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Otro dato curioso: cada vez que aprendes algo, tu cerebro no vuelve a ser el mismo. Cambia físicamente cada vez que adquieres nueva información, habilidades o experiencias. Resulta abrumador pensarlo, pero es cierto.

El cerebro lo hace formando nuevas conexiones entre neuronas y reforzando o debilitando las vías existentes, un proceso conocido como neuroplasticidad.

Las neuronas del cerebro se comunican a través de las dendritas, que reciben señales de otras neuronas. Estas señales viajan por el axón, conectando una neurona con otra. El proceso es increíblemente rápido, a menudo en fracciones de segundo, y la mayoría de las veces el cerebro lo hace sin que nos demos cuenta.

Con la edad, el cerebro sigue adaptándose. Cuanto más te retas y aprendes, más evoluciona tu cerebro y se mantiene «plástico» o flexible.

Hay que tener en cuenta que, en la mayor parte del cerebro, las neuronas con las que nacemos son las que tendremos de por vida. La neuroplasticidad tiene que ver sobre todo con la formación de vías y conexiones entre las neuronas existentes.

Sin embargo, el cerebro produce nuevas neuronas a través de un proceso llamado neurogénesis, pero sólo en un área muy pequeña -aunque importante- conocida como hipocampo, que desempeña un papel clave en la memoria y el aprendizaje. Aunque esta investigación es relativamente reciente, aún queda mucho por descubrir sobre la función de estas nuevas neuronas.

Curiosamente, es posible mejorar la neuroplasticidad planteándose retos mentales con regularidad. Esto es especialmente importante durante la infancia y la adolescencia, pero los estudios sugieren que mantener una actividad cognitiva elevada en la mediana edad puede mejorar el rendimiento cerebral más adelante.

La estimulación cerebral puede adoptar muchas formas: aprender un nuevo idioma, aprender a tocar un instrumento, viajar a nuevos lugares o incluso tomar un camino diferente para volver a casa desde el trabajo.

Si te sientes motivado para estimular tu cerebro, recuerda que no debes excederte. El descanso es igual de importante, y las investigaciones demuestran que el sueño desempeña un papel clave en el crecimiento de las dendritas, que ayudan a las neuronas a comunicarse, como hemos mencionado antes. Así que tómatelo con calma: aprende y explora a tu ritmo. Mantén la curiosidad.