Parece como si las coincidencias llegaran a nuestras vidas como giros sorprendentes del destino. O, al menos, así se siente cuando hallas a tu amigo de la infancia mientras te encuentras de viaje por el sur de España. O cuando conoces a alguien durante tu primer día de universidad y descubres que cumplen años el mismo día. ¿Qué tan probable es todo ello? Pues, aunque las posibilidades estén más relacionadas con las matemáticas que con la magia, no podemos evitar pensar que el universo se alinea de formas misteriosas.
Sin embargo, a veces, estos errores en la matrix se presentan de la manera más peculiar, espeluznante e imposible de explicar. Así son los ejemplos de este hilo en "Ask Reddit". Luego de que un usuario de Reddit compartiera su experiencia en la que encontró un pedazo de lápida rota en medio de un cementerio, invitó a que los demás miembros de la comunidad contaran sus propias historias raras y escalofriantes sobre coincidencias.
El hilo se popularizó de inmediato, ya que resonó con cientos de personas que se acercaron a compartir cómo estas coincidencias los aterraron. En Bored Panda, navegamos por el hilo y recopilamos algunas de las mejores respuestas dignas de una película de terror. Pero, debemos advertirles: ¡puede que algunas de ellas no sean aptas para los débiles de corazón! Así que continúen leyendo, voten por sus favoritas y déjennos saber en los comentarios si alguna vez les ha ocurrido algo similar.
Además, una vez que hayan terminado de leer esta publicación, pueden echarle un vistazo a nuestro artículo anterior sobre coincidencias peculiares que cuesta creer que en verdad ocurrieron.
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Mientras caminaba por un cementerio, recogí algunas flores para poner en una lápida cualquiera. Luego de 20 minutos, sentí que el brazo con el que sostenía las flores salía disparado detrás de mi espalda. Pensé que la lápida a la que apuntaba se sentía sola y quería las flores. Los nombres en la lápida eran los míos y los de mi padre, deletreados de forma idéntica. ¡¡Tenemos un apellido bastante poco común!! Resulta que eran ancestros nuestros.
En resumen: encontré las lápidas mías y de mi papá.
Mi mejor amiga falleció en mi casa por un suicidio asistido (hice una publicación para responder preguntas sobre ello hace un tiempo). Luego de beber el cóctel letal, cayó en coma y pasaron 40 minutos hasta que finalmente murió. Cada dos minutos aproximadamente, le tomábamos el pulso. Mi gran danés, que había estado durmiendo hasta entonces, se incorporó de golpe y dejó escapar un “guau” ahogado. Luego, miró fijamente a mi amiga y, de a poco, sus ojos fueron levantándose desde su cuerpo hasta el techo. Nos acercamos para tomarle el pulso y, esta vez, estaba muerta.
Detuve el reproductor de CD de mi coche porque sonaba una canción que me recordaba a mi amigo muerto. Encendí la radio. Sonaba la misma canción, nota por nota, 3 años después de haber sido lanzada.
En mi cumpleaños número 12, me dirigí a la tienda de bicicletas para comprar una nueva. Estaba con mi papá, su novia y mi hermano. Todavía nos encontrábamos a 10 minutos del centro de la ciudad, así que no estábamos cerca de la tienda de bicicletas.
Un hombre desconocido, viejo y espeluznante se acercó a nosotros, me miró y dijo: “¿Vas a comprar una bicicleta?”. Miré a mi papá, sintiendo confusión y un poco de miedo.
Le dijimos que nos dirigíamos a comprar una bicicleta. Entonces, ¡empezó a decir que yo TENÍA que llevar casco y usarlo TODO el tiempo! Nos asustamos un poco, pero pensamos que era un tipo raro y nos olvidamos de ello.
Unas pocas horas después, andaba por el parque con mi bicicleta nueva y me caí. No caí muy fuerte y me tropecé en la hierba, así que estuve bien. Cuando me puse de pie para limpiarme, vi que el mismo hombre estaba parado allí, lucía decepcionado y sacudía la cabeza. Agitó su dedo índice y me dijo: “Te dije que usaras casco”.
En ese momento, me asusté muchísimo y ¡anduve tan rápido como pude hasta casa!
Lo más raro es el hecho de que me mudé a unos 65-80 kilómetros desde donde vivía entonces y todavía lo veo de vez en cuando. No creo en los ángeles guardianes, pero me resulta escalofriante.
