“¿Cuál es tu primer recuerdo?”: 20 personas describen lo más lejano que guardan en su memoria
Nuestra memoria es una cosa extraña que a veces juega con nosotros como si fuéramos cartas de poker, saltando algunos recuerdos y eliminando otros con habilidad, a veces en el momento más inoportuno. Además, es la memoria la que en gran medida nos hace ser lo que somos; al fin y al cabo, ¿qué es una persona si no una combinación de conocimientos, habilidades y recuerdos?
Los investigadores modernos creen que los primeros recuerdos de los que dispone un ser humano son de alrededor de los 3 y los tres años y medio. Por supuesto, a veces hay excepciones, con recuerdos de los dos años o incluso menos, pero esto ocurre muy, muy raramente. Y, aun así, los primeros recuerdos de la infancia son los que permanecen con nosotros para siempre.
Incluso en la vejez podemos olvidar cómo fue nuestra celebración de graduación, a qué equipo de fútbol apoyamos con devoción durante todo ese tiempo, a qué trabajo le dedicamos nuestros mejores años de vida… pero en nuestros últimos días, ¿qué nos quedará? El cálido aroma del pelo de nuestras madres, la sensación de las enormes manos de nuestros padres, o la áspera lengua de un querido perro con el que jugábamos en nuestra primera infancia..
Hay un hilo popular e increíblemente nostálgico en la comunidad de Askreddit en el cual el autor preguntó lo siguiente: “¿Cuál es tu primer recuerdo?”. Ahora, casi tres años después de que comenzara todo esto, el hilo ha acumulado más de 44.500 votos y casi 18.000 comentarios diferentes, muchos de los cuales son un tesoro de la historia humana.
Bored Panda ha recopilado una lista de los recuerdos más populares, interesantes y desgarradores para ustedes, así que no duden en deslizar y asegúrense de compartir sus propios recuerdos de la infancia en los comentarios. Al fin y al cabo, ¿qué es una historia, una narración, si no recuerdos revividos de nosotros mismos?
Más información: Reddit
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Estaba sentado en una de esas sillas donde te dan de comer; recuerdo que era feliz e inocente. Mi madre me daba de comer, y mi padre estaba sentado en un sillón frente a mí.
Recuerdo que sonreían, y que yo estaba lleno de amor, sin pensamientos reales, solo amor puro de parte de mis padres. Pienso en eso de vez en cuando.
Me había despertado en la habitación de mis padres, la ventana estaba más iluminada que de costumbre, así que miré hacía afuera y estaba nevando.
Me acerqué a un desconocido en un ferry que llevaba el mismo suéter (muy oscuro) que mi padre, lo abracé y le dije: “¡Papá, he visto un delfín!”.
Creo que tuve conjuntivitis cuando era pequeño. Mi madre estaba intentando que me calmara para ponerme unas gotas en los ojos, pero yo me lo tomé como un juego en el que ella me perseguía.
Lo único que recuerdo realmente es que mi madre me agarró y me tiró de golpe a la alfombra; me sujetó con el antebrazo y me puso unas gotas en el ojo mientras yo seguía riéndome y gritando.
Me gustaría creer que mi madre me lanzó tan fuerte que me hizo recuperar el estado de conciencia.
Tenía 3 años y medio y mi padre me despertó a mitad de la noche para decirme que bajara a ver la televisión. Mi madre le dijo: “Deja que el niño siga durmiendo”, y mi padre le contestó: “No, esto es importante”. Resulta que unos tipos acababan de aterrizar en la luna y estaban a punto de dar un paseo.
Recuerdo que mi abuelo me dejaba sentarme en su regazo mientras jugaba a las cartas con un grupo de abuelos, y me dejaba comer todas las galletas que yo quisiera. Fumaban habanos y hacían caras. Recuerdo que me parecía divertidísimo. Todos mis primeros recuerdos son sobre él. Siempre se alegraba de verme, me levantaba y se reía.
