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El mundo cambia en invierno, y las aves y animales que viven en los climas más fríos se adaptan de forma especial para sobrevivir a esta época tan dura y fría.

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Puede parecer que algunos animales en las fotos se están congelando, pero no sería totalmente cierto: en la mayoría de los casos, es probable que el fotógrafo esté pasando más frío que los animales a los que retrata. Los mamíferos como los zorros, gatos y demás animales peludos tienen que mantener una temperatura corporal constante, así que hacen acopio de grasa corporal y les crece un pelaje extra, que crea una capa de aire aislante entre su piel y el frío. Y a veces les sale hasta de color blanco, para ayudarles a camuflarse en el entorno nevado. Si tienes un perro adaptado al frío, un husky por ejemplo, sabes lo peludo que se puede volver todo cuando se les empieza a caer el pelaje invernal.

A las aves también les crecen plumas extra, a veces también en blanco, sobre todo en aves carnívoras como los búhos. Otros no están tan bien adaptados: por ejemplo, un gorrión puede quemar un 10% de su peso corporal en una fría noche invernal, así que cualquier refugio o comida que les puedas dejar será muy apreciado.

Créditos de la imagen: Roeselien Raimond

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Créditos de la imagen: Alexia Khruscheva

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Créditos de la imagen: Marcin Ryczek

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Créditos de la imagen: Masatsugu Ohashi

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