25 empleados de maternidades revelaron los casos más impactantes de personas no aptas para ser padres
El milagro del nacimiento es algo maravilloso. Darle la bienvenida al mundo a un bebé amado puede ser una experiencia profundamente emotiva, tanto para los padres como para el personal de salud que los acompaña. Sin embargo, por desgracia, no todo lo que ocurre en la sala de parto llena de alegría a los médicos y enfermeros. Cada niño merece tener padres, pero tristemente, no todos los padres merecen tener hijos.
Recientemente, algunas personas que trabajan en maternidades han compartido en Reddit las historias más impactantes sobre los peores padres que han conocido. Les advertimos desde ahora que estos relatos no serán fáciles de leer, pero también son un buen recordatorio de la importancia de valorar a los hijos. Además, podrán encontrar una conversación con la Dra. Rachel Reed, ex partera, autora, docente y conferencista.
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Durante mi trabajo en una unidad de salud mental perinatal, conocí el caso de una mujer que había sido madre recientemente. Había dado a luz hacía una o dos semanas, presentaba psicosis posparto y se encontraba en estado catatónico.
En este contexto, su esposo le preguntó a un miembro del personal cuándo podrían empezar a intentar tener su segundo bebé.
¡¿Qué estaba pensando?! Tendría que replantearse sus prioridades y, definitivamente, no debería ser padre o esposo.
hay unos que no respetan a su mujer y acaban teniendo otro hijo que se lleva apenas 9-10 meses con el primero. estando yo embarazada, una mujer me contó que su marido- ginecólogo del hospital- le había obligado a quedarse embarazada cuando su primer hijo aun tomaba pecho (no tenía aún 8 meses y ella ya estaba embarazada de 6 meses)
Para profundizar en este tema, nos pusimos en contacto con la Dra. Rachel Reed, autora, profesora, conferencista y ex partera. Rachel tuvo la amabilidad de conversar con Panda Curioso y compartir cómo es realmente trabajar en una sala de maternidad.
“Es un lugar muy ajetreado y enfocado en la eficiencia del cumplimiento de las tareas. En la última década, la presión laboral ha aumentado, el personal ha disminuido y se trabaja con una excesiva cantidad de documentación”, explicó.
Esta historia ocurrió cuando era estudiante de enfermería y hacía prácticas acompañando a una visitadora de salud comunitaria. Visitamos a una mujer embarazada que aún no conocía el género del bebé. Por alguna razón, nos contó que su novio (el padre del bebé) había sido condenado por agredir s**ualmente a una menor de 13 años. La madre contó esto a muy a la ligera y se mostraba enojada porque la gente seguía juzgándolo por un “error” que había cometido.
La visitadora médica se horrorizó y le preguntó si no le preocupaba que pudiera hacerles daño a sus hijos (dos niños menores de 10 años de una relación anterior). Ella se limitó a decir: “Por supuesto que no, ¡son varones!”, básicamente admitiendo que este hombre le había hecho algo a una niña.
Entonces, la visitadora médica contestó: “¿Y si el bebé que vas a tener ahora es una niña?”. La mujer se encogió de hombros y dijo: “Simplemente abortaré y lo intentaremos de nuevo hasta que tengamos un niño”. Lo dijo con mucha despreocupación, como si hablara del clima.
Nunca sentí tanto desagrado por un ser humano, y solo espero que los niños estén a salvo.
También le preguntamos a la Dra. Redd cuáles son algunos de los aspectos más difíciles de ser partera. “La falta de tiempo para acompañar a las mujeres, ayudarlas a recuperarse después del parto y brindarles apoyo en el cuidado de sus bebés”, compartió. “Las exigencias institucionales suelen priorizar que las mujeres permanezcan en el hospital el menor tiempo posible y sean dadas de alta rápidamente”.
No soy profesional de la salud, pero mi bebé nació prematuro y pasó un poco más de un mes en la UCIN. Fue la experiencia más difícil de mi vida. Mi esposa y yo tuvimos la fortuna de poder turnarnos para cuidar a nuestro pequeño prácticamente las 24 horas del día.
El bebé contiguo a nosotros nació el mismo día que nuestro hijo y parecía estar en una situación similar, necesitaba un respirador y oxígeno. Que yo recuerde, en esos 34 días, nunca tuvo un visitante ni alguien que lo cargara en brazos o lo consolara, más allá de los excelentes enfermeros que trabajaban allí. Pienso mucho en ese bebé y, de corazón, espero que haya salido adelante y encontrado un hogar lleno de amor.
