No es ninguna novedad que trabajar en la industria de servicios de alimentos es un trabajo duro e ingrato. Sin embargo, puede que la parte más difícil ni siquiera sean las jornadas largas, la baja paga, o los jefes crueles. Para muchos de estos empleados, lo peor son los clientes de terror que creen que tienen derecho a tratar a otro ser humano como basura.
Ya sea que estas personas acosen físicamente a los empleados, roben propinas, o dejen que sus hijos correteen por ahí como si fuera un parque infantil, se merecen que los humillen públicamente por actuar como completos idiotas.
Bored Panda recopiló una lista de los clientes más horribles que alguna vez pusieron un pie en un restaurante. De hecho, algunas de estas fotos son tan malas que no podrán evitar preguntarse qué diablos estaba pasando. Sigan leyendo para echarles un vistazo, y no se olviden de votar a favor de los más increíbles.
¡Psst! Si están de humor para leer más historias de clientes horribles, échenle un vistazo a nuestro artículo anterior aquí.
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Descubrieron a un cliente de un restaurante tomando una fotografía debajo de la falda de una camarera menor de edad
Muchos trabajadores de restaurantes están hartos de que los clientes los traten como peones en un juego de ajedrez. Pareciera que a menudo los clientes sienten mucha ira y frustración y piensan que es completamente normal desquitarse con el mozo. La pregunta es ¿por qué algunas personas creen que están completamente en su derecho de actuar de esta manera?
Melanie Morrison, Ph.D., una profesora de psicología de la Universidad de Saskatchewan, dijo que cuando se trata de denostar y faltar el respeto, hay tres contingencias. La primera es el asunto de la dominancia social, en el que las personas creen que en realidad se merecen tener más poder y dominancia sobre otros.
Según ella, a menudo estas personas son líderes en alguna organización con subordinados (personas que están más abajo en la estructura jerárquica): “Todavía existe esa creencia de que tienen una posición social dominante, y mayor poder sobre estos individuos, por lo que los tratarán de forma degradante”.
De cuclillas sobre la mesa de un restaurante para tomarse una fotografía
Siéntete como en casa, pero en un Starbucks público
La segunda incluye a los grupos levemente marginalizados que en realidad no tienen una posición social dominante en nuestra sociedad. Sin embargo, si van a un restaurante, de pronto pueden sentir que tienen el control. “Pueden convertirse en alguien a quien le han dado un poco de poder por sobre un mozo en ese momento”, dijo Morrison. “Pueden tratarlos de una manera denigrante porque las condiciones se los permitirán”.
Finalmente, están las personas que simplemente son maleducadas. La profesora mencionó que las personas que entran en esta categoría no son más que maleducadas y no se conectan con esa sensación de poder en lo absoluto.
Continuaron sentados en la mesa por horas luego del horario de cierre, totalmente indiferentes ante el hecho de que hay que esperar a que se vayan para que poder cerrar
Exigió un asiento para niños y el mozo, confundido, le llevó uno
Desde que comenzó la pandemia, hay una tendencia recurrente: pareciera ser que a los humanos se les olvidó ser amables los unos con los otros. En especial cuando se trata de interactuar con las personas cuyo trabajo es ayudar y asistir a otra persona.
Los clientes me atacaron con comida y bebidas. Tengo moretones en la espalda de lo fuerte que un hombre me arrojó la bebida. ¿Puedo presentar cargos?
Este hombre adulto tiró las envolturas de sus caramelos para que yo las barriera mientras trabajaba
Dejar que tus hijos de 9 años comieran la sandía de la ensalada y la volvieran a dejar allí. También estaban tocando la fruta
Dejar que tu hijo vea una película a todo volumen en un restaurante
El trato que los trabajadores de restaurante reciben en la actualidad por parte de estos clientes de terror pareciera ser casi intolerante. Al final del día, no importa si las personas piensan que son mejores o que se lo merecen más que cualquier otro, jamás deberían justificar actuar como completos idiotas frente a otros.