La noche que conocí a mi pareja, empezamos a charlar en la fiesta de cumpleaños de un amigo en común y no dejamos de hablar hasta las 6 de la mañana. Los dos supimos enseguida que había algo especial entre nosotros y, cinco años después, seguimos juntos. Por supuesto, la historia es mucho más complicada, pero a veces las cosas buenas brillan con tanta fuerza que es imposible negarlas.
Todos estamos acostumbrados a buscar red flags (comportamientos tóxicos) en las citas, y es fácil elaborar una larga lista de ellas. Pero, ¿qué pasa con lo bueno? Tal vez se dan cuenta de que ambos fueron al mismo concierto, él se sabe de memoria la receta de tu comida favorita o los dos tienen las mismas preferencias en la comida. Ding, ding, ding: ¡Señales buenas!
Espero que estén de ánimo para darles calor a sus corazones, Pandas, porque a continuación tenemos algunas de las historias de citas más dulces que internet ha escuchado jamás. Hace 2 semanas, el usuario de Reddit EmCWolf13 les pidió a otros usuarios que contaran algunas de las “actitudes buenas” que habían encontrado en citas, y que no los decepcionaron.
Así que no dejen de votar por las respuestas que crean que darían lugar a una excelente comedia romántica, y no duden en compartir sus historias personales de citas reconfortantes en los comentarios. Si quieren ver otro artículo de Panda Curioso sobre las señales buenas que hay que buscar en las relaciones nuevas, ¡no busquen más que aquí!
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Estoy divorciada, por muchas razones, pero todo se resume en que sufrí una lesión medular que me provocó una paraplejia, y mi marido de ese momento no pudo manejarlo.
En mi primera cita con el que ahora es mi novio desde hace más de 4 años, me trató como a una persona, no como a una chica discapacitada. Nunca salió el tema en la conversación y se comportó como si ni siquiera existiera. Era tan maravilloso que él (perdón por el cliché) no veía mi silla de ruedas. A día de hoy, nunca le ha dado importancia. Entiende las peculiaridades que conlleva, pero nunca parece molestarle. De hecho, se gastó una buena cantidad de dinero para poner una rampa en su casa para mí (él también está divorciado y los dos estamos un poco hartos del matrimonio). Pero, sin duda, es la persona que quiero elegir para siempre.
Además de las banderas verdes y rojas hoy también existe lo que algunos expertos llaman “banderas rosas”. Son aquellas señales que no hablan de personas tóxicas u horribles, pero que si nos demuestran una incompatibilidad que puede llegar a ser un problema más adelante. En este artículo pueden encontrar varios claros ejemplos de banderas rosas, por ejemplo un diferente lenguaje de amor o la falta de interés respecto a las pequeñas cosas, desde prestarle atención a qué deseas comer hasta cuántos mensajes de texto enviar por día.
Cuando hablamos de banderas verdes nos referimos a cosas que nos encantan de la otra persona, a aquellos detalles que nos enamoran. A pesar de todas nuestras ideas sobre qué nos atrae en una pareja, es imposible predecir el amor; pero aquí tienes una lista de las banderas verdes indispensables para toda pareja sana.
No era la primera cita, sino el momento en el que supe que me casaría con este hombre…
Fuimos a hacer las compras. Eran alrededor de las 9 de la noche, ambos habíamos cobrado. La joven que estaba en la fila para pagar tenía un bebé muy pequeño y estaba pagando con cupones WIC y una tarjeta EBT de vales de comida. El total de su compra era de unos 22 dólares y ella solo tenía 20 en la mano. Se la veía desanimada y devolvió lo único que probablemente había gastado de más: un chocolate y una bebida energética. Además de eso, solo llevaba comida para bebé, pañales, arroz, bananas, leche en polvo, toallitas, lo mínimo. Me di la vuelta para decirle a mi ahora marido que me diera mi billetera.
No hizo falta. Ya tenía su billetera en la mano, sacó un billete de 50 dólares, se lo dio y le dijo que se quedara con el cambio. Cambió la semana de la chica y cambió mi vida. Ese fue el momento en el que supe que él era para mí.
Llegó a mi puerta y mi cachorro se emocionó mucho al verla. Sin pensarlo dos veces, lo levantó y me preguntó a dónde íbamos de paseo los tres.
Eso fue hace 19 años. El cachorro ya no está, pero hemos estado juntos en todo momento.
Encontrar a la persona correcta no siempre significa que será sencillo, pero llevar a cabo ciertas actividades en conjunto ayuda. Por ejemplo, tomarse de la mano, comunicar abiertamente las necesidades de cada uno y si es necesario tener conversaciones difíciles, llevar un registro de las cosas buenas, dedicarse tiempo y, ante todo, saber disculparse y agradecer.
¿Qué les parecieron estas bellísimas historias, Pandas? ¿Reconocen algunas de estas señales en sus parejas? Nos encantaría escuchar sus historias, y los invitamos a votar por las que más les gustaron.
Le pregunté si quería ir a McDonalds y compartir unas papas fritas porque era todo lo que podía pagar en ese momento. Me dijo que sí, hablamos un buen rato y compartimos unas papas grandes. Ella quería estar conmigo, cualquier lugar hubiera estado bien… Sabía que si estaba dispuesta a salir conmigo sin dinero y con dificultades, también estaría dispuesta a construir una vida conmigo desde cero. Llevamos 35 años casados, con altibajos, hijos, enfermedad, riqueza y pobreza.