No soy obstetra; soy una persona que ha dado a luz. En la misma sala en la que me encontraba, había otra mamá que le decía una y otra vez a su recién nacido: “Shh, los niños no lloran”. No quiero ni imaginar cómo será criado ese pobre chico.
¿Y qué esperaba? ¿Que el bebé se ponga así? dtytyty-67...f23e6c.png
La Dra. Redd agregó que aún queda mucho por hacer para mejorar las salas de maternidad. “Los sistemas de maternidad no fueron diseñados para atender las necesidades individuales de las madres y los bebés, sino para responder a las demandas de las instituciones”, explicó. “Una de cada tres mujeres queda traumatizada tras experimentar un parto. Necesitamos un sistema de atención médica que realmente apoye a las mujeres y a las nuevas familias, en lugar de señalar las faltas de una minoría de padres”.
No trabajo en una sala de maternidad, pero tengo una prima que es una persona con un trastorno por consumo de d**gas. Recientemente, tuvo a su quinto hijo. Cada vez que tiene un bebé, se lo quitan, y luego vuelve a tener otro con la esperanza de poder quedarse con él. Tiene la suerte de que sus padres (mis tíos) hayan albergado a todos los niños para que puedan estar juntos. Sin embargo, sus padres están cerca de cumplir 70 años y ya han criado a cinco hijos propios. La verdad es que odio a mi prima por hacerles esto.
Mi hija tuvo varios problemas de salud cuando era bebé y fue hospitalizada a los 4 días de nacida. Estábamos en el piso de pediatría, y en su historia clínica se leía el diagnóstico: “retraso del crecimiento” (perdía peso a pesar de estar conectada a una sonda nasogástrica, y su presión arterial bajaba de forma inesperada).
En cada cambio de turno, una enfermera entraba alegremente a la habitación y se sorprendía de que hubiera un padre presente. Al tercer día, pregunté por qué, y me explicaron que el “retraso del crecimiento” casi siempre significa que los padres no están cuidando debidamente al bebé. Por eso, la enfermera asignada asumía que tendría un buen turno cuidando y abrazando al bebé (porque los bebés que reciben afecto se desarrollan mejor).
Me entristeció darme cuenta de que hay personas que dejan a sus hijos solos durante días, incluso semanas, porque no quieren estar ahí. Puedo entenderlo si es por razones como trabajo o ser madre o padre soltero con otros hijos que atender. Sin embargo, las enfermeras me explicaron que, lamentablemente, este no suele ser el caso.
a mi me tienen que sacar a rastras de ahí para dejar a mi hijo solo
Mi obstetra me contó la historia del parto más triste que atendió: una niña de 12 años que dio a luz a un bebé. Durante una de las rondas posparto, al entrar a revisarla, la encontró dormida chupándose el dedo.
Es por esto que la Educación sexual y afectiva debe estar entre las asignaturas escolares.
Trabajaba como trabajadora social para los Servicios de Protección al Menor, pero esta historia ocurrió en una sala de maternidad. Una madre con uso problemático había dejado de consumir sustancias durante algunos días porque temía dar positivo en las pruebas al dar a luz. Más tarde, tras el nacimiento del bebé, mientras aún se encontraba en el hospital, el padre del bebé/su pareja le suministró “algo”. Ella se quedó dormida y dejó caer al recién nacido al suelo.
Por suerte, la pequeña tuvo un final feliz. Terminó con algunos moretones, síntomas de abstinencia y era más pequeña de lo normal para su edad, pero seguí su caso de cerca hasta que tuvo 6 o 7 años, y estaba teniendo una buena vida. Sus padres se negaron a entrar a rehabilitación o mejorar su situación de ninguna forma, así que la niña fue adoptada rápidamente por una familia increíble.
No trabajo en una sala de maternidad, pero presencié algo terrible cuando fui a visitar a mi amiga después de que tuvo a su bebé.
Su esposo estaba sentado en un rincón de la habitación jugando con su consola, mientras ella, que se estaba recuperando de una hemorragia que casi le cuesta la vida, intentaba adaptarse a la maternidad. Durante el parto, las cosas se habían complicado tanto que tuvieron que reanimarla. Cuando la fuimos a ver unos días después, todavía se la veía muy mal.
Mientras le cambiaba el pañal al bebé, era evidente que nunca lo había hecho antes, y mucho menos con un niño. Intenté advertirle sobre cómo los varones pueden orinar de repente, pero fue demasiado tarde ya que el bebé terminó haciéndole pis encima.
Mi esposo y yo tratamos de ayudarla y buscamos a una enfermera para que la ayudara a cambiarse, en tanto su esposo seguía sentado en un rincón, completamente desconectado de toda la situación, jugando videojuegos.
