Estos chefs profesionales comparten los errores más comunes que hacemos los aficionados en la cocina (30 fotos)
Comer nos encanta, pero para ello, hay que levantarse del sofá y cocinar (vamos a imaginar que no tenemos la opción de encargar pizza). Lo bueno es que cocinar puede ser algo muy entretenido y pone a prueba tu creatividad y destreza. Lo malo es que ver a Gordon Ramsay gritando a cocineros aficionados cientos de veces en Youtube no te convertirá en buen chef si no refinas tus habilidades.
Por fortuna, internet está lleno de profesionales dispuestos a ayudar. Estos cocineros comparten su sabiduría con los aficionados y les ayudan a evitar cometer los errores más básicos y comunes de los que la mayoría somos culpables. Personalmente, yo siempre lleno demasiado la sartén. No nos extraña que cocinar sea más difícil de lo que parece.
Aquí hemos recopilado algunos de los mejores consejos de cocina para mejorar a la hora de prepararla, así que echa una ojeada y vota por tus favoritos. Y si quieres, comparte tus consejos de cocina en los comentarios.
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Precalentar el horno no es una sugerencia, es un requerimiento. Puede afectar al tiempo de preparación, la textura y la apariencia. Si no precalientas el horno, el pastel no se hornea igual y queda denso, y las galletas, duras.
Todos somos culpables de esto. Removemos mal la comida. Si tienes una perola de guiso o sopa, normalmente la remueves en círculos, ¿no? Eso está mal.
Hay 2 formas buenas de hacerlo: 1, en pequeños círculos, de fuera hacia dentro, como si dibujaras los pétalos de una flor. O también, remover en forma de 8, sobre todo si está en un contenedor oval o cuadrado. Y remover hacia arriba, de modo que lo que esté más cerca del fuego suba a la superficie, y al revés. Evitará que la comida se queme y la distribución del calor será mejor y más rápida.
A veces echáis todos los ingredientes a la vez y los mezcláis sin pensar en el orden. Si en una receta veis mantequilla (u otra grasa) y azúcar, requiere que se mezclen primero esos dos, hasta quedar ligero y liviano. Al añadir huevos, se hace de uno en uno, para que se mezclen bien y la masa mantenga la textura.
Se puede añadir sal a la pasta mientras hierve, y no echársela cuando ya está hecha. Esto funciona con todo lo que hierve: arroz, alforfón, brécol...
Si le pones demasiada sal, puedes añadir más agua o ponerle patatas. Y si es una sopa o una salsa, se le pueden añadir más ingredientes para equilibrar los sabores.
Si la receta dice que un ingrediente debe estar a temperatura ambiente, asegúrate de que sea así. Sobre todo es importante con los huevos, porque así la yema se rompe más fácilmente y se incorpora mejor a la mezcla. Si estás haciendo tarta de queso o algo semejante, un huevo frío endurece las grasas y hace que la mezcla tenga grumos.
A la hora de aliñar, empieza con sal y pimienta y asegúrate de que estén en la cantidad justa. Luego ya echarás otras cosas. Siempre se puede añadir más si falta, pero casi nunca quitar lo que sobra.
Sazona de menos la comida, pruébala, y luego sazona con lo que crees que estaría bien, Y PRUÉBALA OTRA VEZ. Por eso en los restaurantes buenos no tienen sal y pimienta en las mesas, porque lo que te sirven sabe como DEBERÍA saber.
A la hora de picar una cebolla, deja la raíz para que te sea más fácil de agarrar. Y vigila que los ingredientes no estén caducados. Las especias también, no uses esa pimienta que lleva 5 años caducada.
Pero no te preocupes, todos fallamos cocinando, si no nos crees, puedes verlo aquí.
Limpia según cocinas. La mayoría de platos tienen momentos de inactividad mientras se preparan, así que úsalos para limpiar lo que has ensuciado.
