Esta madre tiene un doctorado en desarrollo infantil, y comparte 9 «locuras» que quizá sean útiles a otros padres

No me preocupo por cuánto come. No entro en pánico pensando que no comió lo suficiente en el día y que, por lo tanto, se está muriendo de hambre, y se despertará un millón de veces a la noche. La ciencia ha demostrado que los niños no hacen eso. No se despiertan si tienen hambre, a menos que estén famélicos, obviamente. Y si se despierta en medio de la noche porque tiene hambre, ¿es aquello tan extraño? ¿Nunca se han despertado en medio de la noche porque estaban hambrientos? Probablemente. Lo que prefiero hacer es asegurarme de que ella escucha a su cuerpo. Si no tiene hambre cuando le sirvo su comida, está bien. Quizás en 20 minutos estará hambrienta, y eso también está bien, le daré comida entonces. Piensen cómo se sienten cuando tienen hambre, y cuándo quieren comida. Los niños son exactamente iguales, pero sin los mismos mecanismos de autocontrol. Y sin la capacidad de ir y tomar algún tentempié. Así que, si quieren un consejo: dejen de estresarse sobre lo que sus hijos comen y cuándo lo hacen, y solo estén atentos a lo que ellos les comunican.
 

Le permito a mi hija estar frente a las pantallas. Ahora, todos sabemos que la AAP recomienda no dejar a los niños menores de 2 años frente a una pantalla. Pero estas recomendaciones no son realistas. Múltiples estudios han demostrado que esto no se tiene en cuenta porque no es realista para los padres. Los niños se salen con la suya, y consiguen más tiempo frente a las pantallas de lo que la AAP recomienda. Eso no significa que deberían colocar una pantalla en frente de sus hijos durante 8 horas al día, pero creo que existe un lugar y un tiempo para ello. Mi hija grita muchísimo en el auto. Le doy mi teléfono móvil con YouTube, y ya está. Ella mira Coco Melon o Blippi y deja de gritar. Y a mí no me da un ataque de pánico.

No le hablo a mi hija como si fuese un bebé. No dijo “gugu gaga” o cualquier otra frase de bebé. Eso no significa que no le hable con un enfoque para niños. Reduzco la velocidad de mis palabras y recalco cosas. Señalo objetos, pero no repito los errores que ella comete. Si llama a algo “bot bot”, como a una botella, no le repito “bot bot” a ella. Repito la palabra correcta. Literalmente, solo digo “botella” como respuesta, luego de que ella diga “bot bot”. Ella intenta decir la palabra que yo digo, pero si yo le repito la palabra errónea, la que ella dijo, le reafirmaré que esa es la palabra correcta. En cambio, si le digo “botella”, ella tendrá otra chance de oír como suena y, potencialmente, intentar decirla por su cuenta.

Soy muy, muy perezosa. No todos son iguales de perezosos. Esta es la forma en la que yo holgazaneo. Me adhiero al término “paternidad perezosa”, sobre el cual @scienceminded hizo una buena publicación, así que vayan a echarle un vistazo. Básicamente, me siento y observo a mi hija mientras juega. Puede que invite a una o dos personas, pero nada más. Intento no involucrarme. Existe una filosofía de Montessori que dice: “ayuda lo menos posible, pero tanto como sea necesario”. Y eso es lo que realmente funciona bien con la ideología de la paternidad perezosa. No quiero tener que entretener constantemente a mi hija. Me gusta observarla y ayudarla cuando lo necesita, pero no todo el tiempo. Tampoco la interrumpo. Y eso es algo muy difícil de hacer como padre. Puede que quieras decir “no, así no es como se hace, déjame enseñarte”, pero interrumpir su juego detiene su proceso de aprendizaje. Los niños aprenden cuando se equivocan. Es por eso que no la interrumpo, a menos que me pida ayuda y que realmente la necesite.
 

Confío en su independencia un poco más de lo que haría la mayoría. Y lo hago de forma segura. No contamos con una puerta protectora para bebés en las escaleras, aunque solíamos tener una. Pero todavía tenemos una de estas puertas en la parte superior de las escaleras, ya que ella duerme en su propia cama y puede salir cuando lo desea.

Con respecto a la trona, se la confiamos a ella. Esto es lo que hicimos: quitamos el frente de la trona, así que ahora es solo una silla normal, y ella se sube por su cuenta. Es genial, porque así no tenemos que subirla todo el tiempo. Y sí, ella tan solo tiene 1 año. Para evitar que grite a mis pies mientras cocino la cena, compramos una torre de aprendizaje. Ella la ama, y me ayuda a cocinar.
 

No le impongo a mi hija una hora para dormir. Primero, porque no funciona y solo hace que mi salud mental empeore, ya que intento hacerla dormir por horas y eso es estresante. Y, segundo: ella es lista. Sabe cuando necesita dormir, al igual que tú. A veces, uno no está cansado a la hora de dormir. Estas son algunas de las cosas locas que hago y, si tú no las haces, está bien igual.

Dejo que mi hija desordene. Que desordene de verdad. Me gusta tanto que desordene que incluso le he hecho varios materiales sensoriales especiales, para que desordene todavía más. ¿Por qué los juegos sensoriales desordenados son buenos para el desarrollo de los niños?: porque son geniales para su desarrollo cognitivo, ayudan a desarrollar y mejorar su memoria, y los alientan a desarrollar el lenguaje, particularmente, los conceptos abstractos. Realmente ayudan a calmar a un niño agitado. Mejoran la motricidad fina y gruesa y la coordinación entre las manos y los ojos, entre muchas otras cosas. Además, son inclusivos. Todos los niños pueden participar en los juegos sensoriales desordenados. Así que realizo muchos juegos sensoriales junto a mi hija, casi todos los días. Sé lo difícil que puede ser pensar qué actividades sensoriales hacer y encontrar recetas seguras que los bebés puedan comer, porque sabemos que un bebé querrá probar todo. 
 

Mi beba no duerme en una cuna, y jamás lo ha hecho. Tuvimos que vender su cuna porque no me dejaba colocarla en ella. La odiaba. En su lugar, tiene una cama doble.
 

Nunca le di puré a mi beba. Hice un destete dirigido por el bebé, que consiste en darle comida desde el principio y jamás darle comida triturada. La idea de este tipo de destete es que los bebés aprendan a masticar antes de aprender a tragar. En cambio, con los purés, ellos aprenden a tragar antes de masticar. Aparentemente, muchas personas dicen que esto les enseña cómo comer, que aprenden una buena higiene alimentaria y que los vuelve menos exigentes con la comida. Todo esto es parte de la sabiduría popular. Pero ¿saben cuál es mi experiencia personal? Que es solo anecdótico y no está basado en la evidencia. Mi hija no comió sus alimentos de manera correcta hasta que tuvo 14 meses de vida. Yo hice todo perfectamente: tenía el equipo adecuado, la trona Stokke Tripp Trapp y todas las herramientas para el destete. Preparaba bien todos sus alimentos pero, aun así, no comenzó a tragar su comida por un largo tiempo, y no consumió alimentos hasta que tuvo 14 meses. Así que, si me lo preguntan: alimenten a sus hijos como lo deseen.