“¡No es una fase, mamá!”: 20 personas comparten etapas vergonzosas de su adolescencia
Sin importar qué tan diferentes podamos parecer, existe una cosa que nos une: una verdad fundamental y el cimiento de nuestra realidad. ¡Hablamos de los niveles de vergüenza abismales cuando recordamos nuestra adolescencia!
Los encuentros incómodos y las situaciones y etapas vergonzosas de nuestra juventud tienen la mala costumbre de mantenernos despiertos a las 3 a.m., hacernos estremecer de vergüenza en la ducha y desesperarnos durante las reuniones de Zoom. Aunque no podamos escapar de estos recuerdos, las redes son un buen lugar para descargar algo de esa vergüenza. ¿Se acuerdan de aquella vez en la que actuaron como unos completos idiotas frente a la persona que les gustaba, solo porque buscaban su verdadera identidad? Sí, es probable que ese recuerdo se quede con ustedes durante décadas (a pesar de que la forma en la que se sienten al respecto puede cambiar).
Eso es exactamente lo que estos usuarios de Reddit hicieron luego de que se les pidiera hablar sobre las etapas vergonzosas que atravesaron en la adolescencia. Es muy probable que se identifiquen con algunas de ellas, Pandas. Aunque, les advertimos: pueden terminar sonrojándose y queriendo ocultar sus rostros, ya que algunas de estas historias son demasiado cercanas a la realidad de muchos.
¡Entremos a la tierra de los recuerdos y de la vergüenza adolescente! Nos encantaría oír sobre las etapas embarazosas de su juventud, así que compartan sus recuerdos en los comentarios. Solo que, no lo olviden: algunas de estas “etapas” duran para siempre. Todavía soy el mismo friki de la literatura y el papel y el lápiz que era hace muchos años atrás.
Bored Panda se acercó a Lee Chambers, consejero de bienestar y psicólogo ambiental, para conocer su opinión sobre la vergüenza, las respuestas (poco) sanas ante ella y las formas en las que podemos calmarnos durante los momentos de vergüenza intensa. “Aunque la vergüenza es un sentimiento desafiante, que puede ser fugaz o abrumador, ser capaces de encontrar una respuesta que nos ayude en lugar de una reacción poco saludable es una habilidad que se construye”, dijo Lee, al comentar que todos podemos aprender a responder ante la vergüenza de manera correcta. Continúen leyendo para conocer todas las reflexiones de este psicólogo.
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Me imaginaba a mí mismo como un superhéroe de Marvel, y fantaseaba sobre la revelación de mi identidad secreta en medio de una pelea en frente de toda la escuela. Así, todos se sorprenderían de lo equivocados que estaban sobre mí.
Tener un buen sentido del humor y ser capaz de reírse durante los momentos difíciles serán herramientas sólidas en sus arsenales. “Si lo que ocurrió no es particularmente grave, entonces la risa puede ser una excelente respuesta que, instantáneamente, te hará sentir mejor”, le contó el psicólogo Lee a Bored Panda. Sin embargo, si uno se siente especialmente abrumado por la vergüenza, puede que una risa o dos no sean suficientes.
“Si lo que sientes es intenso, intenta inhalar lenta y profundamente por la nariz, y exhalar por la boca. Esto calmará tu sistema nervioso y tu respuesta fisiológica. De forma similar a la risa, sonreír puede ser una manera efectiva de pasar a un estado positivo. Existen situaciones donde minimizar o incluso ignorar los sentimientos puede ayudar en el momento, ya que tus nervios se calmarán. Pero también es importante que aceptes tus sentimientos y que los expreses, si son importantes para ti”, sugirió Lee, al hablar de que deberíamos intentar aceptar y vivir con nuestros sentimientos, en lugar de huir o escondernos de ellos.
Los recuerdos nos atan al pasado, así que enfocarnos en el presente puede ayudarnos a salir de una mentalidad centrada en las escenas vergonzosas de nuestra adolescencia. “Como los sentimientos de vergüenza surgen de un evento pasado, cualquier cosa que te lleve de vuelta al presente te traerá alivio. Intenta evitar pedir perdón, ya que te impedirá volver al presente. Incluso, puedes pensar en los momentos más vergonzosos de tu vida, reflexionar sobre ellos y darte cuenta de que, en retrospectiva, no fueron tan graves como parecieron en el momento”, le dijo el psicólogo Lee a Bored Panda.