Prueba lo que haces según lo cocines. Comprueba y ajusta continuamente el nivel de sal. Y la acidez es ignorada a menudo. Muchos platos mejoran con un poco de zumo de limón o vinagre.
VE DESPACIO. Porque veas a Ramsay cortando cebollas a cien por hora no significa que tengas que hacerlo así. Corta primero, ve despacio y ya llegarás a hacerlo rápido.
Si te parece que tu plato tiene suficiente sal pero le falta sabor, añádele algo ácido... zumo o cáscara de limón o lima, vinagre balsámico, de manzana, de vino tinto... te sorprendería lo mucho que mejora el plato.
En lo que se refiere a dulces, mi mejor consejo es que sigas la receta exactamente si no sabes bien lo que estás haciendo. Hornear es básicamente ciencia, y si no calculas bien las sustituciones, no va a salir bien. Y ten buenos ingredientes, esa levadura en polvo de hace 5 años no va a funcionar bien ya.
No guardéis los tomates en la nevera. Las bajas temperaturas cambian su composición química y hace que sepan peor.
No se pone comida en una sartén fría. Hay que esperar a que se caliente antes de echarle nada.
No presiones las hamburguesas para que se cocinen más rápido. De verdad, no vuelvas a hacerlo.
Tras mezclar la masa para galletas, REFRIGÉRALA, para que se endurezca la grasa y no se derrita y quede quebradiza... a menos que te gusten así.
La sal es mágica, ni te pases, ni te quedes corto con ella. El arte es que todo quede equilibrado y los sabores se complementen.
Lo más importante antes de ponerse a cocinar es tenerlo todo colocado y en su sitio, para que todo requiera el tiempo necesario, no más. Lo segundo es la seguridad, no os volváis confiados y os salte aceite a la cara. Y tercero: probad, ajustad y probad otra vez. La mayoría tenemos los mismos umbrales de sabor, así que si te sabe bien a ti, es probable que para los demás también. Y cocinad todos los días, porque la práctica hace la perfección.
Si usáis setas, mejor que sean frescas. Solía comprarlas enlatadas, y la primera vez que usé setas frescas fue un cambio increíble.
Las recetas no son ley. Si una receta te pide ajo y no te gusta mucho, no lo eches o reduce la cantidad.
La 1ª vez que hagas una receta, haz lo que pone y no cambies nada. Cambiar cosas como el tipo de harina o la cantidad de azúcar puede afectar mucho. Es importante saber qué ingredientes necesitas y cuándo los necesitas. Cuando te haya salido bien la receta, ENTONCES puedes pensar en cambiarle cosas.
Hay cosas que no las mezcláis lo suficiente. La mantequilla y el azúcar deben batirse hasta estar esponjosos. Lo mismo al añadir huevos. Sin embargo, no hay que mezclar demasiado cuando se añade la harina, solo hasta que no se vea harina seca.
Si no sabes lo hecha que debería estar la carne, una un termómetro. No hagas caso de las recetas con tiempos exactos de cocina, raramente son correctos.
No pesáis los ingredientes y es importante hacerlo. Es fácil encontrar conversiones de volumen a masa y lo que horneéis sabrá mejor si lo usáis. Y será más consistente.
Intentáis glasear tartas que aún están calientes y es un desastre. Pensad, es normal que se derrita. La tarta debe estar a temperatura ambiente o fría si se quiere decorar de forma intrincada.
NO TEMÁIS AL MICROONDAS. Porque en los programas de la tele no salga, no significa que no lo usen. No muestran lo que sale mal, solo lo bueno.
Cuando metéis algo al horno, es tentador abrirlo para mirar cómo va. Haced esto lo menos posible, porque se escapa el aire caliente, bajando la temperatura. Y podéis invertir en un termómetro de horno para conocer su verdadera temperatura, ya que algunos no son muy meticulosos en ello.
Es importante tamizar los ingredientes secos. Es importante por ejemplo con el azúcar glas, para que se mezcle bien a la hora de hacer crema de mantequilla, por ejemplo.