Murió cuando yo tenía 4 años.
Mi madre estaba dándole de comer a mi hermano pequeño y se le cayó la cuchara en el plato de sopa. Pensé que la cuchara había desaparecido para siempre en un océano infinito de sopa, y quedé muy sorprendido cuando la volvió a sacar. Creo que así aprendí sobre la permanencia de los objetos.
Durante la Segunda Guerra Mundial, yo tenía 8 meses y no sabía caminar ni hablar.
Me pusieron en mi cuna y como me aburría, me las ingenié para salir por una de las esquinas. Me deslicé hasta el suelo y me arrastré por la alfombra hasta las escaleras. Los escalones tenían una alfombra sujeta con varillas de metal.
Bajé dos tramos de la escalera hasta el vestíbulo. El pasillo tenía un piso frío, y yo seguí hasta la cocina, donde me encontró mi madre.
Me llevó arriba, me puso en mi cuna otra vez y se escondió detrás de la puerta del dormitorio. Salí de allí inmediatamente, mi madre se reía y decía cosas que yo no entendía. Luego, volvió a dejarme en la cuna y me dormí.
Cuando crecí me volví alpinista. He escalado muchas de las montañas de mi país. Me he encontrado con Edmund Hillary varias veces. Estuvo en mi club, escaló el Everest y llegó al Polo Sur en un tractor agrícola (que le llevó 3 meses).
Tenía 3 años y estaba jugando con una vaca de juguete en la sala de mi antigua casa. El caniche de mi abuela estaba allí y no tengo ni idea de por qué, pero recuerdo que puse la vaca en el suelo y metí mi meñique en la boca del perro. Me dio un ligero mordisco y recuerdo que sentí lo puntiagudos que eran sus dientes. No me lastimó, pero me asustó lo suficiente como para aprender a no volver a hacer tonterías como esas.
Bueno, una de mis mejores amigas siempre les cuenta esta historia a todos. Mi primer recuerdo es estar sentada en el suelo del baño mientras mi madre se cambiaba el tampón. Mi padre entró y gritó: “¡¿Qué estás haciendo?!”. Y ella le dijo: “No se va a acordar de esto”.
*Pasó a ser el recuerdo más claro de mi vida. Creo que el más antiguo era el de un dibujo de una cabra en la pared.
Recuerdo que estaba hurgándome la nariz, mirando para todos lados y como no había encontrado nada con que limpiarme, volví a meterme el moco en la nariz. Mi padre vio toda la secuencia y se rio.
Fingí que me había tragado una piedra cuando tenía 5 años para poder irme del jardín de infantes, luego se lo confesé a mi madre cuando estábamos en el hospital a punto de hacerme una radiografía.
Tenía 2 años y me iban a operar del riñón, y me desperté a mitad de la operación porque se me había salido la epidural de la columna (me habían encajado la aguja en la columna a la primera, lo cual fue genial). Recuerdo que los vi operandome, me asusté (como tú), y logré arrancarme la vía de la mano que chorreaba sangre. Recuerdo el dolor insoportable que vino con todo esto mientras el efecto de la epidural desaparecía. Recuerdo prácticamente toda mi hospitalización, y casi todo desde entonces.
Trataba de beber un vaso de agua mientras estaba tumbado de espaldas en la cuna. El agua me salpicó toda la cara, por supuesto, y aunque no sabía hablar, mis pensamientos decían: “Bueno, no hagamos ESO nunca más”.
A mitad de la noche (yo tenía 3 años en ese momento), me desperté y vomité sobre mi cama y sobre mí. Empecé a llorar porque me sentía mal, era todo un asco y tenía miedo de que me retaran por despertar a todos mientras iba al baño. Así que me senté a llorar sobre mi vómito hasta que mi madre se despertó y me hizo limpiar.
Mi hermana se tiró de cabeza por las escaleras cuando tenía 2 años. La vi desde abajo. Igual salió ilesa.