Si has asistido a más de un espectáculo de comedia, estarás de acuerdo con que las primeras citas son una fuente común e interminable de gran contenido humorístico. Después de todo, son una mezcla de satisfacción (y una buena dosis de vitamina C) originada por una pequeña cosa universal llamada schadenfreude (o un “placer derivado de la desgracia de otra persona”) y nuestra desafortunada habilidad para identificarnos con las experiencias de citas hilarantes y absurdas.
Al igual que una resaca horrible o un congelamiento de cerebro aniquilador, una primera cita del infierno es un rito de paso que nos une a la mayoría de los que buscan el amor. Pero no importa lo desastroso que haya sido todo, luego de leer la lista de historias de primeras citas que se volvían cada vez más degeneradas que recopiló Bored Panda, hay una pequeña chance de que comiencen a ver sus experiencias de citas, sin importar de qué tan traumáticas o vergonzosas hayan sido, de una forma completamente nueva. O, al menos, se reirán de los infortunios de otras personas que buscan el amor.
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Me llevó a un museo sobre la Segunda Guerra Mundial y me dijo: “¿Sabes? Los nazis no eran tan malos”.
Mi reacción fue “NO, me voy de aquí”.
En los primeros 15 minutos él me dijo que quería que eventualmente usara una burka de cuerpo completo (yo ya uso una tela que me cubre la cabeza), y me dijo que llevaba demasiado maquillaje. Terminé la cita en ese momento.
Me dijo: "Tengo cuatro hijos con tres mujeres diferentes. Las he engañado a todas pero algo me dice que será diferente contigo. ¿Te gustan los niños?”. Me excusé para ir al baño y me fui corriendo.
Llegó 45 minutos tarde, sin enviarme un mensaje o llamar para avisarme, justo cuando estaba terminando mi bebida y yéndome. Él estaba hablando por teléfono con un amigo. Fui a saludarlo y puso su mano a la altura de mi cara para “silenciarme”. Escuché a su amigo decir: “¿Ya te acostaste con ella?”. Respondí en voz muy alta: “No, y no lo hará”, mientras me iba.
Ella criticó absolutamente TODO. El auto que conducía, la ropa que llevaba, la colonia que elegí. Se suponía que íbamos a ir a jugar a los bolos, a cenar y luego a tomar unas bebidas. Cuando se acercó una camarera para preguntarme si quería algo, pedí unos snacks y le pregunté a mi cita si ella quería algo. Me respondió “¿Quieres decir que no sabes? ¿Qué clase de cita es esta?”. Cuando estábamos en medio del juego, ella mencionó que yo hablaba de los temas de conversación equivocados. Por suerte mi hermano me llamó de la nada para pedirme prestadas unas cosas de pesca y fingí que era una llamada de trabajo. No pude haberme ido de allí más rápido.
En la primera cita, un muchacho tomó mi pie y lo levantó (yo estaba usando sandalias lindas). Masajeó mi pie por un segundo y yo me quedé helada, luego puso todos mis dedos en su boca.
En la mesa.
En una cafetería.
Hace muchos años accedí a tener una cita con una chica en una cafetería. Apareció con 4 niños que gritaban, que se treparon a todas las sillas y casi destruyeron el lugar. Pagué por nuestros cafés y me retiré, LOL.
Llegó 40 minutos tarde y no envió ningún mensaje para avisarme. Apareció con su ordenador, dijo que tenía que trabajar y me dio algo de dinero para que le comprara un café y lo que yo quisiera. Me dije: “Bueno, está bien”, y me paré en la fila mientras lo miraba ponerse los auriculares y abrir su ordenador. Volví con las bebidas y me dijo que solo tenía que terminar algo y entró en una llamada. Me quedé sentada allí durante 40 minutos con nada de conversación y él escribiendo y chateando. Por cierto, esto fue un sábado y él había agendado el horario.
Cuando terminó me dijo que fuéramos a un bar a tomar una bebida de verdad. Conversamos y traté de conocerlo pero él se comportaba como un idiota. Pidió las bebidas y luego empezó a discutir conmigo porque no me ofrecí a pagar y comenzó a hablar mal del doble estándar.
Cuando nos encontramos y comenzamos a caminar hacia el café: “Antes de que empecemos, deberías saber que mi familia es muy rica y que se harán cargo de ti. Me gustaría casarme justo después de la graduación así que no te preocupes por ir a la universidad o conseguir trabajo, porque te quedarás en la casa”.
Nunca he visto tanta cantidad de señales de advertencia desde ese momento, me fui incluso antes de entrar al lugar.
Era antivacunas. Con el nivel de locura “Bill Gates está poniendo microchips en la vacuna”. Ni siquiera terminé mi bebida. Luego de eso comencé a preguntarles a las personas si estaban vacunadas antes de acceder a encontrarnos en persona.
Habló muy muy fuerte durante toda la película en el cine y sin embargo le chistaba a cualquiera que hiciera el menor de los sonidos.
Intentaba explicarme que su familia estaba involucrada con el KKK, pero “no por razones racistas”. Esto fue después de rechazar todas las opciones de cena que no eran estadounidenses. Le di el beneficio de la duda porque venía de un pequeño pueblo de Texas, así que supuse que era todo nuevo para él. Dejé el dinero para mi comida que todavía no había llegado y me fui. No sé por qué quiso salir conmigo, soy obviamente hispana.
Fue mi primera y única cita a ciegas, organizada por un amigo en común. Llegó y estacionó en un lugar para discapacitados, se bajó del auto y me dijo que usaba el pase de discapacidad de su abuela, lo que no me gustó, pero me quedé de todas formas. Fuimos a los bolos y a cenar, y en ambos lugares fue grosera con el personal, lo que me resultó embarazoso e incómodo. Acorté la cena, pagué, me fui y nunca la volví a ver.
Simple y sin rodeos. Una chica linda se lo saca de encima rápido.
“Supongo que es mejor que te diga que voy a pretender que dejes de hablar con las otras chicas que pueda haber en tu vida”.
Luego explicó que sí, todas, y que no, era en serio, que se pone celosa con facilidad.
Ella ya había puesto nuestras fotos en una de esas aplicaciones “cómo se vería tu bebé” y comenzó a hablar sobre cómo los criaríamos.
Me di cuenta de que había puesto droga en mi bebida. Su excusa técnicamente fue que había alterado su propia bebida y entonces simplemente me ofreció probarla así que ¿fue mi culpa? Pero por fortuna pude presentir lo que ocurría, me fui de ahí rápidamente y dejé que se me pase el efecto sola en casa. En retrospectiva, podría haber salido mucho, mucho peor.