Cuando tenía 12 años, fui al Museo Conmemorativo del Holocausto de los Estados Unidos, en Washington. Cuando entras, te dan algo similar a un pasaporte (como la imagen de arriba), que te cuenta la historia de alguien que vivió durante el holocausto. La que me dieron mostraba a un joven que cumplía años el mismo día que yo, solo que 50 años antes. El día en el que fui al museo, se cumplían 50 años desde su muerte.
Trabajé en una biblioteca durante mucho tiempo y, en un esfuerzo para no perder mi alma, recolecté cosas que encontraba en los libros. Mi descubrimiento favorito había sido unas postales graciosas entre dos amigos. Inmediatamente pensé: “Me gustaría conocer a estas personas”. La dejé al lado de mi computadora durante algunos años.
Luego de varios años, revisé mis papeles y encontré una postal de mi novia que no reconocí. Me tomó algunos minutos hasta que comprendí que era la postal que había guardado años atrás, solo que, ahora, era de una persona que era mi novia y de otra persona que terminó siendo mi amigo. Es, probablemente, la serie de eventos más rara que desafió a las probabilidades, entre las muchas situaciones de nuestras vidas que nos conectaron.
En resumen: terminé en una relación con alguien cuya misteriosa postal había terminado en mi colección sin que yo lo buscara expresamente.
Una vez, leí u oí una historia sobre dos recién casados que miraban fotos familiares. La esposa encontró una foto de ella de niña en Disney World, posando junto a un personaje disfrazado. En el fondo, podía ver al esposo, que lo llevaban en un cochecito. La foto fue tomada 15 años antes de que se casaran y, en esa época, vivían en países diferentes. Fue una total coincidencia que ambos fueran capturados en la misma fotografía.
Cuando tenía unos 12 años, tuve una terrible pesadilla en la que dos aviones chocaban en el aire. Era extremadamente vívida y me desperté sintiendo pánico. Mi habitación estaba al lado del baño familiar y, luego de unos 30 minutos en los que estuve con miedo en la cama, noté que la luz del rellano se encendía y supe que uno de mis padres se dirigía al baño. Ahora, con 12 años, no sigo siendo el tipo de persona que molestaría a sus padres por sus pesadillas, pero en ese momento estaba convencido de que iba a ocurrir un accidente aéreo. Así que corrí hacia donde estaba mi mamá y le conté todo. Dijo que estaba siendo tonto y que debía leer e intentar volver a dormir.
A la mañana siguiente, mi mamá entró apresuradamente junto a mi papá a mi habitación y me sacó de la cama. Me dijo que le contara sobre la pesadilla y, luego, ambos se veían muy asustados. Insistieron con que yo fuera al piso de abajo para ver las noticias junto a ellos. Creí que estaban haciéndome una broma o algo; pero, cuando bajé a desayunar, en las noticias anunciaban el accidente aéreo de Überlingen, que ocurrió en 2002. Más adelante, nos dimos cuenta de que me había despertado cerca de la hora en la que el accidente había ocurrido. Nada igual ha vuelto a ocurrir.
Esta mañana, mientras conducía por mi rancho, escuché The Dark Side of the Moon de Pink Floyd. Cuando sonó la letra “corre, conejo, corre”, un conejo apareció corriendo por la carretera. Fue un poco loco.
El diciembre pasado, durante la mañana temprano, tuve una pesadilla en la que mi padre había dejado de tomar su medicación para el hígado e iba a morirse. En el sueño, le pregunté por qué había sido tan descuidado, pero él dijo que ya era su hora. Cuando me desperté, mi hermana me había enviado un mensaje de texto en el que me decía que papá estaba en el hospital. Falleció 3 semanas después debido a que, por supuesto, tuvo complicaciones en el hígado por no haber tomado su medicación.
Trabajé como contratista para un sanatorio de enfermos mentales. Noté que una placa en una puerta tenía mi apellido, que es muy poco común. Resulta que mi tía abuela vivía allí.
Cuando mi primo y yo éramos bebés (solo nos llevamos 2 años), dormíamos en mi cuarto mientras nuestras mamás envolvían regalos de Navidad, ya que estábamos cerca de esa fecha. Se encontraban en el piso de abajo y oyeron, por medio del monitor de bebé, que una mujer le decía a mi primo que lloraba: “No te preocupes, tu mamá estará aquí pronto”. Mi mamá y mi tía corrieron escaleras arriba pero no hallaron a nadie allí. Además, ninguna persona de la cuadra tenía bebés, así que no pudo haber sido una interferencia.
