“Expectativas vs. realidad”: 25 Ejemplos demostrando que en Japón se obtiene lo que se paga
Las expectativas pueden influir mucho en nuestra percepción de las cosas. Probablemente todos alguna vez nos hemos sentido demasiado entusiasmados con la idea de comprar o experimentar algo, pero nos hemos decepcionado porque la realidad no estaba a la altura de lo que habíamos imaginado. Por otro lado, es increíblemente agradable que las expectativas se cumplan al 100%.
El país que sigue ofreciendo diseños de calidad y fáciles de usar es [redoble de tambores] Japón. Y nos encanta. Tanto es así que hemos recopilado algunas de las fotos más perfectas de envases de productos y anuncios de comida del popular subreddit r/ExpectationVsReality para compartirla con ustedes, queridos Pandas. Así. Deberían. Ser. Todos. Los. Anuncios.
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Que nuestras expectativas se vean alteradas por lo que vemos en el supermercado no es nada del otro mundo. Sin embargo, no deja de ser molesto. Al fin y al cabo, a nadie le gusta que le mientan.
Y un envoltorio de producto “imaginativo”, también conocido como publicidad engañosa, es realmente mentirle al cliente, ya sea con una bolsa de papas fritas o patatas fritas (dependiendo de su ubicación) que está dos tercios llena de aire, o una foto fabulosamente fotogénica de una golosina sabrosa en el paquete que no se parezca en nada a lo que se puede ver en el interior.
Es una sensación horrible pedir una hamburguesa con queso que parece impecable en el menú y que el camarero traiga algo horrible. También es lo que se siente cuando reservan un magnífico alojamiento en Airbnb y al abrir la puerta descubren que las fotos han sido editadas o que se han utilizado ángulos realmente creativos para que el lugar parezca mejor.
En resumen, todos merecemos algo mejor. Ustedes lo saben. Nosotros lo sabemos. Y sospechamos que muchas empresas lo saben, en el fondo (pero el beneficio es lo primero para muchas de ellas).
Una hamburguesa de Freshness en Japón
En Japón, se recibe lo que se espera
Lo más probable es que, después de haber sido víctima de una publicidad engañosa y haber defraudado sus expectativas, no volverán a comprar el mismo producto. A menos que no les importe, por ejemplo, la estética de un alimento concreto; quién sabe, esas galletas con forma de panda podrían estar deliciosas aunque no fueran perfectas.
Sin embargo, no es probable que las empresas cambien los envases y anuncios a menos que los consumidores dejen de comprar sus productos y esto repercuta en los ingresos de la compañía.
En Japón existen leyes publicitarias muy favorables al consumidor que protegen a todos de las prácticas deshonestas.
Por ejemplo, hay que tener en cuenta cómo se utilizan las palabras en los anuncios y en los envases de los productos. Es fundamental que no engañen a nadie creando hechos de la nada.
El helado en Japón
Utilizar la hipérbole y la exageración para causar impacto es un gran error. Lo que hay que evitar es hacer afirmaciones que no se pueden respaldar. Por ejemplo, si no pueden demostrar que su producto es “el mejor” o “el más sabroso” o cualquier otra cosa, no lo afirmen. Lo mismo para cualquier producto médico. Céntrense en los hechos, no en las fantasías.
Es exactamente del mismo tamaño
Otra cosa que está muy mal vista en Japón es inventarse precios inexactos de la competencia para que el producto propio parezca mejor. Tampoco se puede publicar información engañosa sobre futuras subidas de precios. Es más: no se puede dramatizar el precio del producto poniéndolo junto a un precio anterior falso, exagerado y desmesurado.
El frappuccino “American Cherry Pie” en Japón
Por otra parte, el marketing encubierto y furtivo también está prohibido. Por ejemplo, no se pueden colocar productos en películas y programas de televisión sin informar al espectador. Tampoco está permitido disfrazar los anuncios de artículos o videos en los que alguien finge estar “realmente” interesado en un producto o servicio.
¡El ramen japonés es perfecto!
En España y Latinoamérica, por lo general, se permite que las imágenes de los envoltorios sean poco precisas, pero debe aclararse esta diferencia con una frase del tipo “La imagen es de carácter ilustrativo”. Por otra parte, en muchos países y desde hace un tiempo, se aplica la llamada “ley de la autoestima”, que anima a las empresas a advertir cuando las imágenes, generalmente de personas, han sido retocadas digitalmente.
Esto no impide que, a veces, esperemos algo y luego nos llevemos una desilusión, pero al menos sabemos que puede haber discrepancias.
Es casi idéntico
Aparte de que las empresas sean más abiertas, directas y honestas sobre lo que ofrecen, también nos corresponde a nosotros gestionar nuestras propias expectativas… al menos en parte. Incluso si un anuncio o un paquete es totalmente honesto sobre lo que obtendremos al comprarlo, podemos sentirnos decepcionados si teníamos expectativas muy diferentes. ¡Por la razón que sea!