Es aterrador cuando tu intuición comienza a decirte que algo anda mal pero no puedes definir exactamente por qué te sientes así.
Así que, para aprender más sobre este fenómeno, el usuario de Reddit u/inferno2808 les preguntó a los internautas: “¿Cuál fue el momento más aterrador en el que sentiste que algo no andaba bien?”. Y, como podrán imaginarse, la gente respondió con muchas historias escalofriantes.
Desde acosadores aterradores hasta actos mortales de la naturaleza: continúen leyendo para ver por qué, a veces, confiar en nuestro sexto sentido es una buena idea.
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Trabajaba como seguridad en BFE, Missouri, y una noche, alrededor de la medianoche, me enviaron a Walmart para comprar algunas cosas. Conducía por la autopista 50 cuando vislumbré una figura al costado de la carretera, como cuando ves algo fantasmal por el rabillo del ojo. Me detuve y una joven se acercó a la puerta del pasajero.
Se encontraba casi hiperventilando y se la veía muy asustada. Como no pude entender lo que decía, le dije que se subiera a mi camioneta. Luego de estar sentados allí por un momento, intentó hablar. Pero, justo en ese momento, una camioneta se detuvo detrás de mí, todavía en el costado de la autopista 50. Un hombre se bajó y se acercó a la ventana del lado del pasajero, que aún estaba baja.
Tomó a la chica y comenzó a maldecirme. Pasó medio segundo hasta que me repuse y le expliqué, en voz alta y calmadamente, que tenía que alejarse porque ella no se bajaría de mi camioneta. Le dije que no tenía idea de que estaba ocurriendo, pero que la llevaría a donde quisiera ir.
Hablamos de camino al hospital. Ella era de otro estado y unos chicos, que había conocido por un amigo en común, la agredieron y la llevaron a un campo. Le pegaron hasta que fingió estar muerta. Se escapó de la parte trasera de la camioneta cuando se detuvieron para cargar gasolina.
No suelo detenerme por extraños a la medianoche, pero algo dentro de mí me hizo frenar por esa mujer.
Tenía 4 años y estaba junto a mis padres en un mercado muy ajetreado de la ciudad cuando, de repente, me perdí y me separé de ellos entre la multitud de gente. Rápidamente, me sentí muy desorientado y comencé a caminar en círculos mientras lloraba por haber perdido a mi mamá y a mi papá. Un hombre alto se me acercó y me dijo que me ayudaría a hallar a mis padres. Luego, dijo que debería ir con él a su camioneta, que se encontraba estacionada a una calle de distancia, para que pudiéramos conducir por el mercado y así hallarlos.
Nada de todo esto tuvo sentido para mí, así que le dije que debía quedarme donde estaba. Entonces, comenzó a ser más insistente e intentó convencerme con más fuerza para que fuera con él. Yo era terriblemente ingenuo, pero instintivamente me sentía aterrado y desconfiado de él. Cuando estaba por tomar mi mano, mi papá y mi mamá me encontraron. Se habían asustado tanto mientras intentaban hallarme que ni siquiera notaron al hombre extraño que estaba conmigo, pero, tan pronto como él los vio, se mezcló entre la multitud y desapareció.
Detesto pensar cuál habría sido mi destino si hubiese sido más crédulo o confiado.
A altas horas de la noche, me encontraba sentada en mi coche, esperando que mi novio terminara su turno en el trabajo. Un hombre pasó caminando e hicimos contacto visual. Tuve una sensación de peligro, pero pensé que estaba exagerando. Pasaron unos minutos y el miedo no se iba. Finalmente, decidí mover mi coche del borde del estacionamiento hasta el frente del restaurante, donde hay un estacionamiento para clientes. Encendí mi auto y, cuando estaba a punto de ponerlo en marcha, el hombre apareció desde atrás e intentó, con mucha fuerza, abrir la puerta de un tirón. Apreté el acelerador y me siguió por un segundo, para luego golpear mi ventana con una piedra. Seguí conduciendo y él continuó arrojándome piedras, hasta que se fue corriendo. Temblaba tanto que apenas podía conducir. Estoy bastante segura de que se acercó sigilosamente justo antes de que yo encendiera el motor.
Estaba de camino a la escuela secundaria cuando una señora en un auto se detuvo a mi lado y me llamó Linda. Ese no es mi nombre, pero es bastante parecido al mío, así que la miré.
Se disculpó y me explicó que había creído que yo era su nieta. Luego, se ofreció a llevarme a la escuela, pero yo ya estaba parada en el área de la escuela. Me faltaba caminar media cuadra para entonces girar y entrar al edificio.
Cuando le dije que no, intentó exigir que me subiera al auto. Le dije que no, le agradecí y me fui corriendo. Mucho después, se me ocurrió que, quizás, ella no tenía intenciones de llevarme a la escuela.
