“Ese era el chiste”: 20 Personas que no comprendieron una broma obvia

Los estudios sugieren que el humor y la comprensión estimulan las mismas áreas del cerebro. Esto implica que ambos requieren un poco de esfuerzo de nuestra parte. Esto no nos sorprende, dado que el humor es una forma compleja de comunicación.

Este no solo se apoya en cuestiones lingüísticas, sino que también involucra otros componentes importantes, como la percepción y el contexto, entre otros. Cuando éramos niños, la familia se reunía y oíamos bromas entre adultos; no nos parecían muy divertidas, ¿verdad? Pero, ahora, hacemos chistes sobre política junto al tío Tom. Esto es así debido a que, al crecer, desarrollamos una mejor comprensión,  a partir de la experiencia y el conocimiento en ciertas áreas.

Otras investigaciones demostraron que, cuando algo se expresa con humor, ese mensaje se retiene mejor. Además, según estos mismos estudios, la comprensión que el cerebro hace del humor se correlaciona con el entendimiento del estado psicológico de las otras personas.

Esto, también conocido como “mentalización”, es una habilidad crucial para poder usar el humor como forma de comunicación o entretenimiento. Sólo cuando comprendemos a los demás es cuando podemos empezar a entender lo que puede resultarles gracioso.

Un análisis detallado del humor y la mentalización demostró que las bromas son mejores cuando están dentro de cierto marco de intencionalidad. Los diferentes niveles de intencionalidad forman parte del proceso de mentalización y dan cuenta de qué tan bien la audiencia comprenderá la comedia. La persona que cuenta un chiste debe llegar a un nivel alto para ser gracioso, pero lo suficientemente bajo como para que sea comprensible. Esto remarca otro factor relacionado con la comprensión de bromas: conocer a tu audiencia.

Otra de las razones por las que a algunas personas les resulta difícil comprender las bromas que ven en línea puede estar relacionada a la naturaleza misma de las redes. Cuando alguien nos hace un chiste en persona, podemos inferir si habla en serio o no a partir del tono de su voz o de su lenguaje corporal. Ahora bien, si recibimos un mensaje sarcástico por mensaje de texto o si vemos un meme en la web cuyo significado no es completamente obvio, a muchas personas podría costarles descifrarlo debido a que no pueden ver cómo se expresa el otro.

También, entra en juego cuánto tiempo pasamos en las redes: si alguien no pasa mucho tiempo en sitios como Twitter o Instagram y se encuentra con chistes que suelen ser publicados allí, es muy probable que no lo entienda, simplemente porque no los conocía antes. Puede que ello lleve a malentendidos como los que hemos visto en esta lista. En estas situaciones es cuando la experiencia y los hábitos de la gente son cruciales para la comprensión de bromas, dado que estas características influyen mucho en los tipos de audiencias con las que tendrán que lidiar los comediantes de internet.

Hacer o escuchar bromas incluso puede mejorar nuestra salud, según lo han indicado ciertas investigaciones. Parece que, cuando nos reímos, en nuestro cuerpo se disminuyen los niveles de la hormona del estrés, llamada cortisol, y también los de la adrenalina. Además, los niveles de hormonas que causan la felicidad, como la dopamina, la endorfina y la serotonina, aumentan. Esto permite que las personas puedan atravesar con menor dificultad momentos donde el dolor corporal o mental es muy grande e, incluso, mejorar psicológica y físicamente a largo plazo. Estos beneficios hacen que muchos expertos recomienden tratamientos como la risoterapia para las personas que sufren problemas de ansiedad o de estrés.