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En los jarrones de Greg Payce hay más que ver de lo que parece, porque la verdadera belleza de su trabajo no está en la cerámica, sino en el espacio vacío entre ellas.

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Mira bien para darte cuenta. El artista ha creado una sutil ilusión que utiliza la superficie exterior de sus jarrones para dibujar figuras y rostros. Sus esculturas forman parte de un proyecto que este alfarero canadiense ha titulado Alumina, y la idea está inspirada en el llamado Jarrón de Rubin. En 1915 el psicólogo danés Edgar Rubin creó una serie de dibujos bidimensionales que jugaban con la idea de rostros escondidos, y ahora Payce ha reimaginado esa idea dándole vida en forma tridimensional. Un uso genial del espacio negativo.

(via: mymodernmet)

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