La gente adquiere diferentes conocimientos dependiendo de su edad. Comienzas a darte cuenta de que el sol todavía está allí cuando llega la noche aunque no puedas verlo, y la luna también, así que ya no te sorprende verla durante el día.
Aprendes estas cosas al experimentarlas, al leer sobre ellas o al hablar sobre el tema con otra persona pero, a veces, algunos tópicos no surgen en las conversaciones y acabas por no enterarte algo que resulta obvio para todo el mundo. Nunca es tarde para aprender, pero es inevitable sentirse avergonzado cuando eres el último en enterarte de algo.
El usuario de Reddit PralineStriking quería que la gente recordara ese tipo de momentos embarazosos y preguntó cuáles eran aquellas cosas que aprendieron “demasiado tarde”, y el hilo recibió más de 18 mil respuestas. Hemos recopilado algunas de las mejores y nos gustaría saber si han encontrado entre ellas algo que ustedes también han experimentado. Si no, pueden compartir en los comentarios sus propias anécdotas sobre aquellas cosas que creen que deberían haber sabido antes pero de las que no se enteraron hasta que fueron mayores.
Más información: Reddit
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Que necesitaba gafas. A los 21, mis amigos me insistían con que probablemente fuera disléxica porque no paraba de confundirme algunas palabras (estaba en segundo año de la universidad). Hasta ese entonces, leía mirando la forma de las palabras y tratando de adivinarlas por contexto. Pasé años leyendo así y hasta sobreviví a mi primer año de la universidad hasta que me enteré de que mi graduación era de +1,50. El optometrista me dijo que era increíble que no me hubiera dado cuenta antes. Cuando me puse las gafas por primera vez, sentí que veía todo en Ultra HD 4K. Al fin puedo distinguir cada letra de forma individual.
Que los narvales son reales. Pensé que eran bonitas criaturas mitológicas hasta que vi que mi amiga tenía un prendedor con forma de narval y le pregunté si formaba parte de la línea de animales mitológicos de la empresa. Ella me preguntó si realmente pensaba que eran animales mitológicos como los unicornios, me reí y le respondí que por supuesto que lo eran.
Tenía 35 años.
Que cuanto más hagas en el trabajo, más cosas te darán para hacer. Podría haberme evitado muchísimo estrés cuando era joven.
Creía que a todo el mundo le picaba la lengua después de comer bananas. Tengo casi 40 años y acabo de descubrir que soy alérgico a ellas.
Que si llevas un sujetador blanco, este puede verse de todas formas si usas una camiseta blanca, pero si llevas uno de color nude, no se notará. Tenía 40 años cuando me enteré de esto por una compañera de trabajo.
No fue hasta que tomé leche deslactosada a los 21 años y no tuve que pasarme una hora sentado en el inodoro que me di cuenta de que era intolerante a la lactosa. Pensé que era normal tener que ir constantemente al baño después de tomar leche.
Que se puede tirar el papel higiénico usado en el inodoro. Mis padres siempre nos enseñaron a tirar el papel en un cesto por miedo a que se atascara el inodoro. No fue hasta que fui a la universidad que me enteré de que mis padres estaban acostumbrados a hacerlo porque las tuberías que tenían en su país natal de Centroamérica eran terribles.
Que las mujeres pegan las compresas sobre la ropa interior y no se las ponen sobre la piel como si fueran un apósito.
Que nuestras vecinas eran lesbianas y no “mejores amigas” como pensaba. Ambas eran personas encantadoras. No me di cuenta hasta que entré a la universidad.
Que los caballitos de mar no son del mismo tamaño que los pingüinos y que, en realidad, son muy pequeñitos. ¡Malditos dibujos animados!
Que las vacas son hembras y los toros son machos de la misma especie. Siempre creí que eran dos especies distintas.
Tenía 20 años cuando me enteré de que las lámparas de sal realmente estaban hechas de sal.
Siempre pensé que era plástico moldeado en forma de roca.
Creía que las mujeres quedaban embarazadas en un momento aleatorio de sus vidas hasta que en el primer año del secundario una amiga me dijo que para quedar embarazada primero tienes que tener relaciones sexuales.
Que el banco no guarda mi dinero en una caja específica a mi nombre cuando hago un depósito en mi cuenta.
Que los recipientes en los que te envían la comida china pueden desdoblarse y utilizarse como platos.
Que el fluido menstrual en realidad no es azul. Las publicidades de compresas y tampones me engañaron.
Tenía 16 años cuando me enteré de que tienes que escupir la pasta dental luego de cepillarte los dientes, así que siempre pensé que había que tragársela y eso era lo que hacía. No sé cómo no acabé intoxicado por el flúor.
Hasta los 15 años creí que si me tragaba una semilla y luego tomaba agua, me iba a crecer una planta en el estómago.