«Todo el mundo tiene esa cosa en su casa que a todos les parece genial» 35 personas comparten sus hogares únicos

Es algo emocionante echar un vistazo a los espacios privados de otros que suelen estar ocultos a los ojos de los desconocidos. No puedes evitar sentirte intrigado por las increíbles vistas, las enormes piscinas o las inesperadas salas de cine y bibliotecas.

Ya sea visitando el apartamento de un amigo por primera vez o viendo la visita a la casa de un famoso, la mayoría de nosotros nos sorprendemos examinando cada uno de los rincones de su casa, intentando descubrir la verdad que hay detrás de los objetos y sus propietarios. Parece que cuestionar el sentido del hogar está estrechamente relacionado con el sentimiento de pertenencia a este planeta. 

"El modo en que diseñamos nuestros espacios vitales, y el alcance de nuestra capacidad para hacerlo, dice mucho de nuestro sentido de la autoestima y de nuestro valor en relación con los demás", declaró la psicóloga ambiental Adeola Enigbokan a Architectural Digest.

Hay una razón por la que nos interesa tanto ver fotos o vídeos de las pertenencias de otras personas. No sólo nos sirve de distracción mental de nuestra agitada vida cotidiana, sino que también "toca las experiencias de las personas en materia de inmigración y asilo, la exclusión por motivos de género o identidad sexual, el ascenso y descenso de clase, el miedo a vivir solo por primera vez tras un divorcio, etc.".

Genevieve Garruppo, fotógrafa de diseño de interiores, añade que queremos saber cómo viven los demás porque nos gusta ser espectadores. Miramos los diseños con total asombro mientras intentamos vernos a nosotros mismos -o a quienes podríamos ser- al mismo tiempo.

"No necesariamente de forma aspiracional, porque el buen diseño no siempre consiste en poder permitirse las cosas más caras: Se trata de hacer que tu espacio personal se sienta como una versión idealizada de ti mismo", explicó.

Los humanos siempre han sido una especie social, por lo que nuestro interés por los demás es natural. Según Anne Chappell, profesora titular de la Universidad Brunel de Londres, nuestras propias historias se forman a partir de los intercambios que mantenemos con las vidas de otras personas. A causa de la pandemia y del puro aburrimiento que la mayoría de nosotros sentimos al estar encerrados, esta curiosidad parece alcanzar nuevas dimensiones. 

Aunque este tipo de vanidad puede parecer indiscreta e intrusiva, también tiene algunos efectos positivos. Observar a los demás puede ayudarnos a procesar las dificultades a las que nos enfrentamos hoy en día. Podemos aprender a reaccionar y a adaptarnos a los cambios de nuestra sociedad. Chappell dice que mirar las cosas de los demás es un acto a menudo inconsciente por nuestra parte.

No lo hacemos porque queramos entrar en contacto con cosas privadas o prohibidas, sino porque nos ayuda a dar sentido al mundo que nos rodea. "Todas las historias que encontramos directamente en persona con otras personas (las que leemos, vemos, oímos y conocemos) tienen algún tipo de impacto en la formación de nuestra comprensión compartida de la sociedad", explicó Anne Chappell. 

El uso de las plataformas de las redes sociales está muy extendido. Pueden considerarse uno de los principales métodos para escapar temporalmente de nuestra vida cotidiana y entrar en contacto con otros seres humanos. Durante esta pandemia, muchas personas se sienten perdidas, y de esta manera tienen la oportunidad de volver a estar conectadas

Por supuesto, no es lo mismo que las interacciones que tenemos en la vida real, pero cuando te desplazas por el contenido de tu amigo o ves videos de casas de desconocidos, estás tratando involuntariamente de dar sentido al mundo: "Siempre estamos mirando al Otro porque somos seres con historia, porque damos sentido a nuestras vidas en relación con los demás".