Formé un grupo de rap basado en Winnie the Pooh. Yo era Pooh Daddy, mi amigo era The Notorious T.I.G. y otro amigo era Big O. Escribimos una canción llamada Honey Rhymes with Money (o “miel rima con dinero”).
¿El nombre del grupo? Pooh Tang Clan.
Solía querer sonar como un escritor emo, guay y provocador, o algo así… por lo que narraba, en voz alta, las cosas que pasaban a mi alrededor. Recuerdo que, en un evento familiar, estábamos asando galletas de malvaviscos cuando dije: “El fuego quema lentamente, destruye y vuelve todo negro…”. Ni siquiera puedo recordar más, porque me avergüenza demasiado.
Si aceptamos algunos de los errores de nuestro pasado, incluso podemos convertirlo en lecciones que nos ayudarán en el futuro. Más aún, al conquistar (es decir, aceptar) al menos un solo momento vergonzoso del pasado, podemos hacernos más resilientes para enfrentar las vergüenzas futuras. Lo único que se interpone en nuestro camino son los sentimientos que surgen cuando pensamos en algún momento incómodo de nuestra juventud.
“Incluso, podemos reflexionar sobre los errores de nuestro pasado y, cuando las emociones disminuyan, continuar con las lecciones y observaciones que tomamos para la próxima vez que sintamos que nos equivocamos. Al hacer esto, tendremos más coraje cuando el miedo a la vergüenza aparezca. Compartir estas historias hará que otros compartan las suyas y, así, nos daremos cuenta rápidamente de que no estamos solos y de que nadie es perfecto”, dijo Lee.
Cuando estaba en séptimo grado, decidí que dejarme las cejas del ancho de un dedo sería una fantástica idea.
Solo recientemente mis padres me contaron que solían llamarlas “cejas de Hitler” a mis espaldas.
Aquí dejo una imagen como prueba/explicación. Que Dios me ayude.
En noveno grado, creía que era un hombre lobo. Recluté a docenas de estudiantes en una “manada” e, incluso, me las arreglé para involucrar a una consejera. Casi la despiden por organizar “rituales de magia” en lugar de aconsejarnos.
Hasta el día de hoy, no puedo vivir con esto.
El hilo en r/AskReddit, del usuario Tenamonth, consiguió casi 18 mil votos. La belleza de la pregunta que hizo estaba en su atemporalidad: es posible que sea igual de relevante en unos años como lo es ahora. Después de todo, nuestra capacidad de sentirnos avergonzados por nuestras acciones no desaparecerá pronto: es lo que nos hace humanos.
Y, a pesar de lo mal que nos hace sentir, la vergüenza tiene muchas ventajas para la vida social. Siempre y cuando no dejamos que se convierta en culpa. En resumen, la vergüenza, siempre que seamos honestos al respecto, es algo positivo y hasta saludable. La culpa, en cambio, es lo que deberíamos querer evitar.
Durante la escuela secundaria, pasé por una etapa en la que peinaba mi largo cabello con un rodete apretado en la nuca. Usaba muchísimo gel para asegurarme de que no se moviera. Además, solo me depilaba una ceja, y la dejaba muy arqueada.
Estaba súper celosa de todas las chicas que eran delgadas y femeninas. Cuando recuerdo mis años de secundaria, me estremezco. Bendita sea la pubertad.
Desde primer hasta noveno grado, llevaba a la escuela una camiseta con un perrito caliente. Todavía tengo unas 30 o 40 camisetas con perritos calientes que ya no uso, y aún no sé por qué lo hacía.
En una entrevista anterior, Vanessa Bohns, de la Universidad Cornell, me explicó que sentirse avergonzado y no ocultarlo nos ayuda a conectar mejor con los demás.
“Mostrar signos de vergüenza leve puede ser socialmente constructivo y hacer que las personas sean más comprensivas contigo cuando te equivocas”, le contó Vanessa a Bored Panda, al mencionar que la vergüenza tiene el potencial de forjar relaciones más estrechas.
