Dime si no soñabas con ser veterinario cuando eras niño. Personalmente, ¡ayudar a los animales y verlos todos los días suena muy divertido! Sin embargo, cuando nos hacemos un poco mayores, comprendemos que ser veterinario no sólo significa acariciar perros y gatos todos los días. Sí, por desgracia. También requiere muchos años de duros estudios y determinación, pero una vez que sobrevives a esto, es un camino gratificante. Pero hay una parte un poco complicada cuando llega el momento de tratar con los dueños de las mascotas. Por supuesto, no todos pueden hacerte cuestionar tus decisiones, pero ocurre.
Hablando de tratar con dueños de mascotas, los veterinarios de este grupo de Facebook comparten las peticiones más extrañas que han recibido. Si piensas "oh, no puede ser tan malo", alerta: sí, puede serlo. Compruébalo tú mismo.
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Vino una mujer muy mayor diciendo que a su perro le pasaba algo muy grave, que no respiraba y que si podíamos hacer algo. Desplegó la manta y descubrió uno de esos perros de peluche que funcionan con pilas, de esos que parecen tan reales, con el pecho moviéndose arriba y abajo. Llevamos la "mascota" a nuestra zona de tratamiento, cambiamos las pilas AA y la mujer se fue completamente feliz. Ella regresó 2 o 3 veces más después de que pidiendo ayuda y con mucho gusto le cambiamos las pilas. Es un poco triste, pero ella estaba tan feliz.
Un antiguo cliente nos trajo un gato para castrar. Nos preguntó si antes de la operación podíamos poner a su gato en una transportadora con una gata para una última vez... Nuestra recepcionista respondió cortésmente: "Lo siento, señor, pero ya no ofrecemos ese servicio".
Pidió que le devolvieran los testículos de su perro para poder guardarlos en un frasco en su oficina, de modo que cuando su hija tuviera edad suficiente para tener citas, pudiera traer al novio a la habitación y explicarle lo que le pasó con su ÚLTIMO novio que no la trató bien....
Ah, sí, y otra mujer trajo a su joven gata porque estaba engordando mucho. Al examinarla, se vio claramente que la gata estaba muy preñada, pero la mujer dijo que eso era imposible: la gata nunca salía al exterior y el único otro gato con el que tenía contacto era su hermano. "¿Está castrado?" le pregunté, y muy indignada me contestó que estaba sugiriendo algo muy obsceno y se marchó a quejarse a mi jefe. Afortunadamente, él pudo convencerla de que los gatos no tienen la misma moral que los humanos.
El otro día vino un cliente para que le hiciéramos un examen porque estaba preocupado por los 2 bultos grandes que había encontrado en la barriga de su perro "hembra"... ¡resulta que el perro no era una hembra después de todo! ¿Y lo mejor? Tardamos varios minutos en convencer a la dueña de que su perro era en realidad un macho.
¿Y del "bulto largo y prominente" a lo largo de media tripa no dijo nada? Teniendo perros, me cuesta creer que el animal no sacase "el lápiz carmín" de su funda, aunque fuese por excitación por el juego... Pensaría que su perra tenía una vulva en forma de salchicha. XD
Un cliente nos pidió que, mientras cremaban a su gato, la persona que lo hiciera leyera un versículo de la Biblia. El encargado de la cremación fue tan amable que fue a la biblioteca y encontró el versículo que buscaban y lo leyó durante la cremación.
Los nuevos clientes me pedían que cubriera las ventanas y apagara las luces cuando llegaban para las citas con sus mascotas... porque eran vampiros... acabaron siendo unos maravillosos dueños de mascotas... los nuevos miembros del personal pensaban que me había vuelto loca cuando les informaba de las necesidades especiales de estos clientes.
Una mujer entró con una foto de su perra y preguntó si la habíamos visto. Tras una conversación confusa, resultó que su perra había fallecido pero ella buscaba su reencarnación. Le expliqué que lo más probable era que su perra no tuviera el mismo aspecto, ni siquiera parecido, cuando se reencarnara, y que más bien debía buscar un perro joven que "se sintiera" igual; unas semanas después volvió con un cachorro de un refugio, dándome las gracias entusiasmada porque el nuevo cachorro no sólo no se parecía a su perra fallecida, ¡sino que había vuelto como un niño!
La entiendo perfectamente. Ojalá yo pudiera creer lo mismo y pensar que mi perrita podría volver, aunque fuera en el cuerpo de otra perrita. A veces ser ignorante te hace ser más feliz.
