Esta mujer con miedo a los perros adoptó un perro que temía a los humanos, y floreció una conmovedora amistad
Hace poco, Teresa Hwang, más conocida como Ketophoria en TikTok, compartió su conmovedora historia de amor que venció al miedo. Ya lleva más de 1,6 millones de visionados y 450000 likes.
Esta profesora de colegio de Oakville, en Canadá, tiene 51 años, y ha sido mordida por perros 2 veces, lo que le ha hecho pasar la mayor parte de su vida temiéndolos… hasta que conoció a Boo, un perro de un refugio que tenía miedo de la gente. Y acabaron unidos para superar sus miedos juntos. En 2 años, pasito a pasito y rodeándose de paciencia y cariño, se ganaron su confianza mutuamente y desarrollaron una gran amistad.
«A veces aún no me puedo creer que tenga un perro, y menos aún que lo quiera tanto como quiero a Boo. Le digo a la gente que es el hijo que nunca tuve. No lo quiero solo porque él me quiera y necesite. Le quiero por quién es, por cómo es, por todo lo que ha superado y la alegría que ha traido a mi vida,» contó Teresa.
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@ketophoria“Change is the essence of life; be willing to surrender what you are for what you could become.” ~ Reinhold Niebuhr ##rescuedog ##dog ##furbaby ##doglove♬ Surrender – Natalie Taylor
«Me han dado miedo los perros durante casi toda mi vida. El perro de un amigo me mordió en la frente cuando tenía 10 años, y luego otro me mordió a los 20 en una pierna, así que desarrollé una fobia a los perros que pude controlar evitándolos. Cruzaba de acera para no acercarme a otros peatones con perros con correa, no me gustaba salir a correr, y pedía a los amigos que visitaba que dejaran a sus perros en otra habitación. Aunque podía interactuar con perros amigables que me eran familiares sin importar tamaño o raza, siempre me daba pánico cuando gruñían o ladraban, aunque fuera jugando.»
Aunque el novio de Hwang llevaba años queriendo un perro, solo pensaron en serio adoptar uno hace 2 años, tras cuidar a Cola, el chucho de 16 años de su hermana.
«Tras investigar y escribir a muchos refugios, encontramos a un perro llamado Patches (al que luego llamamos Boo) en el Refugio para perros Niagara. Boo llevaba 6 meses en refugios, vino de Texas, donde estuvo al menos en 2 refugios y con una familia de acogida.»
Image credits: ketophoria
«La descripción mencionaba que Boo no encajaría en una casa con mucho ruido, actividad o niños, pero se llevaba bien con otros perros. Es parte Ganadero Australiano, tímido, pero con potencial si encontraba un hogar donde fuera querido. Me hizo pensar que era un diamante en bruto.»
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«Cuando lo conocí, lo primero que pensé es que era mucho más pequeño de lo que pensé al ver sus fotos. También vi que estaba nervioso y tenía miedo. Estaba sentado en un banco junto a su dueña de acogida cuando llegamos. Me senté al otro lado del banco para hablar con ella y no miré al perro, porque yo misma tenía mucha ansiedad.»
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«Tras unos 15 minutos hablando, Boo se asomó de su escondite y se acercó un poco a mi. Cuando miré, me lamió la nariz y volvió a esconderme. Su dueña de acogida me dijo que eso era muy raro, ya que él no se acercaba a la gente. «Creo que te ha elegido». Dicho y hecho, todas las preocupaciones e ideas catastróficas que tuve antes de que llegara este día, sobre mi seguridad o mi capacidad de superar el miedo, desaparecieron. Si él había dado un paso para empezar a conectar, eso era una señal. Tenía que llevarlo a casa.»
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«Durante los primeros meses, no se implicaba mucho. Me seguía por la casa, pero no se acercaba. No comía delante de nosotros, ni tocaba los juguetes. Caminaba con el rabo entre las piernas y estaba inquiero. Se encogía en las esquinas y temblaba con ruidos como la lavadora o el horno.»
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«Sin saber mucho de su historia, lo tratamos como si hubiera sufrido un trauma, y trabajamos en crear seguridad y confianza. Seguimos rutinas predecibles y entendíamos su lenguaje corporal para no forzarlo a salir de su zona de confort. Investigamos usando varias herramientas contra la ansiedad y usamos a varios entrenadores. Era difícil de entrenar porque la comida no le motivaba, más bien le daba ansiedad (quizá porque la asocia con un castigo).»
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«Con el tiempo empezó a sentirse seguro, vi que empezaba a mover la cola cuando paseaba. Comenzó a comer frente a nosotros. Unas semanas después, me lamió la nariz. 2 meses después, empezó a jugar con la pelota. Después, le oí ladrar de excitación por 1ª vez, en el patio. Con cada logro que presenciaba, yo lloraba de alegría, porque era como si Boo fuera un cachorro de nuevo y estuviera aprendiendo a ser un perro.»
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«No es el típico perro. Aún se preocupa si la gente se mueve por la casa. No le motivan las golosinas. Huye del crujir de las hojas cuando hace viento. No viene a la puerta a saludarte ni salta en tu regazo para animarte. No es muy amistoso ni le gusta que le toquen los desconocidos. Pero Boo ha mejorado mucho en los 2 años y medio desde que lo adoptamos.»
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«Cuando se siente seguro, es feliz. Ahora te mira, se acerca y hace ruiditos graciosos, que significan que quiere mimos. No los inicia, pero me deja cogerlo en brazos, se relaja y muestra que es feliz lamiéndome la cara. Ha aprendido a sentarse, a buscar, a ir a su lugar para comer, y meterse en su caseta para dormir. Mueve la cola y sonríe si le preguntas si quiere ir a pasear, y es el rey del pillapilla en el parque de perros. Ha aprendido mucho y estoy orgullosa de él.»
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«La gente también me pregunta si he superado mi fobia a los perros. Bueno, no temo a Boo, incluso cuando ladra o gruñe para comunicarse. Pero aún me pongo nerviosa con perros que no conozco. Aunque estoy mejor. Y sé que si un perro persiguiera a Boo, lo protegería. Porque Boo no es el único que ha cambiado. Verlo curarse y crecer me ha cambiado. Cuidar a Boo me ha enseñado paciencia y amor incondicional.»
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«Enseñar a Boo ha cambiado la forma en que veo a mis estudiantes. Me he dado cuenta de que muchos comportamientos como desafío, o agresión, o evitar a todos, tienen que ver con la ansiedad y el miedo, que son muy potentes. Lo primero es construir una relación, crear una sensación de seguridad y confianza es lo más importante. Algunos dicen que los he rescatado, y es porque Boo me salvó a mi. Superamos nuestros miedos y nos curamos juntos. El amor es mayor que el miedo.»
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