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Poco antes de San Valentín, Mallory Smothers se dio cuenta de que su bebé parecía estar luchando contra un resfriado. Esta madre de Arkansas se sacó algo de leche materna por la tarde y luego de nuevo a la mañana siguiente y se dio cuenta de que tenía un aspecto muy distinto.

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«Esto es genial… no hace mucho leí un artículo en una revista médica sobre cómo la leche materna cambia para adaptarse a las necesidades del bebé en algo más que la ingesta de calorías,» publicó Smothers en Facebook. «El cuerpo de la madre cambiará la composición inmunológica de la leche, adaptándola a los patógenos particulares del bebé produciendo anticuerpos concretos.»

La ciencia corrobora esto. Un estudio clínico de Inmunología investigó la leche materna y  el número de células que protegen el cuerpo de las infecciones que contiene, y descubrieron que el número de esas células aumentaba drásticamente cuando el bebé lactante sufría una infección.

Más información en: Nature.com | Facebook (via: cosmo)

Cuando el bebé de Mallory Smothers se puso enfermo, la madre se sorprendió al ver que su leche materna también había cambiado

«El cuerpo de la madre cambiará la composición inmunológica de la leche, adaptándola a los patógenos particulares del bebé produciendo anticuerpos concretos»

Un estudio de 2013 descubrió que el número de células contra infecciones que contiene la leche materna aumentaba drásticamente cuando el bebé lactante sufría una infección

Aquí está su explicación completa:

Esto es genial:  no hace mucho leí un artículo en una revista médica sobre cómo la leche materna cambia para adaptarse a las necesidades del bebé en algo más que la ingesta de calorías. El doctor decía que cuando un bebé es amamantado crea un vacío en el que la saliva del bebé entra en el pezón de la madre. Ahí, se cree que los receptores de las glándulas mamarias interpretan el contenido de esa saliva buscando virus y bacterias, y si detectan algo raro (como que el bebé está enfermo o luchando contra una infección), el cuerpo de la madre cambiará la composición inmunológica de la leche, adaptándola a los patógenos particulares del bebé produciendo anticuerpos concretos. (La ciencia corrobora esto. En 2013 un estudio clínico de Inmunología investigó la leche materna y  el número de células que protegen el cuerpo de las infecciones que contiene, y descubrieron que el número de esos leucocitos aumentaba drásticamente cuando el bebé lactante estaba enfermo). Así que esta información se me quedó en la mente pero no la recordé hasta hoy, cuando estaba guardando leche para congelar.

Me saqué leche del pecho izquierdo el jueves por la noche antes de dormir. Amamanto al bebé cada 2 o así por la noche, así que no vuelvo a sacarme leche hasta que me levanto por el día. A las 3 de la mañana del viernes o así me di cuenta de que el bebé estaba congestionado, irritable y estornudando mucho. Un resfriado probablemente, ¿no?

Cuando me saqué leche el viernes por la mañana, como siempre, salió lo que hay al lado derecho de la foto.

No me di cuenta de la diferencia hasta hoy, pero fijáos como la leche del viernes se parece mucho al calostro (esa superleche llena de anticuerpos y leucocitos que segregamos los primeros días tras el parto) y es lo que ha salido tras amamantar al bebé resfriado durante toda la noche.

¿No es genial? El cuerpo humano nunca deja de sorprenderme.