Me despidieron una semana antes de nuestra segunda cita, la llamé para cancelar porque estaba deprimido y me sentía inseguro sobre mi futuro. Me preguntó qué tipo de pizza me gustaría comer; 1 hora más tarde apareció en mi puerta con pizzas y cerveza para animarme. Ahora estamos casados hace 12 años. Te quiero, mi fontanera increíble.
En nuestra tercera cita vimos una película en su casa. Se acordó de que en nuestra primera cita pedí una bebida de Dr. Pepper con la comida y una galleta de chocolate de postre. Tenía una Dr. pepper para mí en el refrigerador y me hizo galletas de chocolate caseras. Las quemó, pero me casé con él dos años después.
La llevé a tomar un café. Terminamos quedándonos a comer y luego a cenar. Hablamos durante once horas. Llevamos doce años casados. Todavía podemos hablar durante horas.
Bailamos de casualidad en un club. Luego me tomó de la mano. Estuvimos casados 24 años antes de que ella falleciera de cáncer.
Mi actual marido, con el que estoy hace 20 años, canceló nuestra primera cita unos 30 minutos antes de vernos porque había una posibilidad muy pequeña de que pudiera pasar un par de horas con sus hijas esa noche (está divorciado y tiene 2 hijas).
De camino a mi casa, se detuvo en una tienda para comprar otro mando para la Wii para que mi compañero de casa pudiera jugar con nosotros al Super Mario 3D World en la Wii-u que traía.
Eso fue hace casi 8 años :).
Vio que un colibrí empezó a dar vueltas alrededor de unas flores en el patio del lugar donde estábamos cenando y tuvo que interrumpir la conversación para observar a ese pequeñito.
Dejó en claro que era una cita y que estaba interesado en mí, pero sin parecer espeluznante ni que me estuviera presionando para algo. Hablamos durante horas, pasamos del restaurante a caminar río arriba y río abajo hasta mi casa para tomar una cerveza, luego le ofrecí que se quedara a dormir, pero en un colchón en el suelo (yo vivía en un estudio sin sofá), no en mi cama, y no insistió en que pasara nada.
Las primeras semanas siempre fue dulce y respetuoso, pero dejó muy en claro que estaba interesado en tener una relación, sin idas y vueltas ni dudas. ¡Y ahora estamos casados!
Me llevó a una noche de stand up. Se reía a carcajadas de todos los chistes. Eran muy malos y para nada divertidos. Pensaba en no volver a salir con él porque, obviamente, tenía muy mal sentido del humor. Mientras caminábamos hacia el coche comentó lo poco gracioso que había sido el show, pero que quería mostrar apoyo por los humoristas así que se rió de todos los chistes. Ahora llevamos 12 años de casados.
Cuando mi novia y yo tuvimos nuestra primera cita, su madre le había dado 50 dólares (por si acaso yo la hacía pagar, supongo) y como pagué yo, hizo llorar al camarero al darle una propina de 50 dólares. Por lo visto el chico estaba teniendo un mal día.
A mi gato le caía bien, y eso que a mi gato no le cae bien nadie más que yo. Seguimos juntos casi una década después. Siempre confíen en los gatos.
Nos quedamos en un bar de vinos mucho más tiempo de lo previsto, y estábamos intentando correr a un restaurante para comer antes de que cerraran todo. Así que le ofrecí llevarla a caballito para correr más rápido debido a que ella estaba usando tacos. Se subió, extendió el brazo hacia delante y gritó: “¡En marcha!”.
En nuestra primera cita, quedamos para tomar unas cervezas en el parque. Desde el principio, todo fue muy natural. La conversación fluyó, nos reímos y parecía más una juntada con una vieja amiga que una primera cita. Cuando se hizo de noche, me llevó a su casa para que conociera a su gato (sin insinuaciones, esperamos unas cuantas citas para tener sexo y me encantan los gatos). A las dos semanas la llevé a una barbacoa familiar y a todos les cayó bien. Esa sensación de naturalidad nunca se fue. Y ahora su gato (nuestro gato) me está pidiendo la cena a los gritos.
En la primera cita, nos dirigimos a un lugar para hacer senderismo, que estaba a una hora en coche (ella condujo). Hablamos mucho, pero de vez en cuando no hablábamos y nos sentíamos muy tranquilos y nada incómodos estando juntos en silencio.
Me pidió permiso para darme un abrazo. En la segunda cita me pidió permiso para besarme. Llevamos casados 7 años.
La que ahora es mi mujer no me pidió permiso para besarme la primera vez, de hecho estaba un poco harta de que yo no tomara la iniciativa y lo hiciera primero...soy muy tímido
Se tiró un pedo, me miró fijamente a los ojos y me dijo “que desaparezca el estigma”.
Actualmente estamos comprometidos y llevamos 6 años juntos.
Nos divertimos mucho. Nos reímos todo el tiempo. Al final compró serpentinas y nos pusimos a jugar con eso en el estacionamiento como si fuéramos los únicos en el planeta.
En nuestra primera cita, nuestra conversación fue lo bastante natural como para que la camarera nos preguntara cuánto tiempo llevábamos casados. La respuesta: ahora hace 20 años.
Me preguntó si estaba bien que él revisara su teléfono mientras salía del trabajo para verse conmigo, porque todavía tenía cuestiones que atender. Le agradecí que valorara su tiempo conmigo, pero también que quisiera estar presente para su equipo de trabajo. Incluso ahora, dos años después, todavía me lo sigue preguntando.
Una cita de dos horas que parecieron cinco minutos. Al final hizo una apuesta tonta conmigo y dijo que, si perdía, volvería a salir conmigo. Y por supuesto que perdió a propósito.
Fueron como ocho señales buenas.