La vida ya es lo suficientemente complicada como para que enfoquemos la energía que nos queda en las cosas malas. No deberíamos dejar que nos consuman todas las dificultades con las que nos encontramos. En cambio, es importante que entrenemos a nuestras mentes para que puedan ver la belleza que nos rodea.
Incluso cuando las cosas parecen salir mal, siempre existe algo positivo en lo que podemos enfocarnos. Y dado que esta energía suele llamarnos la atención, les pedimos a los Pandas de nuestra comunidad que compartieran qué los hace sonreír o sentirse entretenidos y llenos de alegría.
Esperamos que esto también les saque una sonrisa, ¡tanto a quienes estén leyendo ahora como a cualquiera que vaya a leer esta publicación en un futuro!
This post may include affiliate links.
Mi gato de 15 años, que no tiene dientes, intentó cazar un conejo. Corrió unos 3 metros y se rindió. En sus ojos, se podía ver que decía: “Estoy demasiado viejo para esto”.
A veces, son las pequeñas cosas de la vida las que nos hacen sonreír. Es cierto que las experiencias que se consideran grandes en la vida, como tener un hijo, obtener un diploma o viajar por el mundo, pueden darnos mucha felicidad. Pero eso no significa que el día a día no esté repleto de cosas igual de maravillosas o que también llegan a sacarnos una gran sonrisa. Sobre todo, ¡cuando las compartimos con los demás!
En esta publicación, podemos ver que las experiencias que hacen felices a las personas en su vida cotidiana varían de individuo a individuo. Muchos recuerdan las cosas tiernas que hacen sus mascotas como fuente de felicidad, mientras que otros rememoran las situaciones divertidas que vivieron con sus amigos o familiares y que los vuelven a hacer sonreír hoy en día. En este hilo de Reddit, que obtuvo más de 600 comentarios, los internautas compartieron con los miembros de su comunidad qué los hacía felices y mencionaron las pequeñas situaciones de la vida que hacían que todo fuese mejor.
Mi pequeño gatito a rayas, quien había sido abandonado de pequeño en una camada salvaje, recientemente descubrió que los juguetes son divertidos. Esta mañana, arrastré mi cuerpo medio dormido escaleras abajo y lo encontré con una de esas pelotas con brillo que tienen un cascabel dentro. Parecía un gatito juguetón, con la cola hinchada y todo, que golpeaba furiosamente la pelota hasta que daba un salto hacia atrás y volvía a lanzarse, emitiendo un maullido. La semana pasada, ese gatito se escondía y siseaba. Me reí un poco y me senté un rato en las escaleras para mirarlo.
Una foto del pequeño y peludo trasero de una abeja que salía de una flor. Tenía el trasero cubierto de polen. ¡Vivan las abejas, las criaturas más importantes del planeta!
“Personalmente, me hace muy bien descubrir lugares nuevos, aunque estén cerca de casa y haya pasado muchas veces por ahí”, comentó uno de los usuarios del subreddit, al destacar que no necesita viajar muy lejos de su hogar para tener esta pequeña alegría. También agregó que lo que lo hace especialmente feliz es vivir: “Experiencias interesantes, [tener] buena comida, y conocer gente que me pueda enseñar algo”.
Otros internautas destacaron que la alegría de todos los días son sus seres queridos. Por ejemplo, un usuario mencionó que lo que lo hacía feliz era jugar deportes con sus amigos para, luego, salir a beber unas cervezas. Otra persona contó que, particularmente, le encantaba comer algo que había deseado durante varios días, sobre todo, si lo hacía junto a su esposa y su hijo. A veces, las cosas que nos ponen contentos nos dan el doble de felicidad cuando las vivimos junto a personas que son importantes para nosotros.
Una compañera de trabajo me pidió si podía prestarle $5 porque tenía hambre y no tenía dinero. Usualmente no llevo efectivo, así que le pedí que me esperara unos pocos minutos. Fingí ir a mi camión para tomar algo de dinero, pero, en realidad, les pedí a mis otros compañeros si podían prestarme dinero. Conseguí que me prestaran $8. Se los di a mi compañera. Ella casi se pone a llorar, pero yo me di la vuelta y me fui porque no quería ver su rostro. Conozco cómo es ir al trabajo con hambre. Me alegra que me haya pedido ayuda.