Mi mamá se despertó de un sueño profundo y tuvo una sensación horrible, así que se dirigió a ver cómo estaban sus hijos. Todos se hallaban bien y estaban dormidos, eran alrededor de las 2 de la mañana.
Sintiéndose estúpida por haberse preocupado por nada, decidió fumar un cigarrillo para calmar sus nervios antes de volver a la cama.
Mientras intentaba encenderlo, notó algo por el rabillo del ojo. Antes de irse al bar, mi papá había preparado un poco de ramen en la estufa de gas: había apagado la llama, pero dejado el gas abierto. Horrorizada, lo apagó y abrió las puertas y ventanas. No se atrevió a fumar dentro hasta 2 días después, debido a su paranoia.
Había planeado visitar a mi papá por la tarde. Lo llamé en la mañana para preguntarle si necesitaba algo, ya que de todas formas tenía que ir a la tienda y fácilmente podría comprar algunas cosas para él. No respondió. Fue un poco raro, pero no inusual. Aun así, no pude sacármelo de mi mente. Entonces, intenté llamarlo 30 minutos después. Nuevamente, no respondió. Ni en su teléfono fijo ni en su móvil. Así que decidí dirigirme hasta allí más temprano y asegurarme de que estuviera bien. No puedo explicarlo, pero sentí que algo había ocurrido. Lo encontré muerto en su casa. Se había caído y se había abierto la cabeza.
Hasta el día de hoy, no sé qué fue peor: hallarlo así o el viaje de 30 minutos en el que la sensación de que me encontraría con algo así solo aumentaba.
Desperté una hora y media antes de la alarma y no pude volver a dormirme, así que me levanté para preparar el almuerzo de mi pareja. Noté que la puerta principal estaba abierta y que la luz de la sala estaba encendida. Mi mamá estaba viviendo conmigo y, como tenía una perra, asumí que la había sacado fuera, pero el aire a mi alrededor se sentía realmente raro. Comencé a preparar el almuerzo y me di cuenta de que ella seguía sin regresar. Abrí la puerta para echar un vistazo afuera y la hallé al pie de los escalones de mi porche, tirada en un charco de sangre. Pensé que le habían disparado. Resulta que se había caído al intentar bajar los escalones y se había abierto la cabeza. Pasó una semana en el hospital, con una lesión cerebral. Ella está bien ahora. De hecho, los doctores hallaron un punto en su pierna en el que su cáncer se había extendido, y lo encontraron mucho antes de lo que lo habrían hecho si ella no se hubiese caído.
Cuando era adolescente, trabajaba en la empresa de construcción de mi abuelo y hacía toda clase de tareas: desde ayudar a los techadores hasta trabajar en el equipo o hacer jardinería en la casa de mi abuelo.
Un día, mi abuelo compró un montón de motocicletas y scooters, ya que pensaba que podíamos limpiarlas y venderlas. Había comprado baterías nuevas y me dijo que las llenara y las reemplazara.
Llené la primera batería con la solución ácida, como de costumbre, pero luego tuve una sensación extraña y pensé que debía colocarme unas gafas o un protector facial. Miré alrededor, encontré un protector facial y me lo puse. Continué llenando las baterías cuando, de repente, el lado inferior del recipiente explotó y me roció toda la cara con ácido. ¡Haber buscado y llevado ese protector me salvó de una ceguera y quemaduras desfigurantes!
Trabajé en un sistema de radio en la torre de agua local de una ciudad bastante remota. Cuando llegué, era un hermoso día de finales de primavera, en octubre, pero luego de unas dos horas, todos los pájaros se callaron y el viento se detuvo… saqué a mi equipo del “modo de espera” y lo coloqué como “prueba en vivo”, ya que tuve una extraña sensación de que no tendría tiempo para hacer la prueba en su totalidad. Salí para sentarme en mi coche y, unos 90 segundos después, un rayo cayó directamente en la torre de la que acababa de salir, el cual era el punto más alto en 200 km. Fue, literalmente, lo más fuerte que jamás he escuchado en mi vida.
Es una larga historia, pero, en suma, atrapé a un hombre asqueroso que intentaba exhibirse frente a mi hija de 11 años. Tuve un presentimiento y fui a ver cómo estaba (yo me encontraba en otra parte de la tienda y llegué justo a tiempo). Siempre sigan sus instintos y confíen en sus presentimientos.
Le había enviado un mensaje de texto a mi amiga Katie durante la noche, pero nunca me respondió, lo cual no era habitual en ella. Debido a esto, tuve una sensación de que algo andaba mal. Más tarde, durante el día, mi otro amigo me dijo que necesitábamos hablar e, instantáneamente, supe que mi amiga estaba muerta.
Falleció en un accidente automovilístico la noche en la que le había enviado el mensaje, y lo supe antes de que cualquiera me lo dijera. ¡Te extraño, Katie! Q.E.P.D.