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Fred era un gatito diminuto que cabía en la palma de la mano. Lo rescatamos tras encontrarlo en un aparcamiento, sin madre, asustado, desnutrido, y con un mes y medio de edad. Se lo presentamos a Karl, mi gato macho de 2 años.

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Lo que ocurrió después fue maravilloso…

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    Fred era muy pequeño, estaba solo, asustado y echaba mucho de menos a su madre

    Karl, todo un caballero gatuno, decidió cuidar de él

    Se convirtió en su protector y se preocupó de sacar adelante a aquella bolita de pelo

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    Lo hizo lo mejor que pudo para sustituir el amor y los cuidados que había perdido Fred

    Años después, Fred nunca abandona a Karl, y le da todo el cariño que se merece

    ¡Y se merece mucho cariño!

    Siempre les gusta curiosear todo

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    Son un dúo inseparable, sobre todo cuando se trata de ayudar en la cocina…

    …¡Pero lo que se les da mejor es descansar después!

    Nos recuerdan que el amor que das a otras personas siempre encuentra el camino para volver a ti