Y muchos usuarios, como era de esperarse, mencionaron que sus mascotas son su fuente de alegría cotidiana. Esto no nos sorprende porque ¿quién podría evitar sonreír al ver las cosas graciosas que hacen estas adorables bolas de pelo que nos acompañan todos los días? Incluso, uno de los internautas, que trabaja como veterinario, comentó que es la felicidad de sus pacientes animales lo que le da felicidad: “Cuando veo la mejoría en los animales que quedan internados y se van de alta con su familia, me alegra el alma”.
Ustedes, Pandas, ¿también tienen algunas experiencias cotidianas que los hacen felices? Nos encantaría que participen en esta publicación al contarnos en los comentarios qué son esas pequeñas cosas que los hacen sonreír. Tampoco olviden votar por aquellas situaciones que les hayan sacado una sonrisa o que los hayan hecho sentirse identificados. ¡Nos leemos la próxima!
Hoy, una adolescente con problemas para hablar intentó conversar conmigo. Hice mi mejor esfuerzo para comprender qué intentaba decirme y me tomó unos 5 minutos, en los que le hice preguntas que se respondieran con sí o no, para entender que ¡quería acariciar a mi perro! Me abrazó y regresó varias veces para continuar acariciándolo.
Hoy, mi gato me dio un beso. Se sintió muy especial, ya que él no suele hacer eso.
Fui a una noche de talentos, escribí una canción y la canté mientras mi amigo tocaba la guitarra. Mis amigos de la infancia estuvieron allí. La gente me alentó. Recibí abrazos (el tipo de abrazos que se sienten increíbles, que son genuinos y que te hacen querer gritar de alegría). Mi parte favorita fue que una niña de 10 años me dio dulces porque le había gustado mucho mi voz. Fue la primera vez que canté frente a desconocidos. Trabajé durante un año en esa canción y me asustaba que no fuera buena. Amé todos los elogios y los abrazos que recibí. La felicidad que siento es indescriptible.
Cada vez que lo alzo y lo abrazo, mi gato dice un pequeño: “¡Mip!”.
En una tienda, el padre de una niña pequeña (de unos 2 años) la llevaba en un carrito de compras. Ella, en voz muy fuerte, saludaba a todos los niños con los que se encontraba diciendo un adorable: “¡Hola, bebé!”. Lo repetía hasta que también la saludaban. Cuando saludó así a un niño de unos 10 u 11 años, el padre gentilmente intentó corregirla y le dijo: “Cariño, ese no es un bebé. Es un nene grande”. Ella miró a su padre, luego observó al niño y, obstinadamente, dijo: “¡Hola, bebé!”. ¡Qué energía tan terca, amistosa y adorable!
Una mamá mapache y sus cuatro bebés se encuentran en mi patio ahora mismo. Afuera, hay un cárabo norteamericano cantando y puedo ver algunas luciérnagas. La naturaleza, para mí, es una fuente constante de asombro y felicidad.
Estaba dando una caminata por mi ciudad y encontré una iglesia que no conocía.
Oí música dentro así que, con cuidado, miré a través de las puertas, ya que no quería interrumpir una misa en curso o algo así.
Dentro, vi un hombre mayor que tocaba la trompeta.
Me saludó y me pidió que pasara. Luego, siguió tocando.
Parecía estar tranquilo, feliz y satisfecho, solo él y su música (no había nadie más allí). Tocaba para él mismo o, quizás, como una especie de rezo.
Me hizo sonreír.
Me ha pasado lo mismo con una joven que tocaba el piano en la iglesia. Fue hermoso
Mi perro hizo un pequeño ruido cuando bostezó. Fue adorable.
Hoy, estuve junto a mis amigos luego de las prácticas de verano de la banda, viendo a unos chicos mayores jugar Mario Kart en la pantalla del auditorio (¡el sonido era increíble allí!). Relaté el juego como si fuera un locutor. Luego, uno de los chicos de secundaria dijo que había sido muy gracioso.
Últimamente, mi vida ha sido muy confusa y terrible, así que eso me alegró el día.
Como todos los días, mi perro me saludó cuando regresé del trabajo.
Ellos siempre te reciben como si llevarán meses sin verte. En mi trabajo salgo bastante tarde y siempre me reciben mi perro y mi gata, me alegra muchísimo.
Vi a un hombre discapacitado que se tiró por un tobogán hacia la piscina en la que estábamos. Luego, ¡fue la persona más feliz de allí!
Me levanté más temprano, tomé una jarra de café y bajé al muelle para ver y escuchar cómo se despertaba el planeta.