Un cliente me pidió que discutiera mi diagnóstico y el tratamiento sugerido con el paciente, una cobaya, a través de un comunicador animal para ver si la cobaya estaba de acuerdo. Me alegró saber que el animal pensaba que yo era muy amable y gentil y que confiaría en mi criterio... (¡Al menos la cobaya pudo tomar una decisión, ya que su dueño obviamente no podía!)
Un hombre llamó a nuestra clínica equina una vez intentando concertar una cita para la visita anual de ginecología y obstetricia de su mujer. Después de caerme de la silla de la risa, finalmente le convencí de que a su mujer no le gustaría cómo nuestros veterinarios examinaban a las yeguas.
Tuvimos una clienta que quería que castráramos a su perra en lugar de esterilizarla porque era más barato...
Un hombre nos trajo a su gato, que llevaba muerto al menos un mes, para que lo incineráramos: lo había estado guardando en una nevera de plástico en su casa desde que murió y apestaba a gloria. Y quería una huella de arcilla para llevar a casa. El técnico lo hizo - y estoy pensando que tal vez no le pago lo suficiente.
¿Y aún le quedaría almohadilla al pobre gatete después de un mes? Buff, menudo repelús. Que estómago el del técnico. Lo de guardar a la mascota muerta me recuerda a cuando, trabajando de seguridad en el aeropuerto, vi por rayos X la imagen de un animal dentro de una maleta... La envié a una zona de revisión exhaustiva y con el pasajero (se abre la maleta siempre en presencia del pasajero y la Guardia Civil), que eran un matrimonio mayor alemán, nos dicen que se les había muerto el perrete estando aquí de vacaciones y lo llevaban a enterrar en su jardín... Pero claro, lo metieron en frío, el animal a medio descomponer y no querían pasar por la burocracia (y el desembolso de dinero) de enviar un cadáver animal por los cauces legales, que son muchos y muy complejos y que sólo se permite en situaciones excepcionales. Menudo follón se montó con la mujer llorando porque no se podía llevar a su perrete a enterrar en su jardín...
Hace poco, el director de nuestro hospital recibió la llamada de un miembro de su iglesia que le preguntó si era posible que su perro hubiera dejado embarazada a su gata. El perro es un pug y los gatitos tenían la cara aplastada.
Un cliente nos preguntó si podíamos alojar las cenizas de su mascota fallecida mientras se iban de vacaciones, porque su perro disfrutaba mucho en nuestras instalaciones.
Una clienta nos pidió que sacrificáramos a su Golden de 7 años porque estaba cansada de lidiar con problemas de alergia ocasionales. Luego pidió que si su marido aparecía con volantes perdidos que no dijera nada. Conseguimos rescatar al perro. ¿QUÉ?
Historias así por desgracia se ven muchísimas... A mí me preguntaron, siendo colaboradora de una protectora, que cómo podían eutanasiar a un perro totalmente sano "porque ladraba mucho y lo tenían viviendo en una azotea, que le daba pena y así no era feliz...". Yo, flipando en colores...
Una señora trajo un pequeño caracol de jardín en un tarro e insistió en que le pusiéramos un microchip. Estaba convencida de que era "raro" y que probablemente los científicos o el gobierno lo estaban rastreando o estudiando. Le seguimos la corriente y lo escaneamos. Sorpresa, sorpresa: ¡el caracol no tenía microchip!
Semanas después de aplicar la eutanasia a su perro, una mujer volvió a la clínica porque no encontraba el espíritu de su perro en casa. Quería pasearse por la clínica para ver si podía "localizarlo". Incluso hizo que un técnico oliera su collar para que pudiera ayudarla.
Una clienta que llevaba un moomoo vino con su perro que tenía pulgas. Dijo que tenía un sarpullido y se preguntaba si eran picaduras de pulgas. Se levantó el vestido para mostrarle al médico el picor de su entrepierna... y no llevaba ropa interior.
Tenemos una clienta que insiste en que su gato macho se cree hembra. No sólo cree que es hembra, sino que entiende el habla humana lo suficiente como para saber cuándo alguien utiliza el pronombre equivocado con respecto a él. Así que si alguien "accidentalmente" llama al gato "él", ella entra en una rabia ciega y llora y pide disculpas al gato. Incluso ha pedido que se cambien nuestros registros oficiales para proteger sus sentimientos.
Tras amputar la cola a un gato, su dueña pidió que se la devolvieran. Tres semanas después, la dueña vino con un bolso de diseño nuevo, ¡con la cola de su gato como tirador de la cremallera!