“No creo que, necesariamente, uno necesite esforzarse para ocultarla”, dijo Vanessa, señalando que no deberíamos huir o escondernos de nuestra vergüenza. De hecho, evadir nuestros sentimientos genuinos o pretender que no nos sentimos avergonzados son las cosas que pueden destruir nuestra reputación ante los demás.
Solía llevar 4 rollos de cinta adhesiva (de diferentes colores) y, todos los días, le hacía una rosa a la chica que me gustaba… jamás la invité a salir, ni nada. Solo le daba una rosa todos los días en la clase de matemáticas.
“Hay que evitar que la vergüenza se transforme en una emoción más destructiva de la culpa, donde uno se siente tan mal por un error pequeño que comienza a pensar que hay algo mal con uno mismo, y siente la necesidad de esconderse y desaparecer completamente”, le contó la experta a Bored Panda, sobre lo que podemos hacer para evitar a la destructiva culpa.
Esto es opuesto a la vergüenza, que tiene un potencial más constructivo. En resumen, sentirse avergonzado por algo que ocurrió en la adolescencia está perfectamente bien. Todos buscamos nuestra identidad, y es natural cometer algunos errores incómodos que nunca repetiríamos.
Sin embargo, lo que realmente deberíamos reexaminar es cómo nos sentimos sobre nuestro pasado, si es que, constantemente, nos avergüenzan nuestras acciones pasadas. No es saludable culparnos, una y otra vez, por nuestra adolescencia. Es hora de dejarla ir… o, al menos, de reírnos un poco sobre ella.
Me teñí el cabello de negro, y usaba esmalte de uñas y delineador negro (era un chico emo).
Pero también me gustaba el rap gánster, por lo que llevaba grandes cadenas con símbolos de Batman en ellas.
Era un desastre.
Yo (creía que) era rastafari.
Algo de contexto: era un niño escandinavo, blanco y delgado. Tenía rastas, hablaba de lo genial que era la marihuana, solo escuchaba a Bob Marley y fumaba de bongs hechos de botellas de plástico.
Cuando era un adolescente muy joven, me gustaba mucho una serie de ciencia ficción en la que los personajes ganaban energía al dormir en la tierra, gracias a la madre tierra, o algo así. Así, comencé a dormir en el piso de mi dormitorio durante los siguientes meses. El piso de mi dormitorio en la segunda planta.
Era un GRAN fan de las Spice Girls. Cuando digo “gran”, me refiero a volver a mirar la misma cinta de VHS, de un concierto que hicieron en el Medio Oriente, todos los días durante un año. Me puse un traje para ver a Baby Spice en MuchMusic (en Toronto), y le regalé flores. Puse una foto mía dándoselas en la pared de mi cuarto. Era una obsesión total. Esto ocurrió cuando tenía entre 16 y 19 años. Soy un chico.
Cartas de amor cursis y exageradas para las chicas con las que salía por uno o dos meses. “A veces, solo quiero abrazarte hasta que te desmorones”.
Usaba el cabello sobre un ojo porque creía que me parecía a Jessica Rabbit.
Spoiler: definitivamente, NO me veía como Jessica Rabbit.
Después de eso, me afeité la nuca como la niña de The Crow.
En la escuela secundaria, mi mejor amigo de esa época y yo usábamos shorts de básquet arriba de los jeans. Eso duró unas dos semanas. Todavía me avergüenzo cuando pienso sobre ello.
Usaba gafas de sol TODO el tiempo, en interiores y exteriores. En mi casa, hay algunas fotos vergonzosas mías en cumpleaños, cenas de acción de gracias, etc., en las que llevaba gafas de sol sin razón aparente.
Estaba OBSESIONADO con Alvin y las ardillas. Incluso, me cambié el nombre a Simon. Qué vergüenza.
Hubo una época en la que el silencioso y pequeño yo quería destacar. Usaba diferentes tipos de zapatos Osiris, uno azul marino y el otro blanco y rojo. Llevaba jeans con grandes agujeros y, con algunos, tenía que usar shorts debajo para cubrir algunas áreas. Solía hacerle las cosas más extrañas a mi cabello. Debo haber parecido como una persona sin hogar mientras caminaba por la escuela.