25 Personas cuyo cerebro dejó de funcionar comparten lo más extraño y divertido que hicieron
A veces nuestra mente divaga de las formas más extrañas. Puede ocurrir cuando conducimos a casa sin darnos cuenta, cuando le echamos jugo en lugar de leche al café o cuando nos frustramos con una puerta que no abre porque es la del vecino.
Estos pequeños contratiempos se deben a un mecanismo cerebral conocido como piloto automático, que nos permite seguir realizando tareas sin ser conscientes de ellas. Es más, podemos llevar a cabo tareas de forma bastante razonable; y es una especie de superpoder que todos compartimos.
Sin embargo, otras veces, el piloto automático de nuestro cerebro nos lleva a terrenos más desconocidos. Hacemos cosas tan extrañas y divertidas que nos preguntamos cómo diablos han podido ocurrir. Sigan leyendo para conocer algunas de las historias más divertidas y extrañas de personas que han pasado por eso, compartidas en este hilo de Ask Reddit.
Además, asegúrense de seguir bajando para ver la entrevista de Bored Panda con el Dr. Gleb Tsipursky, autor de superventas y director ejecutivo de Disaster Avoidance Experts, que compartió algunas ideas interesantes sobre el piloto automático de nuestro cerebro.
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Cuidé a una yegua durante varios años.
A primera hora de la mañana, ponía el alimento y el agua en el campo, la sacaba y cerraba la valla tras ella.
Una mañana, mientras volvía a entrar a mi casa, oí un sonido extraño detrás de mí. El sonido de unas pezuñas sobre el linóleo.
Ella parecía tan sorprendida como yo por haberla traído hasta mi cocina. Por suerte, nunca se lo dijo a nadie, así que mi secreto sigue a salvo.
El Dr. Gleb Tsipursky, autor de varios libros de gran éxito, como Leading Hybrid and Remote Teams (Intentional Insights, 2021), The Blindspots Between Us: How to Overcome Unconscious Cognitive Bias and Build Better Relationships (New Harbinger, 2020), y muchos más, nos dijo que vivir en piloto automático es necesario la mayor parte del tiempo. "Porque, de lo contrario, nos agobiaríamos pensando en cada pequeña cosa que hacemos", añadió.
Pasé mucho tiempo cocinando la cena para luego tomar el plato y vaciarlo directamente en la basura. Estaba tan hambriento y cansado que me eché a llorar.
Recientemente había estado jugando mucho a un juego llamado Skyrim, y estaba caminando hacia la parada del autobús cuando vi un área con tréboles. Me acerqué y pensé: "Debería cosecharlos, me vendrían bien algunos ingredientes para pociones". Inmediatamente me di cuenta de lo que había pensado. ¿Qué pasó, cerebro? Estamos afuera.
Afortunadamente, podemos aprender sobre estos sesgos cognitivos y reentrenar nuestro cerebro para superarlos, afirma el Dr. Tsipursky. Según él, esto nos llevará a tener relaciones, carreras profesionales y hábitos y rutinas personales mucho mejores.
Fui conductor de un autobús urbano en la universidad. Mi ruta y mi trayecto a casa tenían una camino que se superponía en una parte. Una noche, al volver a casa del trabajo, terminé haciendo mi ruta del autobús en lugar de mi trayecto a casa y no me di cuenta hasta que acabé en la terminal de autobuses. Supongo que fue mejor que si hubiera conducido hasta mi complejo de apartamentos con el autobús.
"Reentrenar nuestro cerebro requiere, en primer lugar, que comprendamos los peligros de vivir en piloto automático: en otras palabras, aprender sobre cada uno de estos sesgos y cómo nos afectan. Después de conocer estos sesgos, podemos tomar medidas prácticas y proactivas para abordarlos en nuestra mente".
Además, "podemos volver a entrenar nuestro sistema de piloto automático para tomar mejores decisiones en el momento y superar esos peligrosos puntos ciegos mentales derivados de nuestro origen evolutivo", concluyó el Dr. Tsipursky.
Tenía una rata de mascota paseando conmigo mientras hacía unas tostadas. Limpié, puse la rata en la heladera y ¡no me di cuenta hasta que puse la mantequilla en la jaula!
Fui a recuperar a la rata y ella parecía decir: "¡Vete al diablo, la caja de comida es mía ahora!". Ya había ido por el jamón.
Estacioné en mi complejo, subí las escaleras, llegué hasta el departamento y mis llaves no abrían la puerta; entonces me di cuenta de que hacía siete años que no vivía allí.
Estuve en casa de mi prometido para cenar, tuve que salir temprano y tenía prisa. Besé a su padre al salir.
Estaba emprolijando mi rostro con una afeitadora eléctrica, cuando pensé que se me había pasado por alto un sitio. ¡Procedí a afeitarme la ceja!
Cuando conocí a los suegros de mi hermano por primera vez me preguntaron cómo me llamaba, les dije "Peter". Me llamo Tiffani.
Le puse dentífrico al cepillo de dientes y procedí a cepillarme el pelo con él en lugar de los dientes.
Les eché jugo de naranja en lugar de leche a mis cereales y metí el tazón de cereales en la heladera. Volví a la mesa sin nada preguntándome dónde diablos había puesto mi comida.
Accidentalmente, puse mi teléfono en la tostadora.
Lo descubrí cuando me di cuenta de que estaba tecleando en un trozo de pan.
Tomé las llaves, el teléfono, la billetera, etc. antes de ir al trabajo.
¿Por qué hay un control remoto en mi auto?
El "etc." incluía un control remoto.
Solía trabajar en un servicio de atención al cliente y respondía a mi teléfono personal con mi saludo del trabajo.
Solía trabajar en el aeropuerto cuando estaba en la universidad. Un día fui a comprar comida y, en vez de eso, acabé conduciendo 30 minutos hasta el aeropuerto.
Levanté la mano para expresar mi opinión en una conversación cuando no estaba en la escuela.
Intenté poner un chupete en la boca de mi madre en lugar de ponérselo al bebé que ella llevaba en brazos. Lo mejor de todo es que ella no había parado de regañarme hasta ese momento.
De vez en cuando camino dormido. Hace poco me levanté a las 2 de la madrugada y le di de comer al perro. Mi novia se despertó y dijo: "¿Qué? ¿Acabas de darle de comer al perro? ¿Qué hora es?".
Al parecer la miré a los ojos y le dije: "A todo el mundo le gusta un tentempié a medianoche".
Cuando era pequeño, tenía dos pájaros como mascotas. Un día, sostenía a uno con la mano derecha mientras jugaba con él. En algún momento tomé una paleta y la empecé a lamer. Al final terminé sosteniendo ambos al mismo tiempo. Adivinen qué lamí.