Cuando la enfermera llegó, mi amiga finalmente explotó y le gritó a su esposo para que la ayudara. Mi esposo, la enfermera y yo solo nos miramos incómodos sin saber qué hacer.
No me puedo imaginar cuántas veces las enfermeras tienen que ser testigos de situaciones como esa. En su lugar, yo me llenaría de rabia.
yo directamente voy al registro civil y anoto mi nombre en el libro de familia. ¿padre? desconocido. y créeme que este imbécil ni se va a molestar en ir al registro y se enterará tarde que no consta como padre.
No soy un empleado, soy padre.
En enero de este año, mi hijo tuvo que ser trasladado de urgencia a un hospital pediátrico especializado. Mientras estábamos en la UCIP, ingresaron a un bebé pequeño (de unos 6 meses, creo) y lo colocaron en la habitación privada junto a la nuestra. Al principio, no le di mucha importancia, pero luego noté la presencia de muchos policías. Incluso el Departamento de Investigaciones Criminales estaba allí. Los padres no podían entrar a la habitación sin supervisión.
Al día siguiente, escuchamos un alboroto en una de las otras habitaciones cercanas. Era la madre del bebé, molesta porque la estaban interrogando, cuando, según ella, no había hecho nada malo. Más tarde, ocurrió lo mismo con el padre. Al otro día, llegó una mujer con otros dos niños, que resultó ser la tía del bebé y sus hermanos. Digamos que no pudieron mantener su conversación privada, y todos los que estábamos allí nos enteramos el por qué ese bebé estaba en el hospital: presentaba múltiples fracturas. Dos días después, ambos padres fueron escoltados del lugar con esposas.
Poco después, leí en un artículo que los otros dos niños habían sido puestos en hogares de acogida. También tenían antecedentes médicos de “accidentes”.
¡Esas dos personas nunca deberían haber sido padres!
No soy un trabajador de la salud, pero quisiera compartir la historia de la madre de mi esposo. Ella tenía 40 años, obesidad mórbida, problemas con el alcohol y estaba al borde de quedarse sin hogar. Experimentó varios abortos espontáneos hasta que le encontraron un tumor uterino del tamaño de un balón de fútbol. A pesar de ello, rogó que le dejaran conservar al menos un ovario para seguir intentando tener un bebé, aunque los médicos le advirtieron que el bebé nacería muy prematuro, ya que no había suficiente espacio en el útero para que pudiera desarrollarse completamente.
El hombre que finalmente le dio ese bebé prematuro fue alguien que conoció en un bar y que, según ella, Dios le había señalado como el indicado para darle un hijo. Los médicos le advirtieron que mi esposo tenía una probabilidad muy alta de no poder caminar, hablar o aprender a usar el baño. Sin embargo, a su madre eso no le importó, porque lo único que quería era tener un bebé, incluso si significaba que sería un bebé para siempre.
Al ver las fotos, me cuesta creer que las personas que instalaron el monitor de apnea y el resto del equipo médico no tuvieran problema con lo abarrotado y desordenado que estaba el cuarto. La única razón por la que mi suegra consiguió su casa (que ahora, como debería ser, es 100% de mi esposo) fue gracias a un programa para madres de bajos ingresos con bebés de alto riesgo.
Por suerte, los médicos se equivocaron y mi esposo no tiene ninguna discapacidad. Desafortunadamente, eso reforzó aún más la convicción de su madre de que su religión tenía razón.
Un amigo mío ha adoptado a dos bebés del sistema de acogida que son medios hermanos (no se sabe quiénes son los padres, pero tienen la misma madre). La madre, que está en sus treinta, ha tenido nueve hijos. Es trabajadora s*xual y tiene un uso problemático de d**gas, pero cada vez que descubre que está embarazada, hace algo para ir a la cárcel, donde deja de consumir y da a luz.
A su último bebé lo tuvo completamente sola en su celda y lo dejó en el suelo mientras volvía a acostarse. Por fortuna, los guardias lo encontraron antes de que muriera de frío. Ahora es un niño precioso de tres años. Se conoce dónde están cinco de los nueve hermanos (todos adoptados), y los padres se aseguran de que mantengan el contacto entre ellos.
Mis padres dirigen un hogar para niños con necesidades médicas complejas que requieren cuidados las 24 horas. La mayoría de los niños que atienden han estado bajo la tutela del estado. Además de las desgarradoras historias relacionadas con el consumo de d**gas durante el embarazo que otros han mencionado (algo bastante común en los casos que reciben), hay una en particular que nunca olvidaré: una mujer que, al parecer, bebía lejía durante todo su embarazo con la esperanza de que su bebé naciera rubio. Esto causó daños irreversibles en el cerebro del bebé, además de numerosos problemas médicos graves.
