32 Tesoros tan extraños que sólo se podían encontrar en tiendas de segunda mano

Aunque la abundancia de moda rápida es en parte culpable del descenso de la calidad en las tiendas de segunda mano, el crecimiento explosivo del mercado de la ropa de reventa en la última década -especialmente en los últimos cinco años- también ha desempeñado un papel importante.

Se espera que el valor del mercado mundial de ropa de segunda mano alcance los 350.000 millones de dólares en 2027, según un informe de 2023 de ThredUp, un mercado online de ropa usada.

Parte de la razón por la que comprar ropa usada es más popular que nunca, es la Generación Z.

En el pasado, los Millennials tendían a apreciar la uniformidad y, con ella, los productos nuevos. Piensa en Abercrombie & Fitch en su apogeo original alrededor de la década de 2000.

Sin embargo, la Generación Z está más centrada en la individualidad y en encontrar prendas que sean diferentes de lo que todo el mundo lleva.

La generación Z también ha adoptado la segunda mano como una forma de ayudar al medio ambiente. El informe de ThredUp muestra que la sostenibilidad se encuentra entre las cinco principales motivaciones de la Generación Z a la hora de adquirir ropa.

Cuando los compradores de segunda mano sienten que están salvando algo de acabar en un vertedero, comprar ropa usada ya no se ve como algo inferior a comprar ropa nueva.

Algunas prendas de moda rápida son tan baratas que los compradores no se molestan en devolver las que no les quedan bien. Como resultado, montones de prendas de moda rápida se tiran a los contenedores de donaciones con sus etiquetas originales aún pegadas.

Los precios en las tiendas de segunda mano también han subido, en parte porque algunas personas están revendiendo sus «gangas de segunda mano» a un precio superior en plataformas como Poshmark y Depop.

En las redes sociales se ha tachado a estos vendedores de «estafadores» y se les ha comparado con caseros que suben los alquileres y obligan a la gente a abandonar viviendas asequibles. Incluso se podría decir que es «la gentrificación de las tiendas de segunda mano».