20 De los encuentros con clientes más bizarros o graciosos en esta publicación que se volvió viral
A veces las personas hacen y dicen cosas cuestionables que nos dejan pensando por qué sus mentes funcionan de esa manera. Muy a menudo estas cosas tienen una connotación negativa, y por esta razón es que sus comportamientos intrigan a todos a su alrededor. Esa actitud prepotente ocurre mayormente con personas que, en ese momento, están en el rol de consumidores y afecta a las personas que están en la industria del servicio al cliente.
Sin embargo, no todo tiene que ser tan deprimente en esta industria. De vez en cuando, las personas se encuentran con clientes que dicen y hacen cosas muy inofensivas pero confusas. Ya sea que pregunten si el pescado está alimentado a base de césped o pidan algo que está totalmente fuera de tu poder, seguramente será divertido para varios miembros del personal.
Por ejemplo, un miembro de esta comunidad virtual se preguntó si las personas de la industria alimenticia tenían historias extrañas para contar respecto a sus clientes. La publicación obtuvo más de 2,3 mil comentarios repletos de historias raras pero entretenidas.
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Una mujer enloqueció porque no teníamos salmón que hubiera sido alimentado con hierba. ¿Qué…?
Era un sábado por la noche, y el restaurante es todo ventanas, en una esquina concurrida. Un auto no dobló y se estrelló contra una casa, pero había un desnivel, por lo que no se podía ver. Llegaron la policía, los bomberos y la ambulancia. Estuvieron allí durante más de una hora tratando de averiguar cómo remover el auto, y los patrulleros mantuvieron sus luces encendidas. Así que fue una cena de sábado por la noche con las luces rojas y azules iluminando todo el restaurante. A la mayoría de los invitados les pareció entretenido, excepto que una mesa me llamó.
"¿Podrías hacer algo respecto a esas luces?".
Pensé que estaba bromeando y me reí, pero tenía una expresión muy seria. Además de ser evidente que yo era el único mesero trabajando, también estaba haciendo todos los tragos, con el salón repleto. "Es la policía, señora, no voy a cruzar la calle para decirles que apaguen las luces. Sin embargo, usted puede ir”. El resto de la mesa se rió, pero a ella no le hizo gracia, LOL.
Una mujer pidió su ensalada con el aderezo aparte. Después de probar algunos bocados, se acercó al gerente general y le dijo: “Esta ensalada no tiene mucho gusto. ¿Podría ser porque no le he puesto el aderezo?”.
Sí. Sí, podría ser por eso.
Una mujer se quejó porque había demasiada langosta en su sopa de langosta.
No tengo palabras.
Un cliente del bar entró a la cocina y se llevó un cheesecake entero de la heladera de los postres. Nadie de la cocina lo vio hacerlo, y el barman estaba demasiado sorprendido como para decir algo.
Una señora pidió un sándwich de huevo. Le dije que podía elegir ponerle uno o dos huevos al sándwich. Ella seguía diciendo que no entendía, yo ya no sabía cómo explicarle “uno o dos huevos”. Incluso le expliqué que cocinábamos los huevos en unos anillos sobre la plancha para que encajaran perfectamente en el sándwich. Luego suspiró como si estuviera alargando una broma sin gracia y dijo: “¿QUÉ QUIERES DECIR CON UNO O DOS HUEVOS?”. “Quiero decir que puedes elegir cuántos huevos quieres en el sándwich”. Se burló de nuevo. “¿Qué tan grandes son?”. “Del tamaño… ¿de un huevo?”. “¿DE QUÉ DIABLOS ESTÁS HABLANDO?”. Terminé yendo a la cocina y sacando un huevo crudo de la caja y llevándoselo. “Esto es un huevo. Este es el tamaño estándar. Cocinaremos uno o dos de estos y los pondremos en tu sándwich dependiendo de la opción que pidas”. “Esto no tiene absolutamente ningún sentido. Quiero hablar con el gerente”.
Aparentemente terminó diciéndole al gerente que la manera en la que pronunciaba “huevo” la desconcertó y que comería en otro lado de ahí en más.
Tengo muchos, pero uno que se destaca es de una pareja a la que estaba atendiendo: sacaron dos tarjetas de crédito cuando iban a pagar así que les pregunté: “¿Dividen 50/50?”, y el cliente MUY enojado me contesta: “No, ¡queremos dividirlo mitad y mitad!”.
Una familia de 6 intentó hacer que toda su cena fuera gratis porque no teníamos más decoración no comestible para el postre del hijo de 4 años. Literalmente nos gritaron y chillaron y me dijeron racista.
Les desconté $0.05 de la factura y yo personalmente le di una propina al mesero con mi propio dinero.
Una vez una mujer enloqueció porque decía que su hijo estaba inhalando humo indirectamente en el restaurante.
Provenía de las fajitas que habían llevado a la mesa de al lado. El humo ni siquiera llegó a su mesa.
Una mujer quería que apagáramos todas las velas del restaurante porque “estaban consumiendo demasiado oxígeno”.
Trabajé en un Red Lobster, y había una mujer que venía seguido e insitía con que le sacara toda la carne a las patas de su cangrejo y simplemente se la llevara en un plato. Todas las veces que ella venía. Y mi m*ldito jefe me obligaba a hacerlo.
Un cliente pidió una ensalada César con pollo. Hice la orden. Unos minutos después me volvió a llamar y se quejó de que nunca le había preguntado qué aderezo quería.
Cuando todavía se podía fumar en los bares… Recién había abierto mi bar; un tipo se sienta y pide una hamburguesa con papas fritas. Cuando la traje, también le dejé una botella de ketchup. Tomó un cenicero vacío y puso allí ketchup para mojar las papas. Le dije que podía traerle un plato aparte. Me dijo: “¿Cuál es el problema? Está limpio”. Entonces, le mostré el trapo negro que usamos para limpiar los ceniceros. Solamente se encogió de hombros. ¡Qué asco!
Yo: “Tenemos sidra de ananá en barril disponible”.
Cliente: “¿Puedes darme más detalles?"
Yo: “... es una sidra... que sabe a ananá”.
Una mujer estaba fumando y tenía un ventilador propio que echaba el humo lejos de ella. “Lo siento, pero no soporto el humo”.
Alguien ordenó un plato con pollo. Cuando le pregunté si quería una o dos pechugas de pollo, me miró a la cara y preguntó cuál era la diferencia. Incliné la cabeza y dije que uno viene con una pechuga, el otro con dos.
Una mujer me dijo que su plato de ensalada fría estaba helado. Tuve que luchar contra el impulso de decirle que esperara un par de minutos y ya no lo estaría, pero en lugar de eso le busqué un plato a temperatura ambiente.
Un plato con pescado en el que todos los ingredientes de pescado (que claramente estaban especificados en el menú) tenían mucho gusto a “pescado”. O una mujer ciega que se quejó de su postre por cómo se veía. Sí, eso fue difícil.
Una mujer vino y pidió un vodka con soda sin hielo, y luego lo vertió en su tubo de alimentación. Quiero decir, ¿quién soy para juzgar, verdad? La siguiente bebida que pidió fue el Chardonnay de la casa.
“Quiero huevos rancheros sin huevo, por favor”. O “Quiero prime rib, pero bien cocida”.