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Paul Tateosian, de Sarasota en Florida, estaba inspeccionando una casa vacía con un colega cuando, de repent,e vio un gatito maullando. Una bolita pelirroja se acercó pidiendo su atención. La pobre creatura estaba allí totalmente sola, sin comida ni agua.

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Paul intentó darle de comer un mango que encontró por allí en el césped. Al gato no le gustó para nada. De la cara del gatito se podía entender que tampoco le gustaron los huéspedes, aunque les siguió durante toda la inspección.

„Finalmente, sabiendo que los inquilinos ya no estaban, tampoco quedaba nada de sus cosas, el dueño nunca ha vivido en aquella casa, el inspector decidió llevarse el gatito a su casa,” explicó Paul a la revista Love Meow. “En Florida los caimanes / los halcones / las águilas / los búhos / las serpientes pueden llevarse a este pequeñín en un momento y él necesitaba un hogar.” El gatito gruñón fue llamado Garfield y, aunque seguía teniendo un aspecto de desprecio a todos y a todo alrededor de él, estamos seguros que muy profundamente en su pequeño corazón se siente feliz por ser dueño de su propio humano.

Más información en: ptateosi.com | deadmans_chungs (h/t: lovemeow)

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