Que desajustada esa madre. Que pruebe ponerse unas gotitas de limón en los ojos para que se le pongan verdes
Como estudiante de enfermería, realicé prácticas en una unidad obstétrica. Allí atendimos a una madre joven que acababa de tener a su segundo hijo. Durante todo su embarazo, se negó a dejar de fumar m***huana porque consideraba que no existía suficiente evidencia de que pudiera ser perjudicial para el bebé. Su bebé nació prematuro, con bajo peso y con otras enfermedades que lo afectarán de por vida.
Ella no podía pasar más de dos horas sin salir a fumar, incluso si eso implicaba dejar al bebé solo en la habitación (se negaba a avisar al personal de enfermería cuando salía) o dejarlo con su prima joven, quien no sabía cómo sostener a un bebé y casi provoca que el recién nacido se atragante con su propio vómito. Por la seguridad del bebé, tuvimos que aumentar el monitoreo a su habitación a intervalos de 20 minutos.
Para colmo, mientras todo esto sucedía, su primer hijo estaba a unos pasos, en la unidad pediátrica, recibiendo tratamiento por diabetes tipo 1. Ella ya le había cedido la custodia de su hijo mayor al padre de este, porque no se sentía capaz de cuidarlo hasta mejorar su situación. No visitó a su hijo ni una sola vez, a pesar de que estaba a menos de 10 metros de distancia.
Estoy segura de que hay casos mucho peores, pero no puedo evitar preguntarme cómo estarán ahora esos dos niños.
Tuve una alumna de secundaria que, a sus 16 años, se embarazó de su tercer hijo. Fue una situación terrible; me sentí muy mal por ella. Sus tres hijos eran de un chico que era una persona detestable e increíblemente cruel (él también fue mi alumno).
esa manía de no dar una educación sexual y si hablar de abstinencia sexual en adolescentes llenos de hormonas
Mis dos hijos pasaron un tiempo en la UCIN. Una de las cosas más tristes de ese lugar era notar los pocos visitantes que había. Era una UCIN con 50 camas y, a menudo, mi pareja y yo éramos los únicos allí.
La primera vez que intenté ir a ver a mi bebé más pequeño, mientras yo seguía hospitalizada, no le avisé a nadie dónde iba. Ya sabía donde se encontraba la UCIN, así que me dirigí hacia el ascensor con mi bata del hospital puesta. La recepcionista me gritó para que regresara y registrara mi nombre. Le expliqué que solo quería ir a ver a mi bebé, pero ella me respondió que tenían que llevar un control de las madres que entraban y salían, porque ya habían tenido casos de mujeres que se iban y nunca regresaban, abandonando a sus bebés.
Trabajé en una clínica de abortos en los años 90 y recuerdo a una joven que no lograba mantenerse sobria el tiempo suficiente para realizarse el aborto que deseaba. El síndrome alcohólico fetal es más grave de lo que muchas personas creen. Es triste.
Soy voluntario en una UCIN. Hace poco, un “papá” que se había negado a figurar en el acta de nacimiento comenzó a discutir y comportarse de manera inapropiada. Mientras el bebé dormía, lo despertó, y la enfermera señaló que lo trató de forma brusca. Finalmente, se le prohibió el acceso a la UCIN. Los servicios de protección infantil intervinieron y, con suerte, continuarán supervisando el caso.
Este año atendí a dos pacientes que demostraron que probablemente no deberían haber sido madres. Ambas hicieron un escándalo porque se sentían demasiado cansadas para alimentar o cuidar a sus hijos y exigían que las enfermeras se hicieran cargo.
Una de ellas preguntó para qué estaban las enfermeras si no era para encargarse del bebé, ya que ella no quería hacerlo. La otra expresó que estaba demasiado agotada para alimentar a su hijo. Esta última incluso acudió al servicio de urgencias en los meses posteriores al nacimiento afirmando que seguía demasiado cansada para cuidar al bebé y exigiendo que el hospital se hiciera cargo, como si fuera una guardería. Además, hace poco solicitó una prueba de embarazo porque pensaba que podría estar embarazada de nuevo.
