20 Personas egoístas que trataron de arruinar la Navidad de forma mezquina

Pero todos los que quieran hacer sonreír a la gente durante la Navidad en lugar de fruncir el ceño deberían considerar la posibilidad de hacer regalos. 

Este año en Estados Unidos, por ejemplo, los consumidores estiman que gastarán 942 dólares en regalos de Navidad, frente a los 885 dólares de 2018. En total, el gasto en regalos debería superar el billón de dólares. Y hay una buena razón detrás.

"Los humanos son una especie increíblemente social y una de las cosas que nos distingue es formar y mantener relaciones con los demás", dijo Daniel Farrelly, psicólogo de la Universidad de Worcester. "Hacer regalos en torno a las fiestas, los cumpleaños, las graduaciones o las bodas es una gran oportunidad para reforzar esas relaciones".

Pero, compres lo que compres, no añadas un regalo pequeño a uno grande: cuando recibimos regalos en un paquete, tendemos a promediar inconscientemente su valor, por lo que una cosa pequeña añadida a una grande perjudicará el impacto de esta última.

Esto se llama la "Paradoja del Presentador", y se expuso por primera vez en un estudio de 2012 con el mismo nombre, en el que se ofreció a los participantes un iPod por sí mismo o un iPod con la descarga gratuita de una canción.

Cuando se les preguntó cuánto pagarían por él, los que se les ofreció el iPod con la descarga barata lo valoraron un 20% menos que los que no lo tenían. Sin embargo, cuando se pidió a los participantes que eligieran la opción que regalarían, se decantaron mayoritariamente por la que incluía la descarga, lo que demuestra que, a la hora de hacer regalos, no comprendemos que (a veces) menos es más.

Pero si se te acaban las ideas, recuerda que las tarjetas regalo no son malas. El dinero en efectivo es probablemente lo único que tiene el mismo valor para todos.

Pero aunque regalar dinero en efectivo es popular en algunas ocasiones en algunas culturas, no es para todo el mundo y puede interpretarse como perezoso o, a veces, incluso ofensivo.

"Las tarjetas de regalo se han hecho mucho más populares con el tiempo. Y también son muy populares entre quienes las reciben", afirma Joel Waldfogel, economista y autor de un estudio titulado "The Deadweight loss of Christmas".

Sí, no son perfectas, todavía se percibe cierta pérdida de valor y miles de millones de dólares de ellas quedan sin canjear cada año, pero son una opción mejor que un juego de calcetines apresurado o mal elegido.