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El ilustrador Fran Krause pidió a la gente que le contaran sus miedos más raros e irracionales para convertirlos en ingeniosos cómics.

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Algunas veces, estas fobias irracionales vienen de recuerdos tempranos de la infancia, o son el resultado de algunas explicaciones demasiado vívidas que los adultos solían darnos. Sin embargo, a veces son sencillamente inexplicables.

Este proyecto comenzó con los propios miedos de Krause, y actualmente muestra tiras de más de un centenar de fobias sin sentido que los lectores le han enviado. Cuando las estás leyendo, puedes comprobar que incluso aunque tus propias fobias parecen estúpidas, no son nada fuera de lo común. Y si te sientes valiente, ¡tú también puedes enviar la tuya!

Más información en: Tumblr | Instagram | Facebook | Twitter | Tienda (via: designtaxi)

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«El invierno es una buena época para ir a patinar sobre hielo con algún ser querido. Si se caen, ten cuidado y no patines sobre sus dedos accidentalmente.»

«Hay un espejo en mi dormitorio. Me preocupa que mientras estoy durmiendo, mi reflejo se incorpore y me mire.»

«Brooklyn suele cubrirse de hielo. Me preocupa resbalarme y sacarme los ojos con alguna valla de hierro forjado, y que todo esté demasiado resbaladizo para soltarme.»

«Vivo solo. Cuando tengo que levantarme al baño por la noche, me preocupa que al volver a la cama haya alguien esperándome ahí.»

«A veces, cuando estoy en el inodoro me preocupa que ese momento sea un sueño, y en realidad yo esté en algún otro sitio cagándome encima.»

«Me preocupa caerme y arrancarme la lengua de un mordisco, y que al llamar a emergencias no sean capaces de entenderme al hablar.»

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«Cuando le digo hola a alguien y no me responde, me preocupa estar muerto pero no haberme dado cuenta todavía.»

«Cuando era pequeña, un cura me habló sobre la Virgen María, de cómo Dios pensaba que era perfecta y la dejó embarazada. Yo no quería que Dios me dejara embarazada, así que procuré no ser su tipo.»

«Cuando era más joven, pensaba que al morir me convertiría en un extra en los sueños de otras personas. A veces siento como si toda la gente que aparece en mis sueños estuviera muerta y no tuvieran ningún otro lugar al que ir.»

«Me preocupa que mi vida sea una ilusión. Que sea todo un sueño. Me preocupa despertarme algún día y darme cuenta de que solo soy un perro con mucha imaginación.»

«Yo no soy el verdadero dueño de mi cuerpo. Antes era un fantasma errabundo. Y lo robé. Ahora, cuando oigo voces, sé que es el dueño original, intentando echarme.»

«¡Jesús vive dentro de ti! Vive en lo más profundo de tu corazón.»

«Me preocupa que después de morir todos mis sentidos sigan funcionando. Y no sé si embalsamarme sería peor que incinerarme.»

«Cuando era pequeño, mi tía me dijo que un gusano hambriento vivía dentro de mi nariz. Y que si seguía sacándome los mocos, me arrancaría la punta del dedo de un mordisco. Me daba mucho miedo.»

«Me preocupa que al morir, no ocurra todo de una vez. Que empiece por los pies y sienta cómo va subiendo.»

«Espero no convertirme nunca en la clase de anciano que hace que los niños tengan miedo de hacerse viejos.»

«A veces me da la sensación de que la gente está leyendo mis pensamientos, y entonces pienso en algo divertido. Así si oigo a alguien reírse, lo sabré.»

«Me preocupa que me golpee una ola fuerte y me desoriente. Intentaría volver a la costa, sin saber que en realidad estoy nadando mar adentro.»

«Cuando era pequeño, sabía de dónde venían los bebés. ¡Salían del trasero! Y aunque soy un chico, siempre miraba después de hacer caca, para asegurarme de que no había tenido ningún bebé.»

«Cuando era pequeña, mi madre me decía que si seguía mojando la cama, saldrían gusanos del colchón y me comerían viva.»

«No me gustan las puertas giratorias del metro. A veces llevo muchas cosas encima. Me preocupa quedarme atascado en ellas algún día, y que la multitud me empujara a través de ellas, como si fuera un procesador de alimentos.»

Una vez, cuando era pequeño y vivía en Nueva Inglaterra, estaba cogiendo moras en el bosque, y me comí una, con semillas y todo. Un niño más mayor me dijo que nunca podría digerir la semilla y que sus ramas espinosas crecerían por mis arterias.»

«Cuando me despierto, abro los ojos muy lentamente, para que cualquier cosa que esté en mi habitación tenga la oportunidad de esconderse.»

«Mi madre me decía que si subía en las escaleras automáticas con los zapatos desatados, se me engancharían los cordones y quedaría atrapado bajo los escalones. También dijo que todos los guardias de seguridad de los centros comerciales eran niños que se quedaron atrapados así, y se tuvieron que quedar ahí para siempre.»

«No me gusta tener cuchillos afilados cerca. Así que los alejo de mí, hasta que están fuera de mi alcance.»

«Cuando era pequeña, pensaba que si daba vueltas rápidamente, iría a una dimensión distinta que era idéntica pero falsa. Y si giraba otra vez, volvería a casa. Perdí la cuenta de cuantas veces había girado.»

«Cuando era pequeño, leí que había cadáveres atrapados en las paredes de la Gran Muralla China, de gente que la había construido. Pensé que todas las casas tenían cadáveres en las paredes, y que un esqueleto rojo estaba atrapado en el hueco de la escalera.»

«A veces me siento como si mi vida solo fuera una película, y que cada persona que conozco es un actor pagado. Y que si pudiera ver lo que pasa a mis espaldas, los créditos del final empezarían a aparecer.»

«Cuando era pequeña, mi abuela me decía que si jugaba con mi ombligo se me saldrían las tripas, y que tendría que llevarlas en un cesto el resto de mi vida.»

«He llegado a un acuerdo con las cosas que se esconden en mi sótano. Después de apagar la luz, tengo exactamente diez segundos para irme sin sufrir daño. Siempre uso todo el tiempo disponible, esperando ver algún movimiento de reojo cuando llego a la zona segura.»

«Cuando miro las estrellas, tengo miedo de que la gravedad se dé la vuelta y yo caiga al cielo para siempre.»

«Me preocupa que en mi funeral nadie tenga buenas historias ni cosas amables que decir.»

«Creo que deberíamos cerrar esto…»

«Sí.»