Poner a tu hijo en su sillita en el coche no es suficiente para protegerlo mientras viaja. Hay que abrocharlos correctamente también. Hace poco Rebecca T. Boyer, enfermera en Memphis, compartió una historia horrible sobre un accidente de coche, que demuestra que los padres nunca pueden bajar la guardia.
«Mi marido David iba a 80 km/h cuando se cruzó un coche por tres carriles intentando girar para coger una salida situada a la derecha de mi marido. Está claro que ese coche no tenía tiempo para hacerlo, porque el coche de mi marido se chocó contra su puerta del copiloto. Luego descubrimos que esa temeraria no tenía ni licencia ni seguro, y era la 3ª vez que la pillaban conduciendo sin carnet.»
David pisó el freno tan fuerte, que se fracturó 3 metatarsianos en su pie derecho. Por suerte, no necesita cirugía, pero no puede usar el pie derecho en 2 meses. Pero es su hijo, William, el que tenía de su lado al ángel de la guarda.
«William no se hizo ningún daño.» De hecho, ni siquiera se despertó de su siesta. Pero sus padres hicieron todos los esfuerzos posibles para que viajara de la forma más segura. «Antes de que naciera William fuimos a una clase de seguridad infantil que lo cubría todo, desde RCP a los asientos del coche. Y también nos leímos el manual del asiento cuando lo compramos.»
«No creo que ahora tengamos miedo de viajar en coche. No merece la pena vivir con miedo de algo que puede pasar en cualquier momento y lugar. Pero sí que nos ha reforzado la idea de que hay que abrochar a William correctamente al asiento todas y cada una de las veces que salgamos en coche.»
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