Trabajo en la unidad de emergencias y tenemos una paciente habitual. Le han quitado la custodia de 8 hijos, pero afirma que seguirá teniendo más hasta que le permitan quedarse con uno.
y un juez no puede autorizar la esterilización forzosa? suena horrible pero peor es que siga trayendo bebes al mundo y que acaben dentro del sistema
Conozco a una pareja que solía ser una familia de acogida. Casi todos los años recibían a un recién nacido de una pareja cuyos miembros estaban registrados como delincuentes s**uales. A pesar de saber que los servicios sociales les quitarían al bebé de inmediato, seguían teniendo hijos.
Esto no responde exactamente a la pregunta, pero está relacionado con el tema. En una fiesta, una chica, que estaba tan borracha que no podía mantenerse de pie y casi quema los muebles con sus cigarrillos y pipa, anunció, en un cómico “susurro” que se escuchó en toda la habitación, que tenía unos meses de embarazo. Sin embargo, aclaró que no había nada de qué preocuparse porque ya había programado un aborto.
Todos los presentes soltaron un suspiro de alivio, ya que esta mujer había perdido anteriormente la custodia de sus cuatro hijos. Luego, alguien le preguntó por qué no usaba métodos anticonceptivos. ¿Su respuesta? “No existe evidencia de que esas cosas funcionen y, además, no voy a contaminar mi cuerpo con hormonas”.
Wow.
¡Vaya!
Siento pena por los óvulos que le quedan.
Bueno, así piensan los del Opus Dei. Hijos? Los que mande Dios
Cuando era estudiante, escuché a unas parteras hablando sobre unos padres primerizos. Habían alimentado al bebé a las tres de la tarde y luego preguntaron: “No tenemos que darle de comer otra vez hasta mañana, ¿verdad?”. Las parteras, sorprendidas, respondieron: “Ay, inocentes criaturas... no tienen idea de lo que les espera, ¿no?”.
Mira, mira... Inocentes criaturas nada, ellos acaso comen una vez al día?? Se estaban haciendo los tontos o lo eran de verdad
Soy enfermera obstétrica. Honestamente, solo he visto dos casos, y en ambos los padres habían sido condenados previamente por causar traumatismos no accidentales a sus bebés, uno de los cuales resultó en muerte.
Creo que las únicas personas que no deberían ser padres son quienes no desean tener hijos o quienes tienen la intención de hacerles daño. Curiosamente, eso no siempre es evidente hasta años después, cuando el niño deja de ser un bebé adorable.
He atendido a muchos padres con problemas de consumo de sustancias. Muchos de ellos jamás querrían lastimar a sus bebés. Se sienten culpables al saber que su adicción termina afectando a sus hijos. Además, muchas personas ni siquiera son conscientes de que sus acciones pueden dañar al bebé. La falta de conocimiento sobre temas de salud es un gran problema.
si que lo saben si, no los justifiques. pero prefieren priorizarse a sí mismos y sus actitudes egoístas
Cuando mi hijo estaba en la UCIN, la mamá del bebé que estaba al lado entraba abruptamente, encendía las luces del techo (que solo debían utilizarse para procedimientos) y golpeaba la incubadora de su bebé para despertarlo.
y tú no le decias nada o no avisaste a las enfermeras? porque con esa actitud se avisa a los servicios sociales.
Las teorías de Malthus, han sido principio teórico de control poblacional en tendencias políticas absolutamente antagónicas. Cada una de éstas, desarrollando sus estrategias (teóricas) de un modo más o menos humanista. Está publicación despierta sentimientos de necesidad de control social sobre la natalidad. Las soluciones propuestas con limitaciones en las libertades de papá y mamá, no quisiéramos que nos las aplicarán. Las soluciones humanistas defensoras del derecho, son carísimas si no empiezan con la educación. Eso sí, se firman presupuestos estatales enormes para financiar guerras sin muchos problemas ...
yo no creo que sea falta de educación sino que es exceso de egoísmo. la gente sabe perfectamente como actúar con un niño, hasta los que no son padres lo saben pero prefieren priorizarse a sí mismos.
Cargar más respuestasLas teorías de Malthus, han sido principio teórico de control poblacional en tendencias políticas absolutamente antagónicas. Cada una de éstas, desarrollando sus estrategias (teóricas) de un modo más o menos humanista. Está publicación despierta sentimientos de necesidad de control social sobre la natalidad. Las soluciones propuestas con limitaciones en las libertades de papá y mamá, no quisiéramos que nos las aplicarán. Las soluciones humanistas defensoras del derecho, son carísimas si no empiezan con la educación. Eso sí, se firman presupuestos estatales enormes para financiar guerras sin muchos problemas ...
yo no creo que sea falta de educación sino que es exceso de egoísmo. la gente sabe perfectamente como actúar con un niño, hasta los que no son padres lo saben pero prefieren priorizarse a sí mismos.
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