Al viajar por la costa central de California, compré un periódico en la pequeña ciudad de Cayucos. Quien escribe los informes sobre crímenes tiene un gran sentido del humor. “La policía documentó que, a las 10:52 a.m., una persona desaparecida fue encontrada en la tienda de comestibles de Albertson, dentro del pasillo de las almas perdidas”.
Nos visitaron unas buenas amigas que venían de otro estado. Nuestras hijas son mejores amigas. Todas las semanas, hacen videollamadas y juegan Minecraft en la Xbox, pero solo las vemos en persona una vez al año. Durante esta semana, fue muy genial haberlas oído reírse y hablar sin parar.
Poder usar una camiseta de mangas cortas sin estar demasiado pendiente de cómo me veo se siente genial.
La cara de mi bebé es el fondo de pantalla de bloqueo de mi teléfono móvil, y centré la foto para que, cada vez que son las 8:00, parezca que tiene puestos unos pequeños anteojos para bebés. ¡Eso siempre me hace reír!
Hoy, abracé a mi novio y es un sentimiento que nunca experimenté hasta que tuve 21 años. Nunca nadie me había abrazado y él es mi primer novio, desde hace 4 meses. Aunque me siento perdida en la vida, lo amo y él me ama. Verlo siempre me hace feliz.
Esta noche, habrá un concierto gratis en el parque cerca de mi casa. Es una gran reunión para la comunidad que se hace todos los miércoles a la noche durante el verano. ¡Claro que me hace sonreír! Las noches que no puedo asistir, se oye esa música desde mi casa.
Mi perro, mientras dormía, tiró el gas más ruidoso que he oído, lo que lo despertó e ¡hizo que saltara asustado de la cama!
El día del padre, invitamos a mi papá a almorzar. Mi esposo salió de nuestra casa y se fue al patio trasero, donde también se encuentra un nido de pájaros en uno de los tubos de desagüe. Cuando mi esposo estaba cerca, parece que los bebés dieron su primer vuelo. La mamá pájaro casi ataca a mi esposo. Él regresó un poco asustado, pero con una historia divertida sobre lo que había pasado afuera. Se sentó, tomó algunos de los bocadillos que teníamos y, unos 30 o 45 minutos después, se levantó para tomar algo. De repente, mi papá dijo: “Oye, Mike, ¿los pájaros también defecaron en tu espalda?”. Pensé que mi esposo podía tener una pequeña marca en su camiseta y que mi papá solo intentaba ser gracioso. Le dije a mi esposo que se diera vuelta y ¡casi me muero! Tenía la caca de pájaro más grande que vi EN MI VIDA en la parte de atrás de su camiseta negra. No podíamos dejar de reírnos. Incluso más tarde, esa noche, al recordar la situación, volvía a reírme. Fue hilarante.
Un camión grande me siguió durante varios kilómetros, así que me detuve y lo dejé pasar. Debió haberse sentido muy contento, ya que, luego de un kilómetro, dio un giro en U y regresó: de toda forma, ¡no hubiese podido girar!
Estaba trabajando como repartidor de comida y le hice una entrega a un anciano agradable que cuidaba su jardín. Noté que toda una parte del patio, cerca del camino que daba a la puerta, estaba llena de conchas de ostras en lugar de piedras. ¡Era súper lindo! Se lo dije y pareció apreciarlo.
Me pregunto si las guardó luego de comer ostras durante años, ya que son bonitas e iridiscentes, y luego quiso hacer algo genial con ellas.
Todo su patio era muy creativo y original.
Esta tarde, mi pitbull saltaba por el patio trasero como si tuviera un ataque. No tenía idea de qué podía hacerle actuar como si la estuvieran atacando. Luego, cuando se giró hacia mi lado, vi que tenía un gran escarabajo revoloteando sobre su nariz. No pude dejar de reírme.
Ayer fui a la casa de un amigo (que tiene un mellizo) y uno de ellos llevó su Oculus. Un chico, que también fue, jugó Beat Saber y era muy malo en ello, pero no dejaba de mover sus brazos por todas partes y de reírse. Lo hacía mal y de forma muy hilarante. Mis amigos y yo lo grabamos y le tomamos fotos. Luego, comimos magdalenas muy agresivamente y le llenamos la cara de glaseado. Tomé fotos de ello y se ven muy “malditas”. Tenía glaseado en toda la mano y, en broma, le pedía a la gente que le tomaran la mano. Nunca me había reído tanto en mi vida.