Cuando mi mamá estaba embarazada de mí, una mujer anciana se le acercó, le dijo que estaba embarazada y le tocó la barriga con el dedo. Mi mamá estaba embarazada de tan solo 2 semanas y ni ella ni nadie más lo supo durante bastante tiempo. Ni siquiera estaba intentando quedar embarazada.
Mi mamá era bastante delgada en esta época y no tenía panza de embarazada.
Se acercaba Navidad y, un día, cuando regresé a casa de la escuela, mi madre me pidió que adivinara quién nos había enviado una tarjeta de Navidad. Sin dudarlo, respondí: “La gente que manejaba el pequeño hotel de nuestras vacaciones de verano a Michigan”. Ella se quedó atónita. Estaba en lo correcto y yo también me sorprendí mucho.
Estaba tomando fotografías en el cementerio. Eran para una clase, así que mis amigos modelaron para mí. En fin, le pedí a uno de mis amigos que hiciera como si estuviera llorando. Ajusté mi cámara y, cuando quise tomar su foto, vi que estaba haciendo un MUY BUEN trabajo. Lloraba y sollozaba. Tomé un par de fotos hasta que me di cuenta de que ella observaba una gran tumba familiar que tenía los mismos nombres y apellidos que ella y su familia… Estaban el nombre de su papá, de su mamá, de su hermana y de su hermano. Su familia vivía en otro estado y estaban vivos. Pues, eso fue espeluznante, pero, luego, nos subimos a mi coche y escuchamos algo de música. Uno de nosotros tenía un USB y pusimos una canción como por tercera vez, hasta que el sonido se cortó y una voz horrible dijo: “Regresa al lugar desde donde viniste”. La canción continuó desde donde se había detenido. Nos aterramos tanto que tuvimos que detenernos y recomponernos. Hasta el día de hoy, no sé qué fue eso. ¿Quizás una interferencia de otra radio? No lo sé, pero fue escalofriante.
Un día, caminaba por un bosque y encontré un cementerio de los años 1800 y 1900. Estaba caminando por allí cuando la primera lápida que noté mostraba a un niño pequeño que había muerto el mismo día en el que yo nací. La parte más loca es que él y yo teníamos los mismos primeros y segundos nombres.
Mi amiga me dijo que, en 3 semanas, me enteraría de que estaba embarazada y que tendría un niño. 3 semanas después, me enteré de ello. No supe que tendría un niño hasta 3 días antes de que naciera. Y mi amiga me llamó un mes y medio antes de que lo tuviera para decirme que nacería el día 20. Efectivamente, luego de 36 horas de dolores de parto, mi hijo nació el 20 de noviembre. Siempre pensé que fue un poco espeluznante que acertara.
Mi esposo y yo compramos un reloj antiguo en un mercadillo. Cuando llegamos a casa y lo miramos más detenidamente, nos dimos cuenta de que en el interior de la puerta de la parte de atrás habían escrito con lápiz la fecha de nuestra boda. Nuestra boda fue el 22/09/09, y en el reloj habían escrito: “22/09/24”.
Tenía unos 10 años cuando mi mamá me llevó a mí y a mis hermanos a un espectáculo de un imitador de Elvis. Luego del show, firmó bufandas y otras cosas (era como una especie de celebridad local en esa ciudad de mediano tamaño de Florida). La persona que estaba frente a mí tenía el mismo inusual nombre que yo y cerca de mi edad. Le dije que ese también era mi nombre. Creímos que eso era genial, pero jamás volvimos a vernos.
Unos años después, acampé en Nuevo Hampshire junto a mi familia. El campamento tenía una pequeña área de juegos y yo me encontraba en las hamacas. Oí que alguien decía mi nombre, me di la vuelta y vi a la misma persona allí, quien le decía a su familia que se dirigiría al área de juegos.
Pues, en mi caso, sería cuando me mudé desde Massachusetts hasta el sitio en el que ahora vivo.
Había dos niños que vivían en la que ahora es mi ciudad: un niño y una niña. El niño y la niña tenían la misma edad que mi hermano y yo respectivamente. Los nombres del niño y de mi hermano empezaban con “T” y los nombres míos y de la niña empezaban con “A”. El niño era atlético y a la niña le interesaba más el arte, al igual que mi hermano y yo. Había sido niña exploradora en la ciudad de Massachusetts en la que vivía y me uní a un grupo cuando me mudé: era el mismo grupo en el que había estado esta niña.
Tres días después de que nos mudáramos, un conductor borracho atropelló a los dos niños y los mató.
Fue bastante escalofriante…