Cuando Eric Hertlein fue a visitar a su abuela en Kansas hace poco, sabía que encontraría varios gatos callejeros en el porche, ya que ella les permitía quedarse ahí. Pero esta vez había un gato que no era como los demás. De hecho, no era un gato.
Sin darse cuenta, la abuela de Eric había estado cuidando de una pequeña zarigüeya todo el rato. «Ella me aseguró que era uno de sus gatos,» dijo a The Dodo. » Yo le dije que no era lo que ella pensaba.» La amable mujer lo había llamado Tete, y aunque quedó impresionada al saber la verdad, luego no le dio mucha importancia. «No me ha causado ninguna molestia, así que me parece bien que se quede,» afirmó.
Eric también descubrió que Tete llevaba durmiendo en la puerta de su abuela desde que era una cría, ya que podría ser huérfano. Cualesquiera que fueran las circunstancias que llevaron a Tete a ocupar la cómoda y calentita cama para gatos en la que ahora duerme, parece una relación que beneficia a todas las partes. ¡Aquí debajo puedes comprobarlo por ti mismo!
18
2