente había sido diagnosticado con cáncer, contaba algunas de sus experiencias con la quimioterapia.
Mi novia de ese entonces lo interrumpió para decirle: “Oh, vamos, no es un problema tan grande. Es probable que todos tengamos cáncer. Los lunares suelen ser cáncer. Mira, probablemente yo haya tenido cáncer en estos lugares de mi brazo en donde me sacaron lunares”.
Hubo muchos más problemas que me llevaron a esto, pero rompí con ella unos días después.
Me horrorizó que no se diera cuenta de lo que había hecho. Esos eran mis amigos, que conocía hace una década, y ella solo los conocía desde hacía un año. Estábamos en un grupo pequeño de unas 9 personas, a quienes en su mayoría no había visto antes.
Me desagradó y no pude pasar el resto de la noche junto a ella. Terminamos esa semana.
Había llegado a un punto en la relación donde a él no le importaba que yo estuviera en el baño mientras él usaba el inodoro. Hizo caca y se limpió UNA VEZ. Ni siquiera miró el papel higiénico, solo comenzó a levantarse los pantalones. De inmediato, le pregunté qué rayos estaba haciendo y cómo podía pensar que así podía limpiarse bien. Él respondió: “Nunca he necesitado limpiarme más de una vez, mira”. Volvió a limpiarse esperando que no hubiera nada allí.
Había mucho en ese papel.
No lo sé, supongo que la idea de él viviendo su día con caca en el trasero de forma regular hizo que lo viera de forma diferente. Ni siquiera fui capaz de volver a sentirme atraída hacia él. Probablemente, la enorme pila de basura que había en su habitación debería haberme hecho reconsiderar todo, pero supongo que tengo menos límites que la mayoría de la gente.
Mi ex solía amenazar con suicidarse cada vez que las cosas se volvían difíciles en la relación. Me desagradaba tanto que, eventualmente, terminamos. Horas después, recibí llamadas desesperadas por una sobredosis aparente. Sin embargo, aún vive.
Tuve una ex que quería ser actriz. Una vez, me mostró un video que había grabado de sí misma en el que, básicamente, criticaba a los judíos por controlar Hollywood y decía sentirse muy oprimida. Creyó que era algo progresista para decir y que a la gente le asombraría su perspectiva “novedosa”. Era tan ignorante que, honestamente, me di cuenta de que muchas de las peculiaridades que me gustaban de ella eran solo porque era una idiota. Poco tiempo después, terminamos. Nunca tuvo éxito como actriz y lo último que supe es que había vuelto a vivir en Detroit.
Realmente no pude soportar su constante pasatiempo de acostarse con otros hombres cuando yo me iba de la ciudad.
Mi mamá había fallecido semanas antes y me encontraba muy agotado y en una fase traumática del duelo, luego de un año de tratamientos contra el cáncer y todo lo que implica estar allí durante la lucha contra esa enfermedad. La mujer con la que salía me dijo que debía superarlo y que no podía estar solo, dentro de mi casa, todo el tiempo. No volví a hablarle. Superé el duelo y, desde entonces, he ayudado a la gente en mi vida que ha pasado por pérdidas similares. El duelo puede llevar mucho o nada de tiempo, es diferente para cada persona.
Cuando era más joven, salí con una chica que parecía amable y que tenía 2 gatos pequeños. Un fin de semana, fui a visitarla y los gatos no estaban allí. Le pregunté dónde se encontraban y me respondió que se habían vuelto molestos, por lo que los había llevado en su coche hasta una zona abandonada y dejado allí. Fingí que tenía una emergencia en casa (vivíamos a dos horas de distancia), me fui y rompí con ella cuando llegué a mi hogar.
Estaba siendo juzgado por homicidio involuntario y yo no lo supe hasta que lo hallaron culpable.
Intentó llamarme desde la cárcel.
Salí con un chico que dijo que hasta los aromas a menta más suaves le hacían querer vomitar. Le ocurría con cualquier cosa con sabor a menta: helado, goma de mascar, pasta de dientes… Así que, sí, no se cepillaba los dientes. No me oía cuando le decía que existían pastas de dientes sin menta. Luego de 6 meses juntos, me di cuenta de que era poco limpio en general y que tenía un problema específico con respecto a no cepillarse los dientes.
Me contó que recordaba que, cuando era niño, su madre lo sostenía a la fuerza para cepillarle los dientes, ya que odiaba mucho la menta… Pero no puedo evitar preguntarme si su problema siempre ha sido la menta o el hecho de que el sabor a menta era la parte más tangible de ese trauma de su infancia…