Fingir ser un poco diferente a como somos en realidad es perfectamente normal y bastante común. Todos lo hemos hecho alguna vez: nos hemos reído con un mal chiste para que alguien se sienta mejor o hemos fingido una sonrisa para esconder como nos encontrábamos en realidad. Sin embargo, llevar muy lejos esta personalidad fabricada puede ser avergonzante o patético, sobre todo si lo hacemos por las razones equivocadas.
Recientemente, el usuario ThatOddFrenchNobody se dirigió a las redes para preguntar: “¿Qué cosas parecen decir "no soy tan rudo como finjo serlo"?”, y los internautas fueron rápidos en comentar sus opiniones e historias. Al parecer, existen muchos ejemplos de personas que se esfuerzan demasiado para parecer geniales y fuertes, pero que no lo logran y terminan por lucir como idiotas.
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Afirmar que eres un “hombre alfa”. Si tienes que decirle a la gente que eres un líder nato, entonces es probable que en realidad no lo seas.
Entre los casos más comunes de personas que aparentan ser fuertes y valientes cuando en realidad no lo son, se encuentran aquellos que muestran una falsa personalidad ruda para poder sentirse más seguros consigo mismos. Es decir, como nos contaron los usuarios de Reddit en esta lista, son individuos que creen que ser groseros, violentos o descorteses los hace verse más intimidantes y que eso hará que los demás los respeten más. Pero la realidad suele ser muy diferente, ya que, según estas experiencias, esta actitud no es nada creíble y, además, termina por ser muy molesta.
Estas situaciones en las que la gente piensa que será respetada si actúa de forma más agresiva suele estar relacionada a lo que se llama “masculinidad tóxica”. La masculinidad tóxica se compone de los aspectos vinculados a “ser masculino” que resultan negativos y poco saludables, sobre todo, cuando se fomentan en exceso. Hablamos de acciones como gritar para que los demás estén obligados a escuchar, no demostrar sentimientos por miedo a parecer débiles o creer que una actitud grosera es la forma de lograr respeto entre los demás.
El tipo de personas que dice: “¿Tienes idea de quién soy yo?”, o: “¿Sabes de quién soy hijo/a?”.
Decir frases avergonzantes de “chico malo” sobre ser un animal, como: “Dentro de mí hay un lobo. Si molestas a mi manada o a mí, te mostraré mis colmillos”.
Así, muchas personas alardean de su descortesía, de sus actitudes agresivas o de su predisposición a pelear como si fuera algo positivo; cuando, en realidad, resulta muy tóxico tanto para ellos mismos como para los demás. “El no reconocimiento de las emociones que socialmente se han asociado y permitido a las mujeres, como el miedo, generan mayor sentimiento de debilidad en los hombres”, comentó la psicóloga Ana Sierra en el diario El Mundo. “[Por eso] se sienten más cómodos con la ira, por ejemplo, asociada a la lucha y el poder”.
Sierra destacó el daño que fingir ser más rudos de lo que en realidad somos puede provocarnos: “[Nos] hace más vulnerables a determinados riesgos psicosociales, como realizar más actos imprudentes o actividades que conllevan mayor riesgo e, incluso, a tener mayor probabilidad de suicidio”.
La mejor forma de luchar contra estas actitudes tóxicas, para esta psicóloga, es aceptando y mostrándonos tal cual somos. Además, siempre es bueno comprender que no existen razones para aparentar ser más rudos o geniales que los demás. “La superioridad del hombre sobre la mujer no es natural, como no lo es el machismo, ni ser un macho alfa: todo esto se basa en una construcción sociocultural, política y económica”, agregó.
¿Conocen a esas personas que les faltan el respeto a los maestros, a los conserjes y a los empleados en general solo para sentirse menos frustrados con la vida? Exacto. Esta actitud es lo que hace evidente que estas personas no son geniales, sino irrespetuosas e ignorantes.
“Si me hubiese enlistado, probablemente habría llegado a ser parte de las Fuerzas Especiales; pero le habría dado un puñetazo al sargento instructor si me gritaba en la cara”.
Claro que sí, amigo.
Negarse a usar equipos de seguridad, como los cascos, cuando están disponibles. Las verdaderas personas geniales (incluyendo la gente habilidosa) hacen cosas peligrosas con un objetivo y comprenden los desafíos de intentarlas.
Actualmente, mi novia trabaja como mesera. Parece que, ayer, un hombre “rudo” se negó a firmar con el bolígrafo rosa de ella solo porque era de color rosa.
Cualquier persona que se ponga a sí misma un apodo que suena rudo. Los apodos deben ganarse y no ser autoimpuestos.
La mayoría de la ropa que tiene un estilo militar. No conozco a casi ninguna persona de los equipos especiales que use esa basura. Quizás alguna camiseta de vez en cuando. Pero ¿la gente que usa mucha de esa ropa? Eso es una tontería.
Decir que estás “loco”, como si fuese algo a lo que aspirar. En estos casos, suele significar que esa persona ha abandonado la gentileza y que ha comenzado a actuar como un idiota para sentirse genial.
Edito para agregar: no me refiero a la gente con enfermedades de verdad. Hablo de las personas que creen que actuar como idiotas los hace verse rudos.
Afirmar que, en el caso de un apocalipsis zombi, serías el combatiente contra zombis más rudo de todos, cuando lo cierto es que la mayoría de nosotros simplemente nos moriríamos.
Contar las mismas historias de años atrás.
Tengo una amiga cuya personalidad es ser agresiva. Siempre cuenta la misma historia de la escuela secundaria, donde, al parecer, tenía cierta reputación. Actúa como si fuera la persona más ruda de todas, a la que nadie debería molestar. Es una confianza de mentira y es extremadamente molesto.
“¡Soy un psicópata!”.
“Un día, hice llorar a mi terapeuta, ¡lo digo en serio!”.
“¡Estoy loco! ¡Tengo muchas enfermedades mentales!”.
Así fueron algunas personas conocidas con las que tuve que lidiar.
Tengo una amiga psicópata, cada que la llamaba así lo negaba, ahora ya se rindió y admitió serlo, tenía miedo de que no la acepte por serlo, pero cada vez me lo demostraba más abiertamente, cabe aclarar que ella sabe que yo al principio se lo decía en broma por pequeños detalles, fue tras conocernos más que me lo demostró, sólo su mejor amigo y yo lo sabemos, y su tío sabe que lo de buena persona en ella es relativo, ya que depende de con quien sea, por ejemplo, a mí me trata genial, nunca me ha tratado mal, pero sé de sobra que con la mayoría no es así, no trata a nadie con desprecio sin que se lo merezca, pero si se lo ganan, puede llegar a hacer barbaridades como amenazas de muerte, yo he hecho alguna bastante descriptiva que he disfrutado, pero ni mucho menos tantas ni tan sádicas como ella (las sé porque alguna vez las hemos hecho juntas)
“A la gente no le agrado porque digo las cosas como son”.
No, a la gente no le agradas porque eres un idiota.
Las mamás que, todo el tiempo, amenazan a los demás con volverse una “mamá oso”.
El otro día, vi un camión gigante con suspensión levantada que tenía estampada en el parabrisas la frase: ‘SOY UN MALDITO ALFA’. ¿Eso cuenta?
“Cuando me enojo, pierdo el conocimiento y el control”.
OK, amigo.
Edito: me decepciona que haya algunas personas que me hayan dicho que sí pierden el conocimiento.
El mayor indicador de que no eres genial es que me digas que sí lo eres. Si tienes que mencionar lo importante que eres, entonces no debes ser muy importante en realidad.
Publicar frases de la biblia en línea sobre cómo estás siendo puesto a prueba.
Por ejemplo, mi tía, que nunca ha tenido un empleo y casi no ha salido de su ciudad natal, publicó esta frase:
“El diablo susurró en mi oído: ‘No eres lo suficientemente fuerte como para soportar la tormenta’. Hoy, le susurré en el oído al diablo: ‘Yo soy la tormenta’”.
Lo publicó con la cara de un cachorrito. Su publicación anterior había sido sobre el tráfico.
Presumir sobre con cuánta gente te has acostado. A nadie le importa realmente y, en el peor de los casos, es algo sobre lo que preocuparse.
En una fiesta de Navidad, un chico me dijo que, fácilmente, era capaz de tomar mucho y conducir de forma segura si se concentraba. Media hora después, se desmayó y se cayó sobre el árbol de Navidad.
Edito: esto ocurrió frente a su jefe y toda su familia. Tengo 16 años y, él, 31. Soy alemán, así que yo también bebo. Tuve que llevarlo a la cama…
Decir: “Soy un psicópata”.
Conozco un psicópata diagnosticado... Efectivamente, lo peor que se le puede decir es que lo es
Los hombres que se quitan las camisetas cuando se enfadan, que inflan el pecho como un gorila y que su rostro se pone rojo al gritar. Usualmente, alguien hace que se echen hacia atrás, así que nunca pasa nada ni nadie se asusta en verdad. Son solo ladridos. Si no pueden mantenerse con calma, entonces no quedan dudas de